CAMINOS
DEL DESTINO
CAPITULO
17
Una
sincera amistad
Los
siguientes días Candy se mantenía ocupada la mayor parte del tiempo y por su
parte Terry también se mantenía al margen, sus visitas se redujeron
exclusivamente a ver a Susana, se fue distanciando de Frank para evitar
pláticas con respecto a Candy.
En
Chicago Albert terminaba de ultimar detalles para su partida a Nueva York, había
mandado citar a John por la tarde para agilizar la operación de ojos de Paty,
ese día la maestra había ido a la mansión para mandarle a Candy
cartas y galletas de parte de la Srita. Pony y la Hermana María y un
dije del Sagrado Corazón que había comprado con sus ahorros, decidió pasar el
resto del día en la mansión en compañía de Annie, Doroty y la abuela Elroy
quien día con día cambiaba su manera de ver la vida, en la sala de estar se
encontraban las damas tomando el té y charlando, Doroty de pie a un lado de la tía
abuela, Albert salía del estudio – pero que tenemos por aquí 4 bellas damas
acaso están planeando un complot en mi contra – pregunta con una amplia sonrisa
- Hijo ven siéntate con nosotras no deberías trabajar tanto
– le indica la tía abuela
- Solo estaba ultimando algunos detalles, a propósito
Doroty – le dice - toma asiento con nosotros – le ordena
- Pero Albert no será lo más apropiado – se excusa
- Por favor Doroty toma asiento – le dice la tía abuela –
hay algo importante que tenemos que decirte
La joven toma asiento un tanto nerviosa – bien de que se
trata
- Aprovechando que esta Paty y Annie quienes son parte ya
de esta familia y dado que la tía Elroy ya no puede hacerse cargo de todo lo
referente a esta casa quiero pedirte que a partir de hoy seas nuestra ama de
llaves o dama de compañía como gustes verlo no será necesario que uses mas ese
uniforme y también nos acompañaras en las comidas, que te parece
- Ho felicidades Doroty – Dice emocionada Annie
- Pero Albert están seguros de lo que están diciendo –
pregunta extrañada
- Claro que si hace 8 años llegaste para atender de Candy y
te has quedado con nosotros sin replicar ante nada, es justo que te tomes un
descanso, la servidumbre estará bajo tus órdenes ahora.
- Así es Doroty es nuestra decisión – dice la tía abuela –
necesitare una persona de mi entera confianza a mi lado, sobre todo ahora que
se va Albert
- Pues no me queda más que agradecer por la confianza que
depositan en mi – dice la joven
- Que gusto Doroty – le dice Paty
- Bien entonces así se hará – dice el rubio, al momento que
el timbre de la puerta resonaba – debe ser John – la mucama entraba anunciando al joven doctor –
hazlo pasar – le ordena
- Buenas tardes damas – saluda el doctor – Hola Paty – dice
encontrándose con la mirada de la joven
- Buenas tardes – sonríe tímidamente la maestra
- Buenas tardes – saludan Anni, Doroty y la tía abuela
- Vamos al estudio John – le indica Albert – ambos
caballeros se encerraron por un rato en la habitación
- Te saludo de manera especial a ti Paty – dice Annie pícaramente
- Saludo a todas de igual manera – le replica
Doroty y la Tía Abuela sonreían – creo que ese joven es
muy amable Paty – dice la anciana
- Es educado con todo
mundo – dice sacudiendo su cabeza
- Bueno me retiro tomare una siesta – dice la dama – Doroty
me acompañas te daré unas breves indicaciones
- Claro vamos Sra. Elroy – le dice al tiempo que se
alejaban de la sala
- Bien pues creo que tiene detalles contigo – dice Annie al
quedarse solas
- Ho no quiero hablar más de ese asunto amiga – le dice con
un gesto de enfado
- Seguro que le gustas Paty, es muy obvio – continua
- Los hombres como John no se fijan en mujeres como yo –
dice encogiéndose de hombros
- No creo, veras que tengo la razón pronto va a pasar algo
y entonces Srita. O’Brien me darás la razón – dice sonriente la morena
Mientras en el estudio los caballeros abordaban algunos
temas – Y bien tienes la fecha de la operación – pregunta con curiosidad
- En un mes aproximadamente – le indica – y su recuperación será lenta y de cuidado –
le dice
- Bien le pondré una carta a la Abuela Martha para que este
