CAMINOS
DEL DESTINO
CAPITULO
18
Dos
historias
Al día
siguiente después de su turno Candy acompaño a Albert a cenar con los padres de
Sara, el rubio llego puntualmente por la joven quien lucía hermosa con un
vestido de seda azul cielo, con delicados bordados en la parte inferior en
color blanco, al llegar a la majestuosa mansión Candy no pudo evitar su asombro
-
¿Que
pasa Candy?- pregunta al ver la sorpresa de la rubia
-
Es solo
que es muy lujosa – dijo abriendo los
ojos
-
Si
tienen un gusto muy fino – dijo el rubio
-
Bueno
que le puede sorprender al Sr. Andley – sonrió mirándolo
-
Me
sorprendes tu – dice mirándola a los
ojos
-
Gracias
– le toma la mano - ¿estás nervioso?
-
No
mucho – dice tranquilizándola
Entran por un amplio
portón de herrería, que los condujo por un camino lleno de plantas y flores
hacia los lados, dando vuelta en U donde
el camino continua para otro portón que da hacia la calle nuevamente, el rubio
estaciona su coche frente a la propiedad, al llegar a la puerta están parados
sobre un piso blanco de mármol y una imponente puerta de dos alas con hermosas
figuras talladas en caoba, el ama de llaves los saluda amablemente – Sr. Albert
Andley y Srita Candy, pasen – les indica – síganme en un momento les aviso a los señores – los llevo através de un amplio recibidor, de igual
forma el piso era tan blanco en mármol, hermosas pinturas adornaban las
paredes, al centro una mesa con un gran florero sobre una alfombra decorada con
algún tipo de figura, entraron en una sala en tonos azul verde, adornada con
sillones estilo inglés en color hueso, al centro una chimenea con fino acabado
en grafito y encima una pintura de la Sra. Y Sr. Curtis, la rubia no dejaba de
ver a su alrededor, el fino gusto de la familia la había dejado sin palabras,
sin embargo Albert permanecía sereno en espera. Un momento después se escucharon pasos y
voces por el recibidor, aparecen por la puerta el Sr. Y la Sra. Curtis, detrás
Frank y Sara con una amplia sonrisa tratando de ocultar su nerviosismo.
-
Padre
te presento a Albert , a Candy ya la conoces – sonríe emocionada Sara
La Sra.
Curtis palideció un poco al mirar a Frank saludando a Albert eran tan parecidos
y más aun viendo a Candy quien evidentemente tenía un parecido a una persona de
su gran aprecio, de igual manera el Sr. Curtis también noto algo en ambos
jóvenes aun mas en Albert pero trato de ocultar su sorpresa.
-
Es un
placer conocerlo Sr. Andley, Sara nos ha hablado muy bien sobre usted – dijo finalmente
-
El
placer es mío – dijo Albert – Sra.
Curtis a sus pies – saludo cortésmente
el caballero
-
Candy
que gusto verte fuera del trabajo – dijo el Sr. Curtis amablemente
-
Buenas
tardes Sr. Curtis, Sra. Es un gusto conocerla – se dirigió a la elegante dama
-
Bien pues
tomen asiento, les traeremos algo de beber – dijo la Sra. Curtis dirigiéndose a la cocina –
querido me acompañas para escoger el
vino – le dijo a su esposo
-
Claro,
con permiso – se retiro el caballero
Todos en la sala se
relajaron un poco al quedarse solos, Frank se veía realmente contento de ver a
Candy en su casa y Sara simplemente estaba hecha un manojo de nervios, Albert
la tranquilizaba el rubio lucia completamente sereno y despreocupado – Nada te pone nervioso - pregunta Sara admirada
-
No
hasta ahora, tranquila Sara no hay nada de que inquietarse
Al
llegar a la cocina el Sr. Curtis supo que algo le pasaba a su esposa – Que sucede,
¿porque me hiciste venir? – pregunta con curiosidad
-
Es que
solo yo he notado el parecido de Albert con Frank, son demasiado parecidos y
además Candy la joven no me habías contado el parecido que tiene con la madre
de Victoria, podría decir que son la misma persona
-
Sé por
dónde vas, pero no tiene nada que ver que ellos se parezcan así hay personas
parecidas y eso es todo, y por Candy pues si se parece pero tampoco podemos
asegurar nada.
