CAMINOS
DEL DESTINO
CAPITULO 14
Susana
es operada
A la mañana siguiente Candy se sentía llena de energías
para comenzar ese día, Terry también despertó muy temprano ya que ese día ira
al Hospital para internar a Susana, salió a casa de su madre para desayunar con
ella y platicar un poco.
-
Buenos
días Eleonor, ¿cómo amaneciste?- Terry se acerco cariñosamente y le dio un beso
en la mejilla
-
Hijo, buenos días, yo muy bien ¿y tú?
-
Nervioso,
ahora interno a Susana, mañana es la operación - dijo serio el ingles
-
Todo
saldrá bien hijo no te preocupes
-
Mamá - la tomo de la mano - te voy a pedir un
favor muy especial
-
Claro que si cuenta con eso hijo
-
Después de la operación me quedare un día más,
pero tengo que alcanzar a Robert en Boston, necesito que los días que no esté
tu vayas con Susana
-
Está bien - dijo algo seria - entonces ¿no
estarás para mi cumpleaños?
-
Ho perdón mamá - dijo preocupado - con tantas
cosas lo olvide por completo
-
Descuida
hijo, te entiendo perfectamente - tomo su mano - estaré al pendiente de ella y
cuando vuelvas celebraremos.
-
Tratare
de estar aquí para ese día mama, no podría dejarte sola en esa fecha tan
importante.
-
Como gustes - acaricio su rostro - pasemos a
desayunar
Ambos pasaron y charlaron sobre los acontecimientos de días
anteriores, la visita de sus amigos, de Laila y de cómo Frank se sentía tan
ilusionado con la joven que llamaba Angel.
-
Me da
gusto por Frank siempre fue un chico muy serio, responsable y de buenos
sentimientos.
-
Así es
mamá también me siento contento por él, sabes describe a esa chica de una
manera que podría decir que se trata de Candy
-
Hijo -
lo miro fijamente - tú la mencionaste
-
Si, si
está bien solo que así me parece, se que sería imposible
-
O una
mala broma del destino en su caso - agrego Eleonor
-
Bueno
no pensemos locuras - el inglés se puso de pie - me tengo que retirar, no se a
qué hora salga del Hospital estaré todo el día creo.
Terry salió de casa de su madre y llego por Susana y la
Sra. Marlow, manejo hasta el Hospital, la dejo en la sala de recuperación y se
dirigió al consultorio del Dr. Curtis. Candy se encontraba con Nataly la jefa
de enfermeras, a quien ya había conocido, la condujo a la sala de urgencias
lugar donde pasaría el resto de la mañana, el número de soldados que llegaba
era considerable, tan pronto entro se puso a trabajar, cerca de la sala de
urgencias se encontraba la sala de rehabilitación, después que atendió a varios
soldados, condujo a un par de ellos a la sala de rehabilitación, Susana se
encontraba concentrada en sus ejercicios, ella se encontraba apartada del resto
de los pacientes, cosa que a Candy le llamo la atención cuando vio a una joven
rubia recibiendo terapia en otra parte de la sala, pero ella acompaño a los
soldados hasta dejarlos con la enfermera encargada, después salió de la sala,
Frank fue en busca de Candy para que lo acompañase en una operación, en cuanto
Candy fue informada acepto sin pensar, la rubia salió a prepararse para la
cirugía, por su parte Frank salió al consultorio de su padre para que firmara algunas
bitácoras, saludo a Terry quien estaba con el galeno.
-
Hola
Terry, que bueno que te veo a las 2 de la tarde ingresara Susana, haremos
algunos exámenes y luego descansara el resto de la tarde, mañana a las 7 de la
mañana comenzaremos la operación.
-
Gracias
Frank - dijo serio el inglés - sabes no dejo de sentirme intranquilo
-
Hijo -
hablo el Dr. Curtis - tu prometida es muy joven y fuerte además está en manos del mejor cirujano de América así que
ten toda la confianza del mundo.
-
De eso
no me cabe la menor duda Sr. Curtis, pero no deja de ser una cirugía.
-
Bueno
me retiro entrare a una operación, los veo más tarde.
El joven rubio se retiro, algunas horas más tarde
salieron de la operación, Candy termino su turno sin saber que ahí se
encontraba Terry, a la mañana siguiente despertó más temprano de lo habitual,
se preparo muy bien y después salió a quirófanos para ponerse bata, zapatos,
gorro y cubre boca, la chica estaba ya lista para la operación, sin embargo
sentía un nudo en su estomago como si algo en ese lugar la tuviera inquieta.
En su habitación Susana esperaba inquieta el momento de
de su operación, Terry también estaba nervioso y se encontraba dando vueltas de
un lado a otro.