aquí en esas fechas
- La abuela de Paty – exclama con sorpresa – no me había
contado de ella
- Es su única familia, es quien ha cuidado de Paty desde
que murieron sus padres
- Entiendo – sonríe
- John – dice el rubio – que tanto te interesa Paty
- A mi emm…. – se queda mudo – le tengo mucho aprecio es
buena amiga – dice sin mas
- Entiendo – asiente el rubio – Paty también es muy buena
amiga mía, le tengo gran aprecio deseo que ella sea feliz
- Claro yo también – sonríe – y cuando le dirás de la
operación
- Cuando regrese de Nueva York – le indica – no quiero que
busque alguna excusa y se niegue a la operación
- Me parece muy bien – en ese momento el caballero miro
pasar a la maestra por la ventana, se estaba marchando al Orfanato, pronto
busco una excusa para retirarse – tengo algunas visitas que hacer me tengo que
ir – le dice
- Bueno entonces nos veremos regresando de N.Y. – le dice
estrechando su mano
- Me saludas a Frank, Sara y Candy – le dice y se retira de
inmediato
Al salir el doctor apresuro su paso, a lo lejos alcanzo a
ver la silueta de la joven maestra quien caminaba lento disfrutando del paisaje
que la naturaleza le regalaba, unos
minutos después alcanzo a escuchar los pasos de alguien que caminaba cerca de
ella, al girarse distinguió al joven – John decidiste caminar también – le dice
al verlo
- Hace un lindo día Srita. O’Brien – le dice al momento que
llegaba a su encuentro
- Si pronto será primavera – le dice la joven
- Paty nunca me habías hablado de tu abuela Martha
Ella lo mira extrañada – y como es que sabes de mi abuela
– pregunta
- Me lo dijo Albert
- Hablaste de mi con Albert – pregunta
- Solo indagaba sobre tus papas y él me conto
- Ho, y porque indagabas sobre mis papas – sigue
interrogándolo
- Srita. O’Brien – le sonríe – quiero saber que terreno
piso – le dice
- Ya veo – le dice mirándolo nerviosa
Así continuaron caminando hasta el Orfanato, charlando y
disfrutando de ese día especial.
Albert terminaba de hacer su maleta, quería ver pronto a
esa dama que le robaba sus pensamientos, se despidió prometiendo estar de
vuelta cuanto antes y tomo el tren que lo llevaría a su destino.
En la estación de tren un caballero rubio bajaba de un vagón,
llevando consigo una pequeña maleta, tomo un carruaje que lo condujo a lo largo
de la 5ª Avenida llegando al Hotel Plaza, uno de los más lujosos de Nueva York
de estilo renacentista francés y que daba a Central Park donde Albert podía
disfrutar de la naturaleza, después de registrarse y asearse se dirigió al
Bellevue Hospital Center, al entrar distinguió en la recepción a una joven
rubia que platicaba con una enfermera, al verlo Candy lo recibió con un fuerte abrazo- Ho Albert te
extrañe muchísimo- le dijo conmovida
-
Pequeña
¿como estas?- se retiro un poco para mirarla – pero te ves poco pálida, ¿si estas comiendo bien? -
pregunto preocupado
-
Por
supuesto que como bien, tal vez es el trabajo últimamente hemos tenido mucho-
le dice la rubia- ¿y tú como estas?
-
Muy
bien extrañándote- ambos se volvieron a abrazar
En ese
momento el ingles venia saliendo de su visita con Susana y miro como estaban
unidos, sintió que la sangre le hervía y pensó para sí- pero ¿que es lo que
hace aquí Albert?, seguramente Candy le conto y no dudo en venir a su rescate,
hipócritas y se decía mi amigo- apretó los puños y salió a toda prisa del lugar
Sara
venia saliendo de una operación al llegar a recepción miro a Albert que se
encontraba platicando con la rubia, al verlo no pudo evitar que su corazón se
acelerarla, pensó para sí – por Dios ha
venido, será que tengo que contarle todo – sacudió su cabeza - no aun no es mejor esperar un
poco – luego avanzo un poco mas
sonriendo, al verla Candy le dice a Albert – mira quien viene por allá – señalo hacia la joven – anda ve salúdala
El
rubio asintió y camino hacia la chica sintiendo una extraña sensación que le
recorría el cuerpo, por fin la miro de cerca - ¿Cómo estás? - pregunto
mirándola tiernamente
-
Muy
bien – respondió nerviosa - ¿Cuándo llegaste?
