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Bienvenidos a esta ventana en donde quiero mostrar algunas cosas que elaboramos, esperando puedan servir un poco en algunos de sus proyectos, y compartir ideas, consejos y experiencias, espero lo disfruten.







miércoles, 4 de mayo de 2016

CAMINOS DEL DESTINO CAPITULO 18


CAMINOS DEL DESTINO

CAPITULO 18


       Dos historias

 

Al día siguiente después de su turno Candy acompaño a Albert a cenar con los padres de Sara, el rubio llego puntualmente por la joven quien lucía hermosa con un vestido de seda azul cielo, con delicados bordados en la parte inferior en color blanco, al llegar a la majestuosa mansión Candy no pudo evitar su asombro

 

-          ¿Que pasa Candy?- pregunta al ver la sorpresa de la rubia

-          Es solo que es muy lujosa – dijo  abriendo los ojos

-          Si tienen un gusto muy fino – dijo  el rubio

-          Bueno que le puede sorprender al Sr. Andley – sonrió  mirándolo

-          Me sorprendes tu – dice  mirándola a los ojos

-          Gracias – le  toma la mano - ¿estás nervioso?

-          No mucho – dice  tranquilizándola

Entran por un amplio portón de herrería, que los condujo por un camino lleno de plantas y flores hacia los lados,  dando vuelta en U donde el camino continua para otro portón que da hacia la calle nuevamente, el rubio estaciona su coche frente a la propiedad, al llegar a la puerta están parados sobre un piso blanco de mármol y una imponente puerta de dos alas con hermosas figuras talladas en caoba, el ama de llaves los saluda amablemente – Sr. Albert Andley y Srita Candy, pasen – les   indica – síganme  en un momento les aviso a los señores – los  llevo através de un amplio recibidor, de igual forma el piso era tan blanco en mármol, hermosas pinturas adornaban las paredes, al centro una mesa con un gran florero sobre una alfombra decorada con algún tipo de figura, entraron en una sala en tonos azul verde, adornada con sillones estilo inglés en color hueso, al centro una chimenea con fino acabado en grafito y encima una pintura de la Sra. Y Sr. Curtis, la rubia no dejaba de ver a su alrededor, el fino gusto de la familia la había dejado sin palabras, sin embargo Albert permanecía sereno en espera.     Un momento después se escucharon pasos y voces por el recibidor, aparecen por la puerta el Sr. Y la Sra. Curtis, detrás Frank y Sara con una amplia sonrisa tratando de ocultar su nerviosismo.

-          Padre te presento a Albert , a Candy ya la conoces – sonríe  emocionada Sara

La Sra. Curtis palideció un poco al mirar a Frank saludando a Albert eran tan parecidos y más aun viendo a Candy quien evidentemente tenía un parecido a una persona de su gran aprecio, de igual manera el Sr. Curtis también noto algo en ambos jóvenes aun mas en Albert pero trato de ocultar su sorpresa.

 

-          Es un placer conocerlo Sr. Andley, Sara nos ha hablado muy bien sobre usted – dijo  finalmente

-          El placer es mío – dijo  Albert – Sra. Curtis a sus pies – saludo  cortésmente el caballero

-          Candy que gusto verte fuera del trabajo – dijo  el Sr. Curtis amablemente

-          Buenas tardes Sr. Curtis, Sra. Es un gusto conocerla – se dirigió a la elegante dama

-          Bien pues tomen asiento, les traeremos algo de beber – dijo  la Sra. Curtis dirigiéndose a la cocina – querido  me acompañas para escoger el vino – le dijo a su esposo

-          Claro, con permiso – se  retiro el caballero

Todos en la sala se relajaron un poco al quedarse solos, Frank se veía realmente contento de ver a Candy en su casa y Sara simplemente estaba hecha un manojo de nervios, Albert la tranquilizaba el rubio lucia completamente sereno y despreocupado – Nada  te pone nervioso -  pregunta  Sara admirada

-          No hasta ahora, tranquila Sara no hay nada de que inquietarse

Al llegar a la cocina el Sr. Curtis supo que algo le pasaba a su esposa – Que  sucede,  ¿porque me hiciste venir? – pregunta  con curiosidad

-          Es que solo yo he notado el parecido de Albert con Frank, son demasiado parecidos y además Candy la joven no me habías contado el parecido que tiene con la madre de Victoria, podría decir que son la misma persona

-          Sé por dónde vas, pero no tiene nada que ver que ellos se parezcan así hay personas parecidas y eso es todo, y por Candy pues si se parece pero tampoco podemos asegurar nada.