-
Fred,
de pronto sentí angustia y miedo no quiero perder a Frank él es mi hijo por
encima de cualquier cosa lo entiendes – dijo enfáticamente
-
Si
querida no tengas miedo estamos en América demasiado lejos – la toma por los hombros – y otra cosa no vayas a poner una carta a
Victoria contándole sobre Candy sabes muy bien que ella está muy vulnerable y
tal vez sufra mas, me entiendes
-
Si está
bien, pero no puedo evitar sentir esto dentro – dice con sus ojos llenos de angustia
-
Lo
entiendo nada pasara, ahora vayamos y cenemos tranquilamente está bien
La dama
asiente y ambos se conducen a la sala donde los esperaban para pasar a cenar –
Bien pasemos a cenar – dice la Sra. Curtis – todos pasan al majestuoso comedor estilo inglés
Chippendale para 10 personas en color caoba oscuro con delicadas figuras
talladas en los costados de la mesa ovalada, y sillas tapizadas en finísima
pliana en color hueso, la mesa estaba elegantemente puesta siguiendo todas las
normas de etiqueta, todos tomaron asiento y degustaron un delicioso Salmon a la
parrilla con salsa de Aseto Balsamico, acompañado de Sauvignon Saint Bris, como
postre disfrutaron de un delicioso Crumble de manzana, al terminar pasaron a la
sala, la Sra. Curtis tenía mucha curiosidad por conocer a ambos jóvenes
-
Y como es que decidió adoptar a Candy, Albert
– pregunto con mucha curiosidad
-
Bueno
yo conozco a Candy desde que tenía 6 años,
me admiro la manera en que desde pequeña se enfrento sola a la vida,
pero mis sobrinos terminaron pidiéndome que la adoptara ya que eran testigos de
muchas injusticias que se cometían con ella, aunque yo ya tenía decidido
adoptarla fue como una luz verde para agilizar los trámites – sonrió mirando a la rubia
-
¿Entonces
nunca conociste a tus papas Candy? – pregunto la dama
-
No
nunca – contesto – me abandonaron cerca
del Orfanato donde creci
-
Pero
¿cómo puedes asegurar que te abandonaron? – continuo con el
interrogatorio
-
Madre –
dice Frank mirándola fijamente – no incomodes a Candy
-
Ho no
hay problema – contesta Candy sonriendo
– no tengo inconveniente en contestar,
Sra. Curtis nunca me había puesto a pensar en si ellos me abandonaron, tal vez
porque siempre estuve rodeada de gente que me ha demostrado su cariño.
-
Disculpa
Candy – dijo avergonzada – pero es que me han hablado tanto de ti que de
pronto me pico la curiosidad por conocerte mas
-
Bueno
siento sacarlas tan abruptamente del tema – dijo el rubio – pero estamos aquí por otro motivo – dijo mirando a Sara, quien al escucharlo se quedo
inmóvil – Sr. y Sra. Curtis, quiero
pedirles su consentimiento para cotejar a Sara, con motivos serios de
matrimonio – dijo entornando sus ojos a
la joven
-
Caray
Sr. Andley – dijo un tanto nervioso el
Sr. Curtis – si que va directo al grano
y no se anda con rodeos
-
No es
mi estilo – contesto firmemente – debo decirle que desde que la conocí me pareció la
más hermosa dama que jamás haya visto
Todos
estaban serios Sara sentía sus dedos más fríos que el hielo y su corazón en la
boca, Candy miraba con admiración la serenidad del rubio y Frank lanzaba
miradas furtivas a la rubia sin ocultar sus sentimientos, pero la joven evadía
sus miradas en un evidente sonrojo.
-
Sr.
Andley, esta dama es mi mayor tesoro – dice dirigiéndose a Sara – solo le puedo pedir que la haga tan feliz como ella
se merece, no me queda más que dar mi consentimiento y mi bendición – dijo conmovido
-
Papa –
Sara le toma la mano – Gracias te amo
-
Gracias
Sr. Curtis, y no se preocupe viviré para procurar su felicidad – agrego el rubio
-
Sr.
Andley – dijo la Sra. Curtis – solo espero que se tomen el tiempo suficiente para
dar el siguiente paso
-
Claro
no se preocupe- dijo tranquilizadoramente- aun hay muchas cosas por vivir antes
de dar ese paso- sonrió
-
Pues
felicidades – dijo Candy muy alegre –
les deseo todo lo mejor – abrazo a Sara luego a Albert, de igual manera Frank
los felicito.
-
Esto
amerita un brindis – dijo el Sr. Curtis
– Paula tráenos una botella de Champage y copas por
favor
-
En
seguida Señor – la mujer salió disparada
a la cocina, un momento después todos alzaban las copas por la felicidad de los
jóvenes, todo era risas y alegría en la mansión de los Curtis.
-
Sr.
Andley, Sara me dijo que desde muy joven tomo los negocios de la familia, y por
lo que he sabido de usted es todo un conocedor en el mundo de las inversiones.
