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Bienvenidos a esta ventana en donde quiero mostrar algunas cosas que elaboramos, esperando puedan servir un poco en algunos de sus proyectos, y compartir ideas, consejos y experiencias, espero lo disfruten.







viernes, 15 de abril de 2016

CAMINOS DEL DESTINO CAPITULO 17


CAMINOS DEL DESTINO

 

CAPITULO 17

 

Una sincera amistad

 

Los siguientes días Candy se mantenía ocupada la mayor parte del tiempo y por su parte Terry también se mantenía al margen, sus visitas se redujeron exclusivamente a ver a Susana, se fue distanciando de Frank para evitar pláticas con respecto a Candy.

 

En Chicago Albert terminaba de ultimar detalles para su partida a Nueva York, había mandado citar a John por la tarde para agilizar la operación de ojos de Paty, ese día la maestra había ido a la mansión para mandarle a  Candy  cartas y galletas de parte de la Srita. Pony y la Hermana María y un dije del Sagrado Corazón que había comprado con sus ahorros, decidió pasar el resto del día en la mansión en compañía de Annie, Doroty y la abuela Elroy quien día con día cambiaba su manera de ver la vida, en la sala de estar se encontraban las damas tomando el té y charlando, Doroty de pie a un lado de la tía abuela, Albert salía del estudio – pero que tenemos por aquí 4 bellas damas acaso están planeando un complot en mi contra – pregunta con una amplia sonrisa

-       Hijo ven siéntate con nosotras no deberías trabajar tanto – le indica la tía abuela

-       Solo estaba ultimando algunos detalles, a propósito Doroty – le dice - toma asiento con nosotros – le ordena

-       Pero Albert no será lo más apropiado – se excusa

-       Por favor Doroty toma asiento – le dice la tía abuela – hay algo importante que tenemos que decirte

La joven toma asiento un tanto nerviosa – bien de que se trata

-       Aprovechando que esta Paty y Annie quienes son parte ya de esta familia y dado que la tía Elroy ya no puede hacerse cargo de todo lo referente a esta casa quiero pedirte que a partir de hoy seas nuestra ama de llaves o dama de compañía como gustes verlo no será necesario que uses mas ese uniforme y también nos acompañaras en las comidas, que te parece

-       Ho felicidades Doroty – Dice emocionada Annie

-       Pero Albert están seguros de lo que están diciendo – pregunta extrañada

-       Claro que si hace 8 años llegaste para atender de Candy y te has quedado con nosotros sin replicar ante nada, es justo que te tomes un descanso, la servidumbre estará bajo tus órdenes ahora.

-       Así es Doroty es nuestra decisión – dice la tía abuela – necesitare una persona de mi entera confianza a mi lado, sobre todo ahora que se va Albert

-       Pues no me queda más que agradecer por la confianza que depositan en mi – dice la joven

-       Que gusto Doroty – le dice Paty

-       Bien entonces así se hará – dice el rubio, al momento que el timbre de la puerta resonaba – debe ser John – la  mucama entraba anunciando al joven doctor – hazlo pasar – le ordena

-       Buenas tardes damas – saluda el doctor – Hola Paty – dice encontrándose con la mirada de la joven

-       Buenas tardes – sonríe tímidamente la maestra

-       Buenas tardes – saludan Anni, Doroty y la tía abuela

-       Vamos al estudio John – le indica Albert – ambos caballeros se encerraron por un rato en la habitación

-       Te saludo de manera especial a ti Paty – dice Annie pícaramente

-       Saludo a todas de igual manera – le replica

Doroty y la Tía Abuela sonreían – creo que ese joven es muy amable Paty – dice la anciana

-       Es educado con todo  mundo – dice sacudiendo su cabeza

-       Bueno me retiro tomare una siesta – dice la dama – Doroty me acompañas te daré unas breves indicaciones

-       Claro vamos Sra. Elroy – le dice al tiempo que se alejaban de la sala

-       Bien pues creo que tiene detalles contigo – dice Annie al quedarse solas

-       Ho no quiero hablar más de ese asunto amiga – le dice con un gesto de enfado

-       Seguro que le gustas Paty, es muy obvio – continua

-       Los hombres como John no se fijan en mujeres como yo – dice encogiéndose de hombros

-       No creo, veras que tengo la razón pronto va a pasar algo y entonces Srita. O’Brien me darás la razón – dice sonriente la morena

Mientras en el estudio los caballeros abordaban algunos temas – Y bien tienes la fecha de la operación – pregunta con curiosidad