-          Fred, de pronto sentí angustia y miedo no quiero perder a Frank él es mi hijo por encima de cualquier cosa lo entiendes – dijo  enfáticamente

-          Si querida no tengas miedo estamos en América demasiado lejos – la  toma por los hombros – y  otra cosa no vayas a poner una carta a Victoria contándole sobre Candy sabes muy bien que ella está muy vulnerable y tal vez sufra mas, me entiendes

-          Si está bien, pero no puedo evitar sentir esto dentro – dice  con sus ojos llenos de angustia

-          Lo entiendo nada pasara, ahora vayamos y cenemos tranquilamente está bien

La dama asiente y ambos se conducen a la sala donde los esperaban para pasar a cenar – Bien  pasemos a cenar – dice  la Sra. Curtis – todos  pasan al majestuoso comedor  estilo inglés  Chippendale para 10 personas en color caoba oscuro con delicadas figuras talladas en los costados de la mesa ovalada, y sillas tapizadas en finísima pliana en color hueso, la mesa estaba elegantemente puesta siguiendo todas las normas de etiqueta, todos tomaron asiento y degustaron un delicioso Salmon a la parrilla con salsa de Aseto Balsamico, acompañado de Sauvignon Saint Bris, como postre disfrutaron de un delicioso Crumble de manzana, al terminar pasaron a la sala, la Sra. Curtis tenía mucha curiosidad por conocer a ambos jóvenes

 

-           Y como es que decidió adoptar a Candy, Albert – pregunto  con mucha curiosidad

-          Bueno yo conozco a Candy desde que tenía 6 años,  me admiro la manera en que desde pequeña se enfrento sola a la vida, pero mis sobrinos terminaron pidiéndome que la adoptara ya que eran testigos de muchas injusticias que se cometían con ella, aunque yo ya tenía decidido adoptarla fue como una luz verde para agilizar los trámites – sonrió  mirando a la rubia

-          ¿Entonces nunca conociste a tus papas Candy? – pregunto  la dama

-          No nunca – contesto  – me abandonaron cerca del Orfanato donde creci

-          Pero ¿cómo puedes asegurar que te abandonaron? – continuo   con el interrogatorio

-          Madre – dice  Frank mirándola fijamente – no  incomodes a Candy

-          Ho no hay problema – contesta  Candy sonriendo – no  tengo inconveniente en contestar, Sra. Curtis nunca me había puesto a pensar en si ellos me abandonaron, tal vez porque siempre estuve rodeada de gente que me ha demostrado su cariño.

-          Disculpa Candy – dijo  avergonzada – pero  es que me han hablado tanto de ti que de pronto me pico la curiosidad por conocerte mas

-          Bueno siento sacarlas tan abruptamente del tema – dijo  el rubio – pero  estamos aquí por otro motivo – dijo  mirando a Sara, quien al escucharlo se quedo inmóvil – Sr.  y Sra. Curtis, quiero pedirles su consentimiento para cotejar a Sara, con motivos serios de matrimonio – dijo  entornando sus ojos a la joven

-          Caray Sr. Andley – dijo  un tanto nervioso el Sr. Curtis – si  que va directo al grano y no se anda con rodeos

-          No es mi estilo – contesto  firmemente – debo  decirle que desde que la conocí me pareció la más hermosa dama que jamás haya visto

Todos estaban serios Sara sentía sus dedos más fríos que el hielo y su corazón en la boca, Candy miraba con admiración la serenidad del rubio y Frank lanzaba miradas furtivas a la rubia sin ocultar sus sentimientos, pero la joven evadía sus miradas en un evidente sonrojo.

-          Sr. Andley, esta dama es mi mayor tesoro – dice   dirigiéndose a Sara – solo  le puedo pedir que la haga tan feliz como ella se merece, no me queda más que dar mi consentimiento y mi bendición – dijo  conmovido

-          Papa – Sara  le toma la mano – Gracias  te amo

-          Gracias Sr. Curtis, y no se preocupe viviré para procurar su felicidad – agrego  el rubio

-          Sr. Andley – dijo  la Sra. Curtis – solo  espero que se tomen el tiempo suficiente para dar el siguiente paso

-          Claro no se preocupe- dijo tranquilizadoramente- aun hay muchas cosas por vivir antes de dar ese paso- sonrió

-          Pues felicidades – dijo  Candy muy alegre – les  deseo todo lo mejor – abrazo  a Sara luego a Albert, de igual manera Frank los felicito.

-          Esto amerita un brindis – dijo  el Sr. Curtis – Paula   tráenos una botella de Champage y copas por favor

-          En seguida Señor – la  mujer salió disparada a la cocina, un momento después todos alzaban las copas por la felicidad de los jóvenes, todo era risas y alegría en la mansión de los Curtis.