-
Dígame
Albert por favor – sonríe – si hace
algunos años que tome la directiva, creo tener conocimientos suficientes y ojo
clínico para localizar una buena inversión
-
Ojo clínico
– sonríe – y también me conto que
realiza actividades altruistas en Chicago eso habla muy bien de usted, se
sensibiliza por las personas menos afortunadas
-
Hago lo
que puedo, no me gustan las injusticias y si puedo aportar un poco lo hago con
gusto – concluye el rubio
Al ver
a los caballeros entrados en el tema Sara se pone de pie dirigiéndose a Candy –
que te parece si vamos a caminar al
jardín mientras ellos platican
-
No no
hija – dice su madre y le da una mirada
fulminante a su esposo – es mejor que tu
y Albert vayan deben tener mucho que platicar
Frank
sonríe al ver la posibilidad de estar un momento con Candy pero su madre lo
vuelve de sus fantasías – Candy ven
conmigo te mostrare mi colección de muñecas de porcelana – sonríe y la atrae con ella, ambas mujeres entran en
una habitación, asi la Sra. Curtis tenía la posibilidad de saber más sobre la
rubia.
Frank y
su padre decidieron por su parte ir a jugar una partida de ajedrez en vista
que todos estaban ocupados en sus
propios asuntos.
-
Hijo vayamos
a jugar una partida de ajedrez – le invita su padre
-
Claro
vamos – ambos caminaron con sus copas
hacia el estudio, mientras las damas se introducían en una de las habitaciones.
Al
entrar la rubia no oculto su asombro al ver las vitrinas llenas de muñecas de
todo tipo y forma – Ho , es impresionante – dice la rubia
-
¿No son
hermosas Candy? – dice orgullosa de su
colección
-
Si
muchísimo ¿cuántas son? – pregunto sorprendida
-
Son 119
algunas heredadas de mi madre y abuela, otras compradas en diferentes lugares
-
Wow –
exclama - son muchísimas y este lugar es muy bonito, un
cuarto de costura – dice mirando
alrededor
-
Mira
ven – dijo la dama sacando una de la
vitrina – esta la trajo mi marido de
Holanda, no es hermosa su ropa
Candy
la toma en sus manos – es bellísima –
luego le da unos golpes en la cara con
su puño con mucha curiosidad cerciorándose que es de porcelana
-
Si
Candy – dice la Sra Curtis – si se cae se rompe
-
Ho esta
es hermosa – señalo hacia otra – una Gueicha – dijo admirada, luego su mirada se vio empañada
-
¿Qué
pasa? – pregunto la dama – de pronto
te quedaste seria
-
Nada ,
solo recordé algo – le devuelve la
muñeca
-
Toma
una te la obsequio con mucho cariño – dice al verla tan vulnerable
-
Ho no,
no podría usted las debe querer muchísimo
-
Yo
deseo dártela – dice firmemente – y no quiero que me hagas un desaire
-
Claro
que no pero es que … - las mira a todas
– lo que pasa es que solo tuve una sola
muñeca en mi vida
-
Pero
¿Cómo? – pregunta incrédula la Sra.
Curtis - ¿jamás te regalaron alguna?
-
No en
el orfanato no había mucho dinero para regalos , aun así éramos muy felices –
agrego
-
Lo
siento, toma la que gustes – dice levantando la mano hacia la vitrina
La
rubia miro una con traje Escocés como el del Príncipe de la Colina – esta –
dice señalándola
Buena
elección – la saca – Escocia – exclama con gusto
-
Y tu prímer
muñeca, ¿quién te la regalo Candy? – pregunta con curiosidad
-
Bueno esa muñeca la tenia conmigo cuando me
encontraron – indico
-
Entonces
tal vez tu madre la hizo para ti – dijo intentando indagar mas
-
Tal vez
no sabría – dice un poco pensativa
-
No has
pensado que tal vez tus papas no te abandonaron sino que tal vez te arrancaron
de su lado
-
La
verdad nunca había pensado en nada sobre ellos – dijo confundida – inclusive llegue a agradecer el que me hayan abandonado
ya que conocí gente que me ha cuidado a lo largo de mi vida, pero hace algunos
años sentí la necesidad de tener una madre, sentir sus brazos y calor en mi-
dijo rodando una lagrima por su mejilla
-
Candy –
dijo conmovida – se que apenas nos conocemos, pero cuenta conmigo
en cualquier cosa que necesites
-
Gracias
Sra. Curtis – dijo sonriendo
-
Ven –
la invito a sentarse - ¿te gusta la
costura? – pregunto tomando un bastidor
con hermosas flores a medio terminar
-
No soy
buena con eso – dijo apenada – además no tengo mucho de donde aprender
-
Es
fácil ¿quieres aprender?