-       En un mes aproximadamente – le indica –  y su recuperación será lenta y de cuidado – le dice

-       Bien le pondré una carta a la Abuela Martha para que este aquí en esas fechas

-       La abuela de Paty – exclama con sorpresa – no me había contado de ella

-       Es su única familia, es quien ha cuidado de Paty desde que murieron sus padres

-       Entiendo – sonríe

-       John – dice el rubio – que tanto te interesa Paty

-       A mi emm…. – se queda mudo – le tengo mucho aprecio es buena amiga – dice sin mas

-       Entiendo – asiente el rubio – Paty también es muy buena amiga mía, le tengo gran aprecio deseo que ella sea feliz

-       Claro yo también – sonríe – y cuando le dirás de la operación

-       Cuando regrese de Nueva York – le indica – no quiero que busque alguna excusa y se niegue a la operación

-       Me parece muy bien – en ese momento el caballero miro pasar a la maestra por la ventana, se estaba marchando al Orfanato, pronto busco una excusa para retirarse – tengo algunas visitas que hacer me tengo que ir – le dice

-       Bueno entonces nos veremos regresando de N.Y. – le dice estrechando su mano

-       Me saludas a Frank, Sara y Candy – le dice y se retira de inmediato

Al salir el doctor apresuro su paso, a lo lejos alcanzo a ver la silueta de la joven maestra quien caminaba lento disfrutando del paisaje que  la naturaleza le regalaba, unos minutos después alcanzo a escuchar los pasos de alguien que caminaba cerca de ella, al girarse distinguió al joven – John decidiste caminar también – le dice al verlo

-       Hace un lindo día Srita. O’Brien – le dice al momento que llegaba a su encuentro

-       Si pronto será primavera – le dice la joven

-       Paty nunca me habías hablado de tu abuela Martha

Ella lo mira extrañada – y como es que sabes de mi abuela – pregunta

-       Me lo dijo Albert

-       Hablaste de mi con Albert – pregunta

-       Solo indagaba sobre tus papas y él me conto

-       Ho, y porque indagabas sobre mis papas – sigue interrogándolo

-       Srita. O’Brien – le sonríe – quiero saber que terreno piso – le dice

-       Ya veo – le dice mirándolo nerviosa

Así continuaron caminando hasta el Orfanato, charlando y disfrutando de ese día especial.

 

Albert terminaba de hacer su maleta, quería ver pronto a esa dama que le robaba sus pensamientos, se despidió prometiendo estar de vuelta cuanto antes y tomo el tren que lo llevaría a su destino.

En la estación de tren un caballero rubio bajaba de un vagón, llevando consigo una pequeña maleta, tomo un carruaje que lo condujo a lo largo de la 5ª Avenida llegando al Hotel Plaza, uno de los más lujosos de Nueva York de estilo renacentista francés y que daba a Central Park donde Albert podía disfrutar de la naturaleza, después de registrarse y asearse se dirigió al Bellevue Hospital Center, al entrar distinguió en la recepción a una joven rubia que platicaba con una enfermera, al verlo Candy  lo recibió con un fuerte abrazo- Ho Albert te extrañe muchísimo- le dijo conmovida

 

-          Pequeña ¿como estas?- se retiro un poco para mirarla – pero  te ves poco pálida, ¿si estas comiendo bien? - pregunto  preocupado

-          Por supuesto que como bien, tal vez es el trabajo últimamente hemos tenido mucho- le dice la rubia- ¿y tú como estas?

-          Muy bien extrañándote- ambos se volvieron a abrazar

 

En ese momento el ingles venia saliendo de su visita con Susana y miro como estaban unidos, sintió que la sangre le hervía y pensó para sí- pero ¿que es lo que hace aquí Albert?, seguramente Candy le conto y no dudo en venir a su rescate, hipócritas y se decía mi amigo- apretó los puños y salió a toda prisa del lugar

 

Sara venia saliendo de una operación al llegar a recepción miro a Albert que se encontraba platicando con la rubia, al verlo no pudo evitar que su corazón se acelerarla, pensó para sí – por  Dios ha venido, será que tengo que contarle todo – sacudió  su cabeza - no aun no es mejor esperar un poco – luego  avanzo un poco mas sonriendo, al verla Candy le dice a Albert – mira  quien viene por allá – señalo  hacia la joven – anda  ve salúdala

El rubio asintió y camino hacia la chica sintiendo una extraña sensación que le recorría el cuerpo, por fin la miro de cerca - ¿Cómo estás? - pregunto mirándola tiernamente

-          Muy bien – respondió nerviosa - ¿Cuándo llegaste?