-          Sr. Andley, Sara me dijo que desde muy joven tomo los negocios de la familia, y por lo que he sabido de usted es todo un conocedor en el mundo de las inversiones.

-          Dígame Albert por favor – sonríe – si  hace algunos años que tome la directiva, creo tener conocimientos suficientes y ojo clínico para localizar una buena inversión

-          Ojo clínico – sonríe – y  también me conto que realiza actividades altruistas en Chicago eso habla muy bien de usted, se sensibiliza por las personas menos afortunadas

-          Hago lo que puedo, no me gustan las injusticias y si puedo aportar un poco lo hago con gusto – concluye  el rubio

Al ver a los caballeros entrados en el tema Sara se pone de pie dirigiéndose a Candy – que  te parece si vamos a caminar al jardín mientras ellos platican

-          No no hija – dice  su madre y le da una mirada fulminante a su esposo – es  mejor que tu y Albert vayan deben tener mucho que platicar

Frank sonríe al ver la posibilidad de estar un momento con Candy pero su madre lo vuelve de sus fantasías – Candy  ven conmigo te mostrare mi colección de muñecas de porcelana – sonríe  y la atrae con ella, ambas mujeres entran en una habitación, asi la Sra. Curtis tenía la posibilidad de saber más sobre la rubia.

Frank y su padre decidieron por su parte ir a jugar una partida de ajedrez en vista que  todos estaban ocupados en sus propios asuntos.

-          Hijo vayamos a jugar una partida de ajedrez – le invita su padre

-          Claro vamos – ambos  caminaron con sus copas hacia el estudio, mientras las damas se introducían en una de las habitaciones.

Al entrar la rubia no oculto su asombro al ver las vitrinas llenas de muñecas de todo tipo y forma – Ho , es impresionante – dice  la rubia

-          ¿No son hermosas Candy? – dice  orgullosa de su colección

-          Si muchísimo ¿cuántas son? – pregunto  sorprendida

-          Son 119 algunas heredadas de mi madre y abuela, otras compradas en diferentes lugares

-          Wow – exclama  -  son   muchísimas y este lugar es muy bonito, un cuarto de costura – dice  mirando alrededor

-          Mira ven – dijo  la dama sacando una de la vitrina – esta  la trajo mi marido de Holanda, no es hermosa su ropa

Candy la toma en sus manos – es  bellísima – luego  le da unos golpes en la cara con su puño con mucha curiosidad cerciorándose que es de porcelana

-          Si Candy – dice  la Sra Curtis – si  se cae se rompe

-          Ho esta es hermosa – señalo  hacia otra – una  Gueicha – dijo  admirada, luego su mirada se vio empañada

-          ¿Qué pasa? – pregunto  la dama – de  pronto  te quedaste seria

-          Nada , solo recordé algo – le  devuelve la muñeca

-          Toma una te la obsequio con mucho cariño – dice  al verla tan vulnerable

-          Ho no, no podría usted las debe querer muchísimo

-          Yo deseo dártela – dice  firmemente – y  no quiero que me hagas un desaire

-          Claro que no pero es que … - las  mira a todas – lo  que pasa es que solo tuve una sola muñeca en mi vida

-          Pero ¿Cómo? – pregunta  incrédula la Sra. Curtis - ¿jamás  te regalaron alguna?

-          No en el orfanato no había mucho dinero para regalos , aun así éramos muy felices – agrego

-          Lo siento, toma la que gustes – dice  levantando la mano hacia la vitrina

La rubia miro una con traje Escocés como el del Príncipe de la Colina – esta – dice  señalándola

Buena elección – la  saca – Escocia – exclama  con gusto

-          Y tu prímer muñeca, ¿quién te la regalo Candy? – pregunta  con curiosidad

-           Bueno esa muñeca la tenia conmigo cuando me encontraron – indico

-          Entonces tal vez tu madre la hizo para ti – dijo  intentando indagar mas

-          Tal vez no sabría – dice  un poco pensativa

-          No has pensado que tal vez tus papas no te abandonaron sino que tal vez te arrancaron de su lado

-          La verdad nunca había pensado en nada sobre ellos – dijo  confundida – inclusive  llegue a agradecer el que me hayan abandonado ya que conocí gente que me ha cuidado a lo largo de mi vida, pero hace algunos años sentí la necesidad de tener una madre, sentir sus brazos y calor en mi- dijo rodando una lagrima por su mejilla

-          Candy – dijo  conmovida – se  que apenas nos conocemos, pero cuenta conmigo en cualquier cosa que necesites

-          Gracias Sra. Curtis – dijo  sonriendo

-          Ven – la  invito a sentarse - ¿te gusta la costura? – pregunto  tomando un bastidor con hermosas flores a medio terminar

-          No soy buena con eso – dijo  apenada – además  no tengo mucho de donde aprender

-          Es fácil ¿quieres aprender?