La
joven asintió emocionada, tras unas sencillas instrucciones la Sra. Curtis le
tendió otro bastidor – no debes dar
puntadas muy grandes porque se perderá el detalle de la flor, mira así – le indico
-
Si se
ve fácil – la joven comenzó a mover la
aguja de arriba abajo y con soltura consiguió dar forma a las figuras en la
manta
-
Vas
bien – le dice al ver su avance – lo puedes terminar en tu cuarto – dice sonriendo
-
Gracias
– dice entusiasmada la rubia
Finalmente
ambas mujeres salen de la habitación hacia la sala, Albert y Sara se
encontraban de vuelta charlando, en el estudio la partida de ajedrez no
terminaba pero la interrumpieron para despedir a Candy y Albert.
-
Fue un
placer Albert, Candy – dice el Sr.
Curtis – esta es su casa vuelvan cuantas
veces deseen.
-
Gracias
el placer fue nuestro – contesta el
rubio – Sra Curtis es usted una
excelente anfitriona todo estuvo a la perfección
-
Gracias
Albert, espero verlo pronto por aquí
Tras
despedirse ambos subieron en el coche y se retiraron del lugar, dentro la Sara
y Frank se retiraron a descansar, quedando en la sala de estar el Sr. Y la Sra.
Curtis.
-
Y bien,
¿ya te sientes más tranquila? – pregunto inquieto
-
Si
mucho mas, Albert es un buen hombre, además como dices es solo una coincidencia
que se parezcan, lo que no me suena a coincidencia es Candy – dijo pensativa
-
Oh por
favor sigues con eso, no quisiera que incomodes a Candy con preguntas – dice algo molesto
-
Querido
no la incomode – dijo un poco
avergonzada
-
¿Cómo?
, ya la interrogaste Carolina – dice incrédulo
La dama
siente su molestia en su voz – tenía que
saber sobre ella no me iba a quedar con dudas y debes saber que ella me conto
muchas cosas se abrió conmigo de manera natural nunca se sintió incomoda – dijo
rápidamente
-
Bien –
dice resignado - ¿entonces qué piensas?
– pregunta
-
Que
ella es no puede haber dudas, es huérfana nunca conoció a sus padres, y… sabes -
dice al recordar algo – cuando la encontraron llevaba una muñeca de trapo con
el nombre de Candy bordado, esa debe ser una pista, pero no sé como preguntar a
Victoria sin hacer que se ilusione.
-
No
querida no le preguntes, sabes se me ocurre que Laila debe saber esa
información, lamentablemente se fue a Chica…go – dice al razonar sus palabras – por Dios - pasa su
mano por el cabello
-
Fred,
Candy es de Chicago – dice emocionada –
y Laila tenía pistas de la hija del
Conde que la llevaron a Chicago, tal vez , oh de pensarlo quisiera volar y
traer a Candy y a Victoria
-
Se lo
mucho que estimas a Victoria, y el gran aprecio por la familia Rosell pero es
mejor que esta información se la demos personalmente a Laila, no veo otra
manera entiendes.
-
Si está
bien no dejo de emocionarme – sonríe
-
Ahora
ya es tarde vayamos a dormir
Ambos
subieron a sus habitaciones, los Sres. Curtis no tenían idea de lo que ambos
jóvenes venían a traer a sus tranquilas vidas sin embargo pasaría un poco más
de tiempo para que aquello saliera a la luz aun faltaba un poco más de tiempo.
Un coche viajaba por las calles de Nueva York, una joven rubia miraba
emocionada a su acompañante, se sentía contenta por él , no había otra cosa que
ella deseara más que verlo feliz y más que nada enamorado
-
Y bien
¿cómo te sientes ahora? – le pregunta
sonriendo
-
Mucho más
tranquilo, tu sabes que me gusta que las cosas se hagan como deben con la
formalidad que ameriten
-
Me
siento muy contenta por ti y por Sara se merecen ser muy felices
-
Gracias
– en ese momento se estaciona frente al
Hospital - y tu ¿como estas? – pregunta
-
Bien a
qué viene tu pregunta – dice con
curiosidad mientras tenia abrazada a su pecho la muñeca que le regalo la Sra.