-          Hace unas horas, en cuanto me registre en el Hotel quise venir – dijo  sin dejar de mirarla

Candy al notar a los tortolitos los interrumpe- perdón pero yo me tengo que retirar, supongo que tendrán cosas que platicarse, nos vemos después

-          Claro pequeña – el  rubio se despide dándole un abrazo

-          Ven – le  dice Sara – vayamos  al jardín esta por acá – señalando  un corredor, al ir caminando tomada de su brazo se sentía entre las nubes aunque un amargo pensamiento la abrumo por un momento, aparto de su mente toda sombra con la esperanza de que su vida a lado de Albert sería diferente  y él pensaba en lo mucho que deseaba estar con la joven , al llegar tomaron asiento en una banca frente a una fuente, sus miradas se encontraron y el tomo su mano depositando un profundo beso que la hizo ruborizar – estas  semanas se me hicieron eternas – le  dijo el rubio

-          A mí también, deseaba tanto que vinieras pero tenía miedo que te hubieses arrepentido – le  dijo tímidamente

-          ¡No! Ni siquiera lo pienses, jamás me arrepentiría, dije que vendría y fue muy en serio, así como también lo es mi intención de formalizar nuestra relación frente a tus padres y mi familia – lo  dijo mientras tomaba sus manos

-          Albert – dijo  emocionada – nada  me gustaría mas – sonrió

 

El la miraba con tanto amor, acaricio suavemente su rostro y poco a poco unió sus labios a los de ella en un éxtasis que estremeció cada parte de su cuerpo, era un beso tierno, dulce y muy lento, quería disfrutar cada espacio de esos pequeños labios tan deseados por él, ella se dejo llevar por ese momento tan especial, sentía que flotaba, quería tener más de él, sus pequeñas manos se enredaron en su cabello , le regalaba caricias suaves e inocentes, se separaron por un momento se miraban a los ojos con tanto amor, el caballero suspiro hondo y sin dejar de mirarla le dijo – quiero  hablar con tus padres y formalizar nuestra relación cuanto antes

-          Pues ya le había platicado a mi padre sobre ti y no opuso resistencia, tú dime ¿cuando puedes?

-          Mañana mismo – dijo  mientras le daba pequeños besos

-          Ho Albert – ella  le correspondía – entonces  le avisare que mañana iras

-          Muy bien y ¿a que hora termina tu turno?

-          A las 5 de la tarde – indico  la joven

-          Entonces a esa hora estaré aquí – ambos  jóvenes caminaron tomados de la mano por el mismo corredor que llegaron, Albert se despidió dándole un beso en la mando y salió del Hospital.

 

El inglés después de caminar algunas calles se detuvo en seco y pensó para si – pero  tengo que encararlo me tiene que dar una explicación, esto no se puede quedar así – Terry  regreso y alcanzo a ver a Albert encaminarse al parque frente al Hospital, el inglés apresuro su paro para alcanzarlo, después de algunos metros le dio alcance diciéndole – pero  que tenemos por aquí un Andley paseando en Nueva York – dijo  irónicamente

-          Terry ¿pero que haces aquí? – pregunto  Albert sorprendido

-          Me vas a decir ahora que no sabes nada – dijo  enojado – si  en cuanto supiste que Candy te necesitaba corriste a su lado – grito

-          De que me estás hablando muchacho – dijo  el rubio desconcertado

-          Eres un hipócrita – grito  enojado – sabes  de lo que hablo – dijo  al tiempo que lanzo un golpe, pero Albert hábilmente lo esquivo dándole un golpe certero en el estomago haciéndolo caer al piso - Augh…-  exclamo el ingles

 

Albert no entendía la actitud de Terry y aunque no era un hombre violento era la única manera de someter al inglés – Haber  Terry quieres explicarme que es todo eso que dices.

El inglés seguía tirado recuperando el aliento – no  me digas que no viste a Candy, porque los vi cuando salía del hospital – le  reclamo

-          Si la vi, claro que la vi – contesto  confundido

-          Entonces me va a negar que viniste por ella – le  grito

-          Si vine por Candy pero también vine por Sara su amiga – contesto  confundido

-          ¿Cómo? – dijo  el inglés sentándose en la hierba – tu  y Sara……

 Albert lo interrumpe – Yo  vine a ver a Sara para formalizar nuestra relación con sus padres

El inglés estaba confundido – pero  entonces tu y Candy….