La joven asintió emocionada, tras unas sencillas instrucciones la Sra. Curtis le tendió otro bastidor – no  debes dar puntadas muy grandes porque se perderá el detalle de la flor, mira así – le  indico

-          Si se ve fácil – la  joven comenzó a mover la aguja de arriba abajo y con soltura consiguió dar forma a las figuras en la manta

-          Vas bien – le  dice al ver su avance – lo  puedes terminar en tu cuarto – dice  sonriendo

-          Gracias – dice  entusiasmada la rubia

Finalmente ambas mujeres salen de la habitación hacia la sala, Albert y Sara se encontraban de vuelta charlando, en el estudio la partida de ajedrez no terminaba pero la interrumpieron para despedir a Candy y Albert.

-          Fue un placer Albert, Candy – dice  el Sr. Curtis – esta  es su casa vuelvan cuantas veces deseen.

-          Gracias el placer fue nuestro – contesta  el rubio – Sra  Curtis es usted una excelente anfitriona todo estuvo a la perfección

-          Gracias Albert, espero verlo pronto por aquí

Tras despedirse ambos subieron en el coche y se retiraron del lugar, dentro la Sara y Frank se retiraron a descansar, quedando en la sala de estar el Sr. Y la Sra. Curtis.

-          Y bien, ¿ya te sientes más tranquila? – pregunto  inquieto

-          Si mucho mas, Albert es un buen hombre, además como dices es solo una coincidencia que se parezcan, lo que no me suena a coincidencia es Candy – dijo  pensativa

-          Oh por favor sigues con eso, no quisiera que incomodes a Candy con preguntas – dice  algo molesto

-          Querido no la incomode – dijo  un poco avergonzada

-          ¿Cómo? , ya la interrogaste Carolina – dice  incrédulo

La dama siente su molestia en su voz – tenía  que saber sobre ella no me iba a quedar con dudas y debes saber que ella me conto muchas cosas se abrió conmigo de manera natural nunca se sintió incomoda – dijo  rápidamente

-          Bien – dice  resignado - ¿entonces qué piensas? – pregunta

-          Que ella es no puede haber dudas, es huérfana nunca conoció a sus padres, y… sabes -  dice  al recordar algo – cuando  la encontraron llevaba una muñeca de trapo con el nombre de Candy bordado, esa debe ser una pista, pero no sé como preguntar a Victoria sin hacer que se ilusione.

-          No querida no le preguntes, sabes se me ocurre que Laila debe saber esa información, lamentablemente se fue a Chica…go – dice  al razonar sus palabras – por  Dios -  pasa  su mano por el cabello

-          Fred, Candy es de Chicago – dice  emocionada – y  Laila tenía pistas de la hija del Conde que la llevaron a Chicago, tal vez , oh de pensarlo quisiera volar y traer a Candy y a Victoria

-          Se lo mucho que estimas a Victoria, y el gran aprecio por la familia Rosell pero es mejor que esta información se la demos personalmente a Laila, no veo otra manera entiendes.

-          Si está bien no dejo de emocionarme – sonríe

-          Ahora ya es tarde vayamos a dormir

Ambos subieron a sus habitaciones, los Sres. Curtis no tenían idea de lo que ambos jóvenes venían a traer a sus tranquilas vidas sin embargo pasaría un poco más de tiempo para que aquello saliera a la luz aun faltaba un poco más de tiempo.

 

Un coche viajaba por las calles de Nueva York, una joven rubia miraba emocionada a su acompañante, se sentía contenta por él , no había otra cosa que ella deseara más que verlo feliz y más que nada enamorado

-          Y bien ¿cómo te sientes ahora? – le  pregunta sonriendo

-          Mucho más tranquilo, tu sabes que me gusta que las cosas se hagan como deben con la formalidad que ameriten

-          Me siento muy contenta por ti y por Sara se merecen ser muy felices

-          Gracias – en  ese momento se estaciona frente al Hospital -  y  tu ¿como estas? – pregunta

-          Bien a qué viene tu pregunta – dice  con curiosidad mientras tenia abrazada a su pecho la muñeca que le regalo la Sra. Curtis

-           Es que te siento diferente algo te pasa – dice  frunciendo el ceño

-          Descuida no me pasa nada, tal vez es solo que he estado lejos de la familia todo este tiempo y los extraño – apretó  mas la muñeca