Curtis
-
Es que te siento diferente algo te pasa – dice
frunciendo el ceño
-
Descuida
no me pasa nada, tal vez es solo que he estado lejos de la familia todo este
tiempo y los extraño – apretó mas la
muñeca
-
Pues me
da gusto ver como conquistas el corazón de las personas – dijo mirando la muñeca – siempre habrá gente a tu alrededor que te quiere no lo
dudes
-
Claro
que si Albert, ahora es tarde tengo que descansar
-
Claro
mañana comemos juntos que te parece
-
Si aquí
te espero – le sonríe
Albert
la acompaña hasta las habitaciones del hospital y se despide cariñosamente, la
rubia entra en su cuarto dejando el bastidor en una mesita y llevando consigo
la muñeca, se sentó en su cama pensando en la plática que había tenido con la
Sra. Curtis, sus palabras resonaban en su cabeza << como puedes saber que
te abandonaron>> << quizá te arrancaron de su lado >> cerraba
sus ojos sintiendo en su alma una inmensa necesidad de ese calor que solo los
padres pueden dar a sus hijos, se tumbo en la cama dejando a un lado la muñeca
y pensaba para si “ como no voy a querer tener papas” “ Sara es muy afortunada
al tener a sus padres y su hermano con ella”, se sentía triste y un poco sola
aunque sabía que había mucha gente que la quería, necesitaba sentir lo que era
tener una familia, poco a poco el sueño la venció.
Candy
caminaba por un bosque oscuro y bajo sus pies la densa hierba le dificultaba el
paso, trataba de correr tras la dama delante de ella – Ven hija vamos – le decía la mujer, llevaba un vestido largo que
asomaba por debajo de la blanca capa que llevaba sobre sus hombros y un cabello
largo suelto y rubio, su rostro no podía mirarlo – espera mama – gritaba ella con fuerza, levantaba la vista para
encontrarla – aquí estoy mama mírame
aquí estoy – seguía gritando
desesperadamente, después un hombre todo vestido de negro con una larga capa y
sobre un caballo negro apareció de la nada le dio alcance a la rubia tomándola
por la cintura y llevándola consigo sobre el caballo- mama ayúdame- gritaba –
hija hija devuélvanme a mi hija por favor – la dama gritaba y lloraba, Candy miraba como
aquella visión se iba desvaneciendo conforme se alejaban extendiendo sus manos
pero se perdió a lo lejos dejando en su pecho un dolor que le partía el alma.
Repentinamente Candy
despertó exaltada, su corazón estaba demasiado acelerado y estaba sudando y
temblando a la vez, miro a su alrededor para percatarse que todo había sido un
sueño, sentía ganas de llorar no podía controlar lo que le estaba sucediendo,
involuntariamente las lagrimas comenzaron a fluir por sus mejillas, no
comprendía el significado de su sueño necesitaba desahogar el sentimiento que
la invadía, sirvió un poco de agua para tratar de tranquilizarse y volvió a
recostarse intentando en vano conciliar el sueño abrazada a su muñeca.
Por la mañana Candy aun
se sentía extraña, algo dentro de ella había sido tocado y durante los
siguientes días pensaba más en la posibilidad de que sus padres podrían estar
en alguna parte del mundo, contemplo la posibilidad de iniciar una búsqueda
pero al analizar sus limitaciones termino desistiendo de la idea, no contaba
con indicios que la llevaran a alguna parte así que aparto de su cabeza toda
idea relacionada con el tema.
La semana paso
rápidamente, ese día de martes Albert regresaba de comer con Candy y Sara en el
Hospital cuando topo con el inglés en el pasillo
-
Albert
que gusto ¿ aun andas por aquí? – dice con sorpresa
-
Si,
quise quedarme hasta que se fuera Candy a Francia – contesto tranquilamente
Terry
sintió una angustia al escuchar al rubio – A Francia – repitió
-
Si ¿no
sabías que se marchan en unos días? – pregunto
-
Si –
contesto con su mirada ensombrecida –
pero es que han pasado tantas cosas en
tan poco tiempo que lo olvide
-
Entiendo
– el rubio entendía perfectamente a su
amigo – el jueves se embarcan – agrego
-
Pasado
mañana – exclamo – es demasiado pronto,
Albert – dice tratando de pedir su ayuda - ¿no puedes persuadirla para que no
vaya?
-
Terry –
dice encogiéndose de hombros – ya la conoces ella lo decidió y no cambiara de
opinión
-
Pero es
una locura ir a ese lugar – dice desesperado
-
Terry
escucha por lo que se de buena fuente la Guerra está por terminar, además ella
sabe cuidarse si algo llegara a pasar sabe bien a donde ir – dijo tratando de
tranquilizarlo
-
¿Cómo
puedes saber eso?- pregunta
-
Lo sé
tengo mis contactos, con el avance de los ejércitos aliados los alemanes están
negociando, y con la entrada de Estados Unidos y Grecia como aliados la derrota
de los alemanes es inevitable.