-          A ver – dijo  Albert dándole la mano para ayudarle a levantarse – no  te reconozco Terry explícame porque me debería necesitar Candy

-          Auch – exclamo – pegas  duro – al  momento se toma la cabeza – soy  un imbécil, soy el más grande imbécil

-          Vamos te escucho, porque no entiendo nada – dijo  Albert dando una palmada en la espalda

-          Entonces Candy no te conto nada del encuentro que tuvimos – pregunto  extrañado

-          No, - contesto  frunciendo el ceño – ahora  entiendo porque note algo en ella – dijo  pensativo

-          Me estoy volviendo loco – continuo  el inglés – la  juzgue y discutimos fuertemente, Albert necesito a un amigo en este momento – dijo  con un nudo en la garganta – cuando  vi la foto tuya con ella me llene de celos

-          Pero cómo pudiste pensar tal cosa, jamás he tenido ningún interés en ella que no sea el de un hermano o padre como gustes pensarlo – dijo  Albert molesto

-          Porque me siento tan perdido, porque siento que la he perdido para siempre y porque me niego a aceptar que el destino se empeñe en hacernos sufrir, además se estuvo ocultando de mi todo este tiempo y luego me entero que Frank mi amigo esta perdidamente enamorado de ella y que en todo este tiempo el jamás le hablo de mi

-          Terry – el  rubio se quedo pasmado – no  sabía que Frank y tu… pero tampoco lo sabia ella, llegamos a pensarlo si, pero porque son miembros de la nobleza y vivió en Londres

Terry seguía exaltado – hablamos  y discutimos Albert, decidimos mantener distancia, y no sabes el esfuerzo sobrehumano que hago para no salir corriendo a buscarla, y a Frank también lo he evitado no puedo ni mirarlo a la cara, porque es mi amigo y porque puso sus ojos en la única mujer que he amado y no puedo interponerme, además mi compromiso con Susana ya es un hecho – dijo  tristemente

-          No sé que decirte – dice  Albert

-          ¿Como?- dice Terry – es  la primera vez que escucho algo así el implacable Albert, sin palabras – lo  mira con sorpresa – o  debo decir Tío Abuelo William

Albert sonríe – así  es Terry, pienso que debes darle su espacio, ella ya ha sufrido mucho, la separación aquel invierno, el anuncio del compromiso y ahora este reencuentro, mi pobre niña no imagino como la debe estar pasando, y…- dijo dudando – aunque  te duela Frank le ha ayudado a sobre llevar sus penas, ha sido buen amigo

Terry apretó los puños lleno de celos – Y  desde cuando se conocen – pregunto  con curiosidad

-          Unos cinco meses, un día lo confundió con Anthony y desde entonces él la busco y terminaron siendo amigos

-          Anthony – dice  enojado – así  que se parece a él, ¡vaya! – exclama

-          No te ciegues – le  da una palmada – de  una cosa estoy seguro, con o sin Anthony ella solo te ama a ti

-          Como puedes decir eso – pregunta  desconcertado

-          Sabes siempre me dio vueltas la idea en la cabeza – lo  mira fijamente – pero  tú eres a fin a ella – le  sonríe

-          No entiendo

-          Eres necio, terco, arrogante, impulsivo y estabas lleno de rencor cuando se conocieron, ella es noble, alegre, un poco terca pero razona, inocente, sencilla y humilde, además le gusta que la sorprendan y vaya sorpresa que tuvo cuando te conoció – sonrió

-          Somos polos opuestos – replica

-          Polos opuestos se atraen – contesta

-          Pero ya la perdí

-          ¿Porque lo dices muchacho? – pregunta  desconcertado

-          Ya te lo dije no puedo deshacer el compromiso con Susana y tampoco competir con Frank, no sin hacerle daño – dijo  frunciendo el ceño

-          Dale tiempo y no pienses mas locuras, y con respecto a Susana solo tu puedes resolver eso

-          Gracias – dice  Terry más tranquilo

-          ¿Pero porque? – dice  Albert – te  golpe

El inglés sonríe – por  eso y por escuchar – agrega

-          Siempre contaras conmigo como amigos no debes dudar ni por muy perdido que te encuentres en que lo único que siento por Candy es amor desinteresado

-          Ahora lo sé – el  inglés miro a Albert con curiosidad – haber  ahora dime como es eso de formalizar con Sara