-
Hace
unas horas, en cuanto me registre en el Hotel quise venir – dijo sin dejar de mirarla
Candy
al notar a los tortolitos los interrumpe- perdón pero yo me tengo que retirar,
supongo que tendrán cosas que platicarse, nos vemos después
-
Claro
pequeña – el rubio se despide dándole un
abrazo
-
Ven –
le dice Sara – vayamos al jardín esta por acá – señalando un corredor, al ir caminando tomada de su
brazo se sentía entre las nubes aunque un amargo pensamiento la abrumo por un
momento, aparto de su mente toda sombra con la esperanza de que su vida a lado
de Albert sería diferente y él pensaba
en lo mucho que deseaba estar con la joven , al llegar tomaron asiento en una
banca frente a una fuente, sus miradas se encontraron y el tomo su mano
depositando un profundo beso que la hizo ruborizar – estas semanas se me hicieron eternas – le dijo el rubio
-
A mí también,
deseaba tanto que vinieras pero tenía miedo que te hubieses arrepentido – le dijo tímidamente
-
¡No! Ni
siquiera lo pienses, jamás me arrepentiría, dije que vendría y fue muy en
serio, así como también lo es mi intención de formalizar nuestra relación
frente a tus padres y mi familia – lo dijo mientras tomaba sus manos
-
Albert
– dijo emocionada – nada me gustaría mas – sonrió
El la
miraba con tanto amor, acaricio suavemente su rostro y poco a poco unió sus
labios a los de ella en un éxtasis que estremeció cada parte de su cuerpo, era
un beso tierno, dulce y muy lento, quería disfrutar cada espacio de esos
pequeños labios tan deseados por él, ella se dejo llevar por ese momento tan
especial, sentía que flotaba, quería tener más de él, sus pequeñas manos se
enredaron en su cabello , le regalaba caricias suaves e inocentes, se separaron
por un momento se miraban a los ojos con tanto amor, el caballero suspiro hondo
y sin dejar de mirarla le dijo – quiero hablar con tus padres y formalizar nuestra
relación cuanto antes
-
Pues ya
le había platicado a mi padre sobre ti y no opuso resistencia, tú dime ¿cuando
puedes?
-
Mañana
mismo – dijo mientras le daba pequeños
besos
-
Ho
Albert – ella le correspondía – entonces
le avisare que mañana iras
-
Muy
bien y ¿a que hora termina tu turno?
-
A las 5
de la tarde – indico la joven
-
Entonces
a esa hora estaré aquí – ambos jóvenes
caminaron tomados de la mano por el mismo corredor que llegaron, Albert se
despidió dándole un beso en la mando y salió del Hospital.
El
inglés después de caminar algunas calles se detuvo en seco y pensó para si –
pero tengo que encararlo me tiene que
dar una explicación, esto no se puede quedar así – Terry regreso y alcanzo a ver a Albert encaminarse
al parque frente al Hospital, el inglés apresuro su paro para alcanzarlo,
después de algunos metros le dio alcance diciéndole – pero que tenemos por aquí un Andley paseando en
Nueva York – dijo irónicamente
-
Terry ¿pero
que haces aquí? – pregunto Albert
sorprendido
-
Me vas
a decir ahora que no sabes nada – dijo enojado – si en cuanto supiste que Candy te necesitaba
corriste a su lado – grito
-
De que
me estás hablando muchacho – dijo el
rubio desconcertado
-
Eres un
hipócrita – grito enojado – sabes de lo que hablo – dijo al tiempo que lanzo un golpe, pero Albert
hábilmente lo esquivo dándole un golpe certero en el estomago haciéndolo caer
al piso - Augh…- exclamo el ingles
Albert
no entendía la actitud de Terry y aunque no era un hombre violento era la única
manera de someter al inglés – Haber Terry quieres explicarme que es todo eso que
dices.
El
inglés seguía tirado recuperando el aliento – no me digas que no viste a Candy, porque los vi
cuando salía del hospital – le reclamo
-
Si la
vi, claro que la vi – contesto confundido
-
Entonces
me va a negar que viniste por ella – le grito
-
Si vine
por Candy pero también vine por Sara su amiga – contesto confundido
-
¿Cómo?
– dijo el inglés sentándose en la hierba
– tu y Sara……
Albert lo interrumpe – Yo vine a ver a Sara para formalizar nuestra
relación con sus padres
El
inglés estaba confundido – pero entonces
tu y Candy….