-
Está
bien te creo, pero mientras que la Guerra termina que va a pasar – dijo angustiado
-
Ellos
van a curar heridos, ya recibieron entrenamiento para refugiarse en caso de ser
atacados, debes de confiar en que saben lo que hacen
-
No , no
puedo confiar – dijo desesperado – hasta
no verla de regreso y en una pieza estaré
tranquilo
-
Terry
yo no puedo hacer nada, solo confiar en la información que me dan mis contactos
y tener Fe en que todo estará bien
-
¡Fe! –
exclamo – creo que es una palabra nueva
para mi
-
Pues
ponla en práctica – Albert le da una
palmada – me tengo que ir, tengo asuntos
que arreglar
-
Está
bien, nos vemos y disculpa por mis arrebatos
-
Te
entiendo, nos vemos entonces
El
rubio salió perdiéndose entre la gente, Terry por su parte fue en busca de
Candy espero en un lugar oculto entre los jardines, sabía bien que la rubia
salía a descansar por las tardes, al verla venir y percatándose de que estaba
sola decidió salir a su encuentro
-
¡Terry!
– exclama sorprendida con su corazón
acelerado
-
¡Candy!
Perdón por la manera de presentarme – dijo mirándola con ojos penetrantes
-
¿Que
haces aquí? – pregunto con curiosidad
-
Supe
que te irás el jueves a Francia
-
Así es –
respondió resignada
-
Quisiera
verte mañana cuando termine tu turno – la miro con ojos suplicantes
-
No es
lo más correcto Terry tu y yo ya habíamos quedado en … - el inglés la interrumpe
-
Por
favor – le dijo tomándole la mano –
quiero despedirme, no quiero que te
vuelvas a marchar dejando un vacio de nuevo en mi corazón
Candy
sintió una punzada en el pecho con las palabras de Terry – Bien, mañana nos veremos – dice tímidamente
-
Gracias
– dijo emocionado – estaré aquí a las 5
-
Está bien
– dijo en un hilo de voz – tengo que regresar – dice la rubia
-
Hasta
entonces – deposita un tierno beso en su
mano, luego se retira
Candy volvió de nuevo a sus labores, durante la tarde pensaba constantemente en su
cita con el inglés, estaba emocionada y nerviosa, creía que después de la
fuerte discusión que habían tenido ya no iban a volver a verse, sin embargo
ella también deseaba platicar como lo
solían hacer antes, al término de su turno Frank la abordo dándole las últimas
indicaciones para el viaje a Francia y también informarle sobre la Gripe
Española.
-
¿Que
sucede Frank? – pregunto la rubia al
notar al doctor algo preocupado
-
Es mejor hablar en otro lugar – ambos caminaron hasta el consultorio de su padre
-
Y bien
¿de que se trata? – pregunto preocupada
-
Hay un
brote de influenza en Kansas en Camp Fuston, en tan solo una semana se han
infectado más de 2000 soldados, a ese paso habrá miles de enfermos en todo el
territorio y lo que es peor es que en Europa las cosas están peor - explico visiblemente
preocupado
-
Ho por
Dios – dijo bastante preocupada - ¿pero no hay alguna manera de evitar el contagio?, y
¿por que es tan mortal?, es una gripe- dijo tratando de entender
-
No es
una gripe común, su nivel de contagio es del 50% y después de 2 días de la
enfermedad el paciente presenta un cuadro de neumonía que termina destrozando
los pulmones y matándolos, la única manera de evitarlo es usar mascarillas
quirúrgicas, evitar el contacto con personas que tosan o estornuden
-
Pero
debe haber medicamentos, algún tratamiento para curar a los pacientes
-
Al
parecer en Chicago el Dr. Frank Wieland ha estado usando la medicina
Homeopatica y con resultados bastante favorables, sin embargo – se encoge de hombros – mi padre no está de acuerdo
-
Pero es
que hay que probar nada se pierde, es necesario tomar otras medidas si los
medicamentos que se usan no surten efectos – dice angustiada
-
Lo sé
y…. aunque vaya en contra de mi padre puse una carta al Dr. Wieland espero
recibirla antes de irnos, en Ohio también el Dr. T.A. McCann ha usado esta
medicina también con buenos resultados – dijo algo mas aliviado
-
Ojala
toda esta pesadilla pase, ¿puedo decirle a Albert?, quiero proteger a mis seres
queridos – pregunto la rubia
-
Claro
que sí, lo malo de todo esto que nos vamos en unos días, Candy – la miro con angustia – si no quieres ir a Francia está bien, no es
necesario allá las cosas están peor y necesito que lo sepas no quiero que vayas
y veas una realidad distinta a la que imaginas
-
Claro
que estoy segura, solo necesito avisar a mi familia y amigos para que se
prevengan.