-          También la conoces – sonríe  mientras caminan – Candy  me la presento y se me fue metiendo en mis pensamientos y finalmente en mi corazón

-          ¿Albert enamorado? – pregunta  irónicamente – nunca  lo hubiese imaginado, siempre tan formal, serio y con el único interés de estar en contacto con la naturaleza

-          Por difícil que parezca así son las cosas

-          Además de hombre de negocios – agrego  el ingles

-          También eso – se  encoje de hombros – fue  algo inevitable

-          Ya veo te felicito, me da mucho gusto verte tan relajado – lo  observa – incluso  podría decir que rejuveneciste, te veías como anciano en Londres – sonríe

-          Pero que dices muchacho – dice  con sorpresa

-          Es el amor Albert – ambos  sonreían

 

Caminaron fuera del parque y se despidieron afectuosamente una vez que hablaron, Terry se sentía más tranquilo y pensaba – darle tiempo - pensaba que también podría demorar un poco más la fecha de la boda, pero como manejar las cosas con Frank, perdido en sus pensamientos camino hasta su coche y se dirigió hasta su departamento, necesitaba pensar las cosas aunque no sabía lo que el destino tenía preparado para él.

 

En Escocia una elegante dama se encontraba en el ático de la elegante mansión donde vivía, alrededor algunos muebles viejos que dejaron de ser útiles, cajas de cartón llenas de algunos objetos, sentada a un lado de una vieja cuna suspiraba para enjugar su llanto – hija ¿donde estarás? – se preguntaba – no me quiero negar a olvidarte se que vives y que estarás en algún lugar tal vez necesitando un abrazo, un beso o una caricia – la dama no podía evitar llorar al sentir oprimido su corazón por el dolor, su esposo pronto la encontró, la miro tan frágil y vulnerable

-          Victoria querida, que haces aquí – pregunta entrando al ático

-          Necesitaba un momento a solas – le dice tomando su mano

-          No te tortures más cariño , pronto recibiremos noticias de Laila

-          Ha pasado más de 2 meses y no hay noticias – le dice desilusionada

-          Esto es lento lo sabes, debemos ser fuertes lo recuerdas – le dice tomando su barbilla

-          Pronto cumplirá 20 años ya es toda una mujer, estará casada, tendrá novio, quien le hablara de lo que sucede entre hombre y mujer – dice desesperada

-          Mi amor tranquilízate de nada servirá que te pongas así

-          Es que no puedo no puedo siento que ella me necesita, que la tengo que proteger, la sangre llama Ed, porque cada día que pasa me siento más angustiada, debo encontrarla – dice llorando

-          Lo sé, lo sé amor y lo único que podemos hacer es esperar – le dice limpiando las lagrimas de sus mejillas – ahora será mejor bajar y trata que los chicos no te vean así no debemos angustiarlos

Ella asiente y salen de la habitación, tomando la cena como de costumbre, al quedarse dormida un extraño sueño la envuelve

La dama corría por la oscuridad de un bosque, a lo lejos una joven rubia trataba de alcanzarla, ella se giraba hacia ella – ven hija vamos – le decía, la joven no podía correr era como si sus pies se atoraran entre la hierba – vamos cariño – le decía dulcemente – mama ayúdame no me dejes estoy aquí – le gritaba la joven – hija donde estas – gritaba la dama, no podía verla más, escuchaba a lo lejos sus gritos pero no podía ver más que obscuridad – hija – gritaba con fuerza a lo lejos el sonido de un caballo se escuchaba, un hombre vestido de negro le daba alcance a la joven, llevándola consigo – no hija devuélvanme a mi hija – gritaba al ver que se alejaba, quedándose tirada entre la hierba y llorando amargamente al ver como perdía de vista a su hija.

Abruptamente se despierta respirando agitada – hija – decía sin aliento – hija – su esposo se despertó también

-          Cariño ¿que sucede, te sientes bien? – pregunta

-          Tuve un mal sueño – dice recargándose en la almohada

-          Te daré un vaso de agua – le dice saliendo de la habitación

La dama se quedo ahí triste y con un inmenso dolor en el pecho.

En Nueva York Candy se despertaba repentinamente, sentía una angustia y una necesidad de llorar, involuntariamente sus lágrimas comenzaron a rodar – Por Dios pero que es lo que me sucede – se preguntaba, así continuo llorando hasta que el sueño termino venciéndola, por la mañana sentía una extraña sensación y una tristeza que ni ella misma se podía explicar.

 

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