-          Pues me da gusto ver como conquistas el corazón de las personas – dijo  mirando la muñeca – siempre  habrá gente a tu alrededor que te quiere no lo dudes

-          Claro que si Albert, ahora es tarde tengo que descansar

-          Claro mañana comemos juntos que te parece

-          Si aquí te espero – le  sonríe

 

Albert la acompaña hasta las habitaciones del hospital y se despide cariñosamente, la rubia entra en su cuarto dejando el bastidor en una mesita y llevando consigo la muñeca, se sentó en su cama pensando en la plática que había tenido con la Sra. Curtis, sus palabras resonaban en su cabeza << como puedes saber que te abandonaron>> << quizá te arrancaron de su lado >> cerraba sus ojos sintiendo en su alma una inmensa necesidad de ese calor que solo los padres pueden dar a sus hijos, se tumbo en la cama dejando a un lado la muñeca y pensaba para si “ como no voy a querer tener papas” “ Sara es muy afortunada al tener a sus padres y su hermano con ella”, se sentía triste y un poco sola aunque sabía que había mucha gente que la quería, necesitaba sentir lo que era tener una familia, poco a poco el sueño la venció.
 

 

Candy caminaba por un bosque oscuro y bajo sus pies la densa hierba le dificultaba el paso, trataba de correr tras la dama delante de ella – Ven  hija vamos – le  decía la mujer, llevaba un vestido largo que asomaba por debajo de la blanca capa que llevaba sobre sus hombros y un cabello largo suelto y rubio, su rostro no podía mirarlo – espera  mama – gritaba  ella con fuerza, levantaba la vista para encontrarla – aquí  estoy mama mírame aquí estoy – seguía  gritando desesperadamente, después un hombre todo vestido de negro con una larga capa y sobre un caballo negro apareció de la nada le dio alcance a la rubia tomándola por la cintura y llevándola consigo sobre el caballo- mama ayúdame- gritaba – hija hija devuélvanme a mi hija por favor – la  dama gritaba y lloraba, Candy miraba como aquella visión se iba desvaneciendo conforme se alejaban extendiendo sus manos pero se perdió a lo lejos dejando en su pecho un dolor que le partía el alma.

 

 

 

Repentinamente Candy despertó exaltada, su corazón estaba demasiado acelerado y estaba sudando y temblando a la vez, miro a su alrededor para percatarse que todo había sido un sueño, sentía ganas de llorar no podía controlar lo que le estaba sucediendo, involuntariamente las lagrimas comenzaron a fluir por sus mejillas, no comprendía el significado de su sueño necesitaba desahogar el sentimiento que la invadía, sirvió un poco de agua para tratar de tranquilizarse y volvió a recostarse intentando en vano conciliar el sueño abrazada a su muñeca.

Por la mañana Candy aun se sentía extraña, algo dentro de ella había sido tocado y durante los siguientes días pensaba más en la posibilidad de que sus padres podrían estar en alguna parte del mundo, contemplo la posibilidad de iniciar una búsqueda pero al analizar sus limitaciones termino desistiendo de la idea, no contaba con indicios que la llevaran a alguna parte así que aparto de su cabeza toda idea relacionada con el tema.

La semana paso rápidamente, ese día de martes Albert regresaba de comer con Candy y Sara en el Hospital cuando topo con el inglés en el pasillo

-          Albert que gusto ¿ aun andas por aquí? – dice  con sorpresa

-          Si, quise quedarme hasta que se fuera Candy a Francia – contesto  tranquilamente

Terry sintió una angustia al escuchar al rubio – A Francia – repitió  

-          Si ¿no sabías que se marchan en unos días? – pregunto

-          Si – contesto  con su mirada ensombrecida – pero  es que han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que lo olvide

-          Entiendo – el  rubio entendía perfectamente a su amigo – el  jueves se embarcan – agrego

-          Pasado mañana – exclamo – es  demasiado pronto, Albert – dice tratando de pedir su ayuda - ¿no puedes persuadirla para que no vaya?

-          Terry – dice  encogiéndose de hombros – ya  la conoces ella lo decidió y no cambiara de opinión

-          Pero es una locura ir a ese lugar – dice desesperado

-          Terry escucha por lo que se de buena fuente la Guerra está por terminar, además ella sabe cuidarse si algo llegara a pasar sabe bien a donde ir – dijo tratando de tranquilizarlo

-          ¿Cómo puedes saber eso?- pregunta

-          Lo sé tengo mis contactos, con el avance de los ejércitos aliados los alemanes están negociando, y con la entrada de Estados Unidos y Grecia como aliados la derrota de los alemanes es inevitable.