-
Bien
solo te pido que también te cuides, las medidas se están implementando ya en el
hospital, y cualquier síntoma que sientas por mínimo que sea no lo ignores
confío en eso
-
Si –
contesta secamente
-
Todo
estará bien – le dice tratando de tranquilizarla
-
Claro-
sonríe forzadamente
Candy
puso cartas para sus seres queridos advirtiendo sobre esta enfermedad,
necesitaba asegurarse de que se previnieran y en caso de contagio seguir las
indicaciones que ella les daba para recuperarse, ese era un asunto que la preocupaba nunca
hubiera imaginado que esta enfermedad viniera como depredador a terminar con la
vida de tanta gente inocente e indefensa y lo peor que no hubiera un
medicamento para prevenirla, lo único que le quedaba era tener fe en que
ninguno de sus seres queridos se contagiaran, guardo las cartas para
entregárselas a Albert, luego de terminar de empacar algunas cosas en su maleta
se dispuso a descansar con la esperanza de que las cosas fueran mejor al dia
siguiente.
Al día
siguiente Frank se vio bastante ocupado en algunas reuniones por lo que pidió a
Candy revisar algunos de sus pacientes ya que él iba a estar ocupado la mayor
parte del día y necesitaba que alguien de su confianza se hiciera cargo, le tendió
los expedientes y al irlos revisando vio el de Susana un escalofrío helado le
recorrió el cuerpo sentía nervios no había visto a Susana desde la operación y
no sabía que reacción podría llegar a tener cuando la viera, sin embargo se
armo de valor y se dirigió a la habitación, entre abrió la puerta y miro que
estaba dormida así que aprovecho el momento para entrar y revisar a la joven,
coloco cuidadosamente su bitácora sobre una mesita y luego tomo la presión de
Susana, sin embargo ella solo tenía los ojos cerrados y al sentir el contacto
de Candy abrió los ojos, la miro con grandes ojos como si estuviera frente a un
fantasma, por su parte la rubia también se quedo paralizada por un momento no
sabía que decir o que hacer, Susana continuaba mirándola sin parpadear, de
pronto el silencio se rompió
-
¡Candy!
- exclamo sorprendida - ¿qué es lo que haces aquí?
-
Como lo
ves revisándote – contesto con suficiencia
-
¿Trabajas
aquí? - pregunto titubeante
-
Si,
pero es temporal – la mira fijamente
Susana
la miraba perpleja y escudriñándola de arriba abajo - Terry…
-
Si,
Susana – la interrumpe antes que termine
la frase – lo sabe
-
El no
me había comentado nada – dice confundida
-
No hay
nada que decir, hice una promesa y la he cumplido – responde secamente
-
Dices
que estas temporalmente ¿qué significa eso? - indaga
-
Lo que
oyes, me marcho mañana así que no te preocupes por mi presencia – dice enfáticamente
-
No es
que me preocupe – dice más tranquila –
me sorprendí de verte, de pronto no
entendí algunas cosas
-
El Dr.
Curtis tuvo algunas reuniones y me pidió el favor de cubrir algunos de sus
pacientes – dice la rubia
-
Candy –
dice sintiendo una necesidad de sanar su
conciencia – yo nunca quise esto para
ustedes
-
No
entiendo ¿de que hablas? – dice confundida - ¿Quiénes son ustedes?
-
Tu y
Terry – dice con miedo – jamás imagine que mis acciones se volverían en mi
contra
-
¿En tu
contra? – dice tratando de entender –
pero si estas con Terry y por lo que se
ha estado al pendiente de ti todo este tiempo
-
Pero ha
sido peor que estar sin el – dice dolida
– físicamente está conmigo pero su
corazón y sus pensamientos siempre han estado contigo – dijo en un sollozo
-
Susana
– exclamo con un nudo en la garganta,
respiro hondo – no te llenes la cabeza
de tonterías, después de todo lo que ha hecho por ti no deberías de dudar
-
No Candy,
todo este tiempo me he engañado a mí misma, creyendo que con tenerlo a mi lado
iba un día llegar a quererme, fui tan egoísta pero ya no – dijo con la voz quebrada – ya he madurado y entendí que de nada sirve
tenerlo a mi lado cuando a quien ama es a….