-
A ver –
dijo Albert dándole la mano para
ayudarle a levantarse – no te reconozco
Terry explícame porque me debería necesitar Candy
-
Auch – exclamo
– pegas duro – al momento se toma la cabeza – soy un imbécil, soy el más grande imbécil
-
Vamos
te escucho, porque no entiendo nada – dijo Albert dando una palmada en la espalda
-
Entonces
Candy no te conto nada del encuentro que tuvimos – pregunto extrañado
-
No, - contesto
frunciendo el ceño – ahora entiendo porque note algo en ella – dijo pensativo
-
Me
estoy volviendo loco – continuo el inglés
– la juzgue y discutimos fuertemente,
Albert necesito a un amigo en este momento – dijo con un nudo en la garganta – cuando vi la foto tuya con ella me llene de celos
-
Pero cómo
pudiste pensar tal cosa, jamás he tenido ningún interés en ella que no sea el
de un hermano o padre como gustes pensarlo – dijo Albert molesto
-
Porque
me siento tan perdido, porque siento que la he perdido para siempre y porque me
niego a aceptar que el destino se empeñe en hacernos sufrir, además se estuvo
ocultando de mi todo este tiempo y luego me entero que Frank mi amigo esta
perdidamente enamorado de ella y que en todo este tiempo el jamás le hablo de mi
-
Terry –
el rubio se quedo pasmado – no sabía que Frank y tu… pero tampoco lo sabia
ella, llegamos a pensarlo si, pero porque son miembros de la nobleza y vivió en
Londres
Terry
seguía exaltado – hablamos y discutimos
Albert, decidimos mantener distancia, y no sabes el esfuerzo sobrehumano que
hago para no salir corriendo a buscarla, y a Frank también lo he evitado no
puedo ni mirarlo a la cara, porque es mi amigo y porque puso sus ojos en la
única mujer que he amado y no puedo interponerme, además mi compromiso con
Susana ya es un hecho – dijo tristemente
-
No sé
que decirte – dice Albert
-
¿Como?-
dice Terry – es la primera vez que
escucho algo así el implacable Albert, sin palabras – lo mira con sorpresa – o debo decir Tío Abuelo William
Albert
sonríe – así es Terry, pienso que debes
darle su espacio, ella ya ha sufrido mucho, la separación aquel invierno, el
anuncio del compromiso y ahora este reencuentro, mi pobre niña no imagino como
la debe estar pasando, y…- dijo dudando – aunque te duela Frank le ha ayudado a sobre llevar
sus penas, ha sido buen amigo
Terry
apretó los puños lleno de celos – Y desde cuando se conocen – pregunto con curiosidad
-
Unos
cinco meses, un día lo confundió con Anthony y desde entonces él la busco y
terminaron siendo amigos
-
Anthony
– dice enojado – así que se parece a él, ¡vaya! – exclama
-
No te
ciegues – le da una palmada – de una cosa estoy seguro, con o sin Anthony ella
solo te ama a ti
-
Como
puedes decir eso – pregunta desconcertado
-
Sabes
siempre me dio vueltas la idea en la cabeza – lo mira fijamente – pero tú eres a fin a ella – le sonríe
-
No
entiendo
-
Eres
necio, terco, arrogante, impulsivo y estabas lleno de rencor cuando se
conocieron, ella es noble, alegre, un poco terca pero razona, inocente,
sencilla y humilde, además le gusta que la sorprendan y vaya sorpresa que tuvo
cuando te conoció – sonrió
-
Somos
polos opuestos – replica
-
Polos
opuestos se atraen – contesta
-
Pero ya
la perdí
-
¿Porque
lo dices muchacho? – pregunta desconcertado
-
Ya te
lo dije no puedo deshacer el compromiso con Susana y tampoco competir con
Frank, no sin hacerle daño – dijo frunciendo el ceño
-
Dale
tiempo y no pienses mas locuras, y con respecto a Susana solo tu puedes
resolver eso
-
Gracias
– dice Terry más tranquilo
-
¿Pero
porque? – dice Albert – te golpe
El
inglés sonríe – por eso y por escuchar –
agrega
-
Siempre
contaras conmigo como amigos no debes dudar ni por muy perdido que te
encuentres en que lo único que siento por Candy es amor desinteresado
-
Ahora
lo sé – el inglés miro a Albert con
curiosidad – haber ahora dime como es
eso de formalizar con Sara
-
También
la conoces – sonríe mientras caminan –
Candy me la presento y se me fue
metiendo en mis pensamientos y finalmente en mi corazón
-
¿Albert
enamorado? – pregunta irónicamente –
nunca lo hubiese imaginado, siempre tan
formal, serio y con el único interés de estar en contacto con la naturaleza
-
Por
difícil que parezca así son las cosas
-
Además
de hombre de negocios – agrego el ingles
-
También
eso – se encoje de hombros – fue algo inevitable
-
Ya veo
te felicito, me da mucho gusto verte tan relajado – lo observa – incluso podría decir que rejuveneciste, te veías como
anciano en Londres – sonríe
-
Pero
que dices muchacho – dice con sorpresa
-
Es el
amor Albert – ambos sonreían
Caminaron
fuera del parque y se despidieron afectuosamente una vez que hablaron, Terry se
sentía más tranquilo y pensaba – darle tiempo - pensaba que también podría
demorar un poco más la fecha de la boda, pero como manejar las cosas con Frank,
perdido en sus pensamientos camino hasta su coche y se dirigió hasta su
departamento, necesitaba pensar las cosas aunque no sabía lo que el destino tenía
preparado para él.