-          Está bien te creo, pero mientras que la Guerra termina que va a pasar – dijo  angustiado

-          Ellos van a curar heridos, ya recibieron entrenamiento para refugiarse en caso de ser atacados, debes de confiar en que saben lo que hacen

-          No , no puedo confiar – dijo  desesperado – hasta  no verla de regreso y en una pieza estaré tranquilo

-          Terry yo no puedo hacer nada, solo confiar en la información que me dan mis contactos y tener Fe en que todo estará bien

-          ¡Fe! – exclamo – creo  que es una palabra nueva para mi

-          Pues ponla en práctica – Albert  le da una palmada – me  tengo que ir, tengo asuntos que arreglar

-          Está bien, nos vemos y disculpa por mis arrebatos

-          Te entiendo, nos vemos entonces

 

El rubio salió perdiéndose entre la gente, Terry por su parte fue en busca de Candy espero en un lugar oculto entre los jardines, sabía bien que la rubia salía a descansar por las tardes, al verla venir y percatándose de que estaba sola decidió salir a su encuentro

-          ¡Terry! – exclama  sorprendida con su corazón acelerado

-          ¡Candy! Perdón por la manera de presentarme – dijo  mirándola con ojos penetrantes

-          ¿Que haces aquí? – pregunto  con curiosidad

-          Supe que te irás el jueves a Francia

-          Así es – respondió  resignada

-          Quisiera verte mañana cuando termine tu turno – la  miro con ojos suplicantes

-          No es lo más correcto Terry tu y yo ya habíamos quedado en … - el  inglés la interrumpe

-          Por favor – le  dijo tomándole la mano – quiero  despedirme, no quiero que te vuelvas a marchar dejando un vacio de nuevo en mi corazón

Candy sintió una punzada en el pecho con las palabras de Terry – Bien,  mañana nos veremos – dice  tímidamente

-          Gracias – dijo  emocionado – estaré  aquí a las 5

-          Está bien – dijo  en un hilo de voz – tengo  que regresar – dice  la rubia

-          Hasta entonces – deposita  un tierno beso en su mano, luego se retira

 

Candy  volvió de nuevo a sus labores,  durante la tarde pensaba constantemente en su cita con el inglés, estaba emocionada y nerviosa, creía que después de la fuerte discusión que habían tenido ya no iban a volver a verse, sin embargo ella también deseaba  platicar como lo solían hacer antes, al término de su turno Frank la abordo dándole las últimas indicaciones para el viaje a Francia y también informarle sobre la Gripe Española.

-          ¿Que sucede Frank? – pregunto  la rubia al notar al doctor algo preocupado

-           Es mejor hablar en otro lugar – ambos  caminaron hasta el consultorio de su padre

-          Y bien ¿de que se trata? – pregunto  preocupada

-          Hay un brote de influenza en Kansas en Camp Fuston, en tan solo una semana se han infectado más de 2000 soldados, a ese paso habrá miles de enfermos en todo el territorio y lo que es peor es que en Europa las cosas están peor - explico visiblemente preocupado

-          Ho por Dios – dijo  bastante preocupada - ¿pero  no hay alguna manera de evitar el contagio?, y ¿por que es tan mortal?, es una gripe- dijo tratando de entender

-          No es una gripe común, su nivel de contagio es del 50% y después de 2 días de la enfermedad el paciente presenta un cuadro de neumonía que termina destrozando los pulmones y matándolos, la única manera de evitarlo es usar mascarillas quirúrgicas, evitar el contacto con personas que tosan o estornuden

-          Pero debe haber medicamentos, algún tratamiento para curar a los  pacientes

-          Al parecer en Chicago el Dr. Frank Wieland ha estado usando la medicina Homeopatica y con resultados bastante favorables, sin embargo – se  encoge de hombros – mi  padre no está de acuerdo

-          Pero es que hay que probar nada se pierde, es necesario tomar otras medidas si los medicamentos que se usan no surten efectos – dice  angustiada

-          Lo sé y…. aunque vaya en contra de mi padre puse una carta al Dr. Wieland espero recibirla antes de irnos, en Ohio también el Dr. T.A. McCann ha usado esta medicina también con buenos resultados – dijo algo mas aliviado

-          Ojala toda esta pesadilla pase, ¿puedo decirle a Albert?, quiero proteger a mis seres queridos – pregunto  la rubia

-          Claro que sí, lo malo de todo esto que nos vamos en unos días, Candy – la  miro con angustia – si  no quieres ir a Francia está bien, no es necesario allá las cosas están peor y necesito que lo sepas no quiero que vayas y veas una realidad distinta a la que imaginas

-          Claro que estoy segura, solo necesito avisar a mi familia y amigos para que se prevengan.