Candy
la interrumpe – Basta no sigas por favor
basta – Candy estaba también llorando –
no te das cuenta que esto es demasiado
doloroso – Candy seguía llorando
-
Por eso
mismo Candy – dijo desesperada –
necesito pedirte perdón por las
estupideces que hice en el pasado, por haberlos separado y por habértelo
quitado
En ese
momento la puerta se abrió de golpe, el inglés estaba en el umbral perplejo
escuchando a Susana – Basta Susana,
nunca te he pertenecido como para que digas que me quitaste del lado de Candy –
dijo molesto
Candy
echo un paso para atrás asustada por aquella escena – Por favor esto es
demasiado incomodo, además Susana no puede alterarse – dijo suplicante a Terry
-
No
Candy – dice Susana – debo de pedir perdón a ambos se que nunca te tuve
Terry lo sé y lo entiendo, y ahora que los veo juntos no puedo evitar sentirme
avergonzada por no haber hecho lo correcto en ese momento, fui muy egoísta
pensé solo en mi
-
Susana
por favor basta – dice Candy desesperada
– no sigan así, las cosas han cambiado
desde entonces todo aquello ya es parte
del pasado, yo solo vine a revisarte he terminado y me tengo que retirar – dijo
tomando su bitácora
-
Candy –
dice Terry deteniéndola de un brazo, la
mira a los ojos y ella corresponde avergonzada a su mirada, luego mira a Susana
y se zafa del inglés caminando hacia la puerta y cerrándola tras – Dios mío que paso – pensó , camino por los pasillos
y continuo su trabajo tratando de olvidar el incidente
-
Susana
no debiste decir todo eso – dice Terry
confundido – como escuchaste ha pasado
ya mucho tiempo para que revivir aquello
-
Necesitaba
decírselo – dijo volteando hacia la
ventana – y también necesito hablar
contigo seriamente
-
No en
este momento, ni en este lugar – dice a
regañadientes – hablaremos cuando te den
de alta
-
Está
bien – asintió resignada – el viernes me
dan de alta no es así
-
Si –
contesto secamente – me quedare hasta
que llegue tu mama
-
Bien,
dormiré un poco – la joven cerro sus
ojos e ignoro la presencia del inglés tratando de descansar y pensar en su
futuro.
En
recepción Frank recibía gratamente una carta del Dr. Wieland y también en el
consultorio de su padre lo esperaba su amigo John a quien había pedido como
favor que viniera para explicarle detalladamente sobre la Gripe Española, al
entrar lo saluda con un fuerte abraza
-
Que
gusto verte de nuevo – le dice sonriente
al verlo
-
Ya te
extrañaba hermano – corresponde – no podía
negarme a venir – agrega
-
Bien
aquí tengo la contestación del Dr. Weiland – araña la carta y la saca del interior, le da un
vistazo rápido ante la mirada impaciente de su amigo
-
Y bien
¿qué sucede? – pregunta
-
Aquí me
manda una lista de medicamentos y las indicaciones para prescribirlas así como
la formula, creo que podremos con esto aunque no duerma el resto de la noche
esto tiene que quedar ahora mismo – dice mirando las hojas
-
Está
bien te apoyo, pero ¿tu padre ya lo sabe? – pregunta con curiosidad
Lo mira
angustiado – me ha reñido esta mañana
nuevamente, solo le pediré que lo intente que nada perdemos – mira - le tiende las hojas - Gelsemium, Oscillococinum y
Belladona serian los principales
-
Bien
pondré manos a la obra ahorita mismo – le dice decidido – y como están Sara y Candy – pregunta distrayéndose del tema
-
Muy
bien Sara contenta, Albert ha venido y hablado con mis papas, los ha convencido
y Candy – suspira – sigue igual de
encantadora que siempre- sonríe
-
Me
alegro, lo de Albert ya lo sabía, Paty me lo conto – sonríe
El
rubio abre mucho los ojos sorprendido - ¿Has visitado a Paty? - pregunta
-
He… si
voy a revisar a los niños una vez a la semana y pues la veo y platicamos,
además – agrega – Albert me ha pedido
que la opere de los ojos así que he tenido bastante contacto con ellos
Frank
sonríe alegremente sacudiendo su cabeza – me alegro mucho por ti, sinceramente, y ¿qué va a
pasar? – pregunta intrigado
-
Ho no
Frank no vayas por ese camino – dice algo avergonzado
-
Por
Dios no eres un niño además Paty es una chica muy bella admítelo al menos
Entre
cierra los ojos resignado ante la insistencia de su amigo – si me gusta y mucho pero quiero ir despacio jamás
he tenido algo tan serio lo sabes así que no especules demasiado ni le des
tantas vueltas
El
rubio sonríe divertido – está bien eso
quiere decir fin de la discusión
Ambos
se quedan un momento más estudiando las formulas que les envió el Dr. Wieland
les mando y preparando todo para que comenzar a administrar los medicamentos a
los pacientes con la esperanza que los resultados sean favorables y ayudar a
evitar más muertes.
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