En
Escocia una elegante dama se encontraba en el ático de la elegante mansión
donde vivía, alrededor algunos muebles viejos que dejaron de ser útiles, cajas
de cartón llenas de algunos objetos, sentada a un lado de una vieja cuna
suspiraba para enjugar su llanto – hija ¿donde estarás? – se preguntaba – no me
quiero negar a olvidarte se que vives y que estarás en algún lugar tal vez
necesitando un abrazo, un beso o una caricia – la dama no podía evitar llorar
al sentir oprimido su corazón por el dolor, su esposo pronto la encontró, la
miro tan frágil y vulnerable
-
Victoria
querida, que haces aquí – pregunta entrando al ático
-
Necesitaba
un momento a solas – le dice tomando su mano
-
No te
tortures más cariño , pronto recibiremos noticias de Laila
-
Ha
pasado más de 2 meses y no hay noticias – le dice desilusionada
-
Esto es
lento lo sabes, debemos ser fuertes lo recuerdas – le dice tomando su barbilla
-
Pronto
cumplirá 20 años ya es toda una mujer, estará casada, tendrá novio, quien le
hablara de lo que sucede entre hombre y mujer – dice desesperada
-
Mi amor
tranquilízate de nada servirá que te pongas así
-
Es que
no puedo no puedo siento que ella me necesita, que la tengo que proteger, la
sangre llama Ed, porque cada día que pasa me siento más angustiada, debo
encontrarla – dice llorando
-
Lo sé,
lo sé amor y lo único que podemos hacer es esperar – le dice limpiando las
lagrimas de sus mejillas – ahora será mejor bajar y trata que los chicos no te
vean así no debemos angustiarlos
Ella
asiente y salen de la habitación, tomando la cena como de costumbre, al
quedarse dormida un extraño sueño la envuelve
La dama corría por la oscuridad de un bosque, a lo lejos
una joven rubia trataba de alcanzarla, ella se giraba hacia ella – ven hija
vamos – le decía, la joven no podía correr era como si sus pies se atoraran
entre la hierba – vamos cariño – le decía dulcemente – mama ayúdame no me dejes
estoy aquí – le gritaba la joven – hija donde estas – gritaba la dama, no podía
verla más, escuchaba a lo lejos sus gritos pero no podía ver más que obscuridad
– hija – gritaba con fuerza a lo lejos el sonido de un caballo se escuchaba, un
hombre vestido de negro le daba alcance a la joven, llevándola consigo – no
hija devuélvanme a mi hija – gritaba al ver que se alejaba, quedándose tirada
entre la hierba y llorando amargamente al ver como perdía de vista a su hija.
Abruptamente
se despierta respirando agitada – hija – decía sin aliento – hija – su esposo
se despertó también
-
Cariño ¿que
sucede, te sientes bien? – pregunta
-
Tuve un
mal sueño – dice recargándose en la almohada
-
Te daré
un vaso de agua – le dice saliendo de la habitación
La dama
se quedo ahí triste y con un inmenso dolor en el pecho.
En Nueva
York Candy se despertaba repentinamente, sentía una angustia y una necesidad de
llorar, involuntariamente sus lágrimas comenzaron a rodar – Por Dios pero que
es lo que me sucede – se preguntaba, así continuo llorando hasta que el sueño
termino venciéndola, por la mañana sentía una extraña sensación y una tristeza
que ni ella misma se podía explicar.