-          Bien solo te pido que también te cuides, las medidas se están implementando ya en el hospital, y cualquier síntoma que sientas por mínimo que sea no lo ignores confío en eso

-          Si – contesta secamente

-          Todo estará bien – le dice tratando de tranquilizarla

-          Claro- sonríe forzadamente

Candy puso cartas para sus seres queridos advirtiendo sobre esta enfermedad, necesitaba asegurarse de que se previnieran y en caso de contagio seguir las indicaciones que ella les daba para recuperarse,  ese era un asunto que la preocupaba nunca hubiera imaginado que esta enfermedad viniera como depredador a terminar con la vida de tanta gente inocente e indefensa y lo peor que no hubiera un medicamento para prevenirla, lo único que le quedaba era tener fe en que ninguno de sus seres queridos se contagiaran, guardo las cartas para entregárselas a Albert, luego de terminar de empacar algunas cosas en su maleta se dispuso a descansar con la esperanza de que las cosas fueran mejor al dia siguiente.

 

Al día siguiente Frank se vio bastante ocupado en algunas reuniones por lo que pidió a Candy revisar algunos de sus pacientes ya que él iba a estar ocupado la mayor parte del día y necesitaba que alguien de su confianza se hiciera cargo, le tendió los expedientes y al irlos revisando vio el de Susana un escalofrío helado le recorrió el cuerpo sentía nervios no había visto a Susana desde la operación y no sabía que reacción podría llegar a tener cuando la viera, sin embargo se armo de valor y se dirigió a la habitación, entre abrió la puerta y miro que estaba dormida así que aprovecho el momento para entrar y revisar a la joven, coloco cuidadosamente su bitácora sobre una mesita y luego tomo la presión de Susana, sin embargo ella solo tenía los ojos cerrados y al sentir el contacto de Candy abrió los ojos, la miro con grandes ojos como si estuviera frente a un fantasma, por su parte la rubia también se quedo paralizada por un momento no sabía que decir o que hacer, Susana continuaba mirándola sin parpadear, de pronto el silencio se rompió

 

-          ¡Candy!  - exclamo  sorprendida - ¿qué es lo que haces aquí?

-          Como lo ves revisándote – contesto con suficiencia

-          ¿Trabajas aquí? - pregunto titubeante

-          Si, pero es temporal – la  mira fijamente

Susana la miraba perpleja y escudriñándola de arriba abajo - Terry…

-          Si, Susana – la  interrumpe antes que termine la frase – lo  sabe

-          El no me había comentado nada – dice  confundida

-          No hay nada que decir, hice una promesa y la he cumplido – responde  secamente

-          Dices que estas temporalmente ¿qué significa eso? - indaga

-          Lo que oyes, me marcho mañana así que no te preocupes por mi presencia – dice   enfáticamente

-          No es que me preocupe – dice  más tranquila – me  sorprendí de verte, de pronto no entendí algunas cosas

-          El Dr. Curtis tuvo algunas reuniones y me pidió el favor de cubrir algunos de sus pacientes – dice  la rubia

-          Candy – dice  sintiendo una necesidad de sanar su conciencia – yo  nunca quise esto para ustedes

-          No entiendo ¿de que hablas? – dice  confundida  - ¿Quiénes  son ustedes?

-          Tu y Terry – dice  con miedo – jamás  imagine que mis acciones se volverían en mi contra

-          ¿En tu contra? – dice  tratando de entender – pero  si estas con Terry y por lo que se ha estado al pendiente de ti todo este tiempo

-          Pero ha sido peor que estar sin el – dice  dolida – físicamente  está conmigo pero su corazón y sus pensamientos siempre han estado contigo – dijo  en un sollozo

-          Susana – exclamo  con un nudo en la garganta, respiro hondo – no  te llenes la cabeza de tonterías, después de todo lo que ha hecho por ti no deberías de dudar

-          No Candy, todo este tiempo me he engañado a mí misma, creyendo que con tenerlo a mi lado iba un día llegar a quererme, fui tan egoísta pero ya no – dijo  con la voz quebrada – ya  he madurado y entendí que de nada sirve tenerlo a mi lado cuando a quien ama es a….

Candy la interrumpe – Basta  no sigas por favor basta – Candy  estaba también llorando – no  te das cuenta que esto es demasiado doloroso – Candy  seguía llorando

-          Por eso mismo Candy – dijo  desesperada – necesito  pedirte perdón por las estupideces que hice en el pasado, por haberlos separado y por habértelo quitado

En ese momento la puerta se abrió de golpe, el inglés estaba en el umbral perplejo escuchando a Susana – Basta  Susana, nunca te he pertenecido como para que digas que me quitaste del lado de Candy – dijo  molesto

Candy echo un paso para atrás asustada por aquella escena – Por favor esto es demasiado incomodo, además Susana no puede alterarse – dijo  suplicante a Terry

-          No Candy – dice  Susana – debo  de pedir perdón a ambos se que nunca te tuve Terry lo sé y lo entiendo, y ahora que los veo juntos no puedo evitar sentirme avergonzada por no haber hecho lo correcto en ese momento, fui muy egoísta pensé solo en mi

-          Susana por favor basta – dice  Candy desesperada – no  sigan así, las cosas han cambiado desde entonces todo aquello  ya es parte del pasado, yo solo vine a revisarte he terminado y me tengo que retirar – dijo  tomando su bitácora

-          Candy – dice  Terry deteniéndola de un brazo, la mira a los ojos y ella corresponde avergonzada a su mirada, luego mira a Susana y se zafa del inglés caminando hacia la puerta y cerrándola tras – Dios  mío que paso – pensó , camino por los pasillos y continuo su trabajo tratando de olvidar el incidente

-          Susana no debiste decir todo eso – dice  Terry confundido – como  escuchaste ha pasado ya mucho tiempo para que revivir aquello

-          Necesitaba decírselo – dijo  volteando hacia la ventana – y  también necesito hablar contigo seriamente

-          No en este momento, ni en este lugar – dice  a regañadientes – hablaremos  cuando te den de alta

-          Está bien – asintió resignada – el  viernes me dan de alta no es así

-          Si – contesto secamente – me  quedare hasta que llegue tu mama

-          Bien, dormiré un poco – la  joven cerro sus ojos e ignoro la presencia del inglés tratando de descansar y pensar en su futuro.

 

En recepción Frank recibía gratamente una carta del Dr. Wieland y también en el consultorio de su padre lo esperaba su amigo John a quien había pedido como favor que viniera para explicarle detalladamente sobre la Gripe Española, al entrar lo saluda con un fuerte abraza

-          Que gusto verte de nuevo – le  dice sonriente al verlo

-          Ya te extrañaba hermano – corresponde – no  podía negarme a venir – agrega

-          Bien aquí tengo la contestación del Dr. Weiland – araña  la carta y la saca del interior, le da un vistazo rápido ante la mirada impaciente de su amigo

-          Y bien ¿qué sucede? – pregunta

-          Aquí me manda una lista de medicamentos y las indicaciones para prescribirlas así como la formula, creo que podremos con esto aunque no duerma el resto de la noche esto tiene que quedar ahora mismo – dice  mirando las hojas

-          Está bien te apoyo, pero ¿tu padre ya lo sabe? – pregunta  con curiosidad

Lo mira angustiado – me  ha reñido esta mañana nuevamente, solo le pediré que lo intente que nada perdemos – mira  - le  tiende las hojas - Gelsemium, Oscillococinum y Belladona serian los principales

-          Bien pondré manos a la obra ahorita mismo – le  dice decidido – y  como están Sara y Candy – pregunta  distrayéndose del tema

-          Muy bien Sara contenta, Albert ha venido y hablado con mis papas, los ha convencido y Candy – suspira – sigue  igual de encantadora que siempre- sonríe

-          Me alegro, lo de Albert ya lo sabía, Paty me lo conto – sonríe

El rubio abre mucho los ojos sorprendido - ¿Has visitado a Paty? - pregunta

-          He… si voy a revisar a los niños una vez a la semana y pues la veo y platicamos, además – agrega – Albert  me ha pedido que la opere de los ojos así que he tenido bastante contacto con ellos

Frank sonríe alegremente sacudiendo su cabeza – me  alegro mucho por ti, sinceramente, y ¿qué va a pasar? – pregunta  intrigado

-          Ho no Frank no vayas por ese camino – dice  algo avergonzado

-          Por Dios no eres un niño además Paty es una chica muy bella admítelo al menos

Entre cierra los ojos resignado ante la insistencia de su amigo – si  me gusta y mucho pero quiero ir despacio jamás he tenido algo tan serio lo sabes así que no especules demasiado ni le des tantas vueltas

El rubio sonríe divertido – está  bien eso quiere decir fin de la discusión

 

Ambos se quedan un momento más estudiando las formulas que les envió el Dr. Wieland les mando y preparando todo para que comenzar a administrar los medicamentos a los pacientes con la esperanza que los resultados sean favorables y ayudar a evitar más muertes.

 

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