-
Susy,
pasado mañana voy a salir de jira, alcanzare a Robert en Boston, pero estaré de
vuelta antes de una semana.
-
Está
bien Terry, has hecho ya demasiado por mi tú debes continuar con tu vida
-
Eleonor
vendrá los días que me ausente, estará al pendiente de lo que se
necesite-agrego
-
Gracias
que amable por parte de tu madre
En ese momento llegaron un grupo de enfermeros con una
camilla para llevar a Susana, Frank iba acompañándolos, la pasaron
cuidadosamente a la camilla luego todos salieron del cuarto para dirigirse al
quirófano, Terry tenía una extraña sensación más que nervios sentía un nudo en
el estomago como si algo en ese lugar lo hiciera sentir que su corazón se
aceleraba, pero no entendía que le pasaba. Susana ya estaba preparada en la
sala de operación, cuando Candy se acerco y la miro no podía creer lo que sus
ojos veían - por Dios es Susana, entonces el amigo de Frank es…..Terry, no es
posible esta es una broma del destino no puede ser - sus ojos estaban tan
abiertos que Frank se percato que algo le sucedía a la rubia - Candy ¿estás
preparada? - le dijo sacándola de sus pensamientos, - yo he.. si pero ella es…-
Frank no entendía lo que le pasaba a la chica - ella es la prometida de mi
amigo, pero¿ tu estas bien? - pregunto de nuevo el joven - si perdón es que es
tan joven – dijo finalmente
-
Pero
saldáa bien te lo aseguro, por eso estamos aquí - trato de animarla
-
Claro
que si - Candy se dispuso a apoyar a Frank tratando de concentrarse mientras
pensaba para sí - entonces Terry debe estar afuera
Después de algunas horas la operación termino, Frank fue
el primero en salir, afuera estaba Terry inquieto, el joven rubio le explico cómo
había salido la operación, mientras adentro Candy se terminaba de lavar manos y
quitarse la bata, cuando se dirigía a la salida miro a través de la ventanilla
de la puerta a Frank hablando con un caballero de cabello obscuro y ojos color
zafiro, su corazón se paralizo por un momento y no pudo moverse siquiera, una
enfermera la saco de su embeleso
-
¿Doctora va a salir?
La chica volteo a
mirar a la enfermera - Ho perdón, no, olvide algo - dijo titubeante, un
empleado estaba retirando los deshechos médicos que se habían usado, la chica
se acerco a él - perdón señor, ¿esa
puerta a dónde conduce?
El hombre la miro extrañado - esa conduce a un corredor,
donde hay una bodega en la que guardan medicamento y una puerta que sale a la parte trasera del hospital
señorita.
-
Gracias
- la chica se dirigió a la puerta y salió del lugar apresuradamente, su corazón
estaba tan agitado que se condujo lo mas lejos de esa parte del Hospital y
luego se sentó un momento sobre el césped para descansar pensando - era Terry
por dios no puedo permitir que me mire, ni que se entere que conozco a Frank,
debo ser cuidadosa para que no me vea - Candy estaba muy nerviosa y a la vez
emocionada - Ho por dios es tan buen mozo, es más alto, su mirada más intensa,
pero que te pasa acabas de operar a su prometida - sacudió su cabeza y volvió a
entrar al Hospital mirando hacia todas partes para evitar toparse con el inglés.
Mientras Frank y Terry se encaminaban por los pasillos, al percatarse que la
joven rubia ya no estaba en los quirófanos, el rubio se despidió de Terry
dejándolo en una sala a espera a que su prometida fuera llevada a su cuarto,
mientras el inglés esperaba salió del lugar para despejarse un poco.
Cuando Candy termino su turno se retiro a su dormitorio,
prefirió permanecer dentro y estudiar sus libros de medicina, Terry estuvo un
momento con Susana hasta que se quedo dormida, se acomodo en un sofá para
dormir un poco, al amanecer ambos jóvenes despertaron muy temprano, Candy
durante ese día trato de andarse con cuidado evitando toparse con Terry. Susana
aunque estaba aun sedada despertaba por momentos solo para ver si aún seguía su
prometido a su lado, luego se quedaba otra vez dormida, poco antes de las 8 de
la noche se retiro el inglés despidiéndose y prometiendo estar de vuelta lo más
pronto posible, la joven se había mantenido siempre tranquila había entendido
que la mejor manera de no pelear con Terry era el silencio y así lo hacía.
En una elegante Villa de Escocia el Conde O’Connel
terminaba de escribir una carta dirigida a su hijo Frederik Curtis – hijo ha
valido la pena nuestro sacrificio Frank es un hombre de bien lo salvamos de una
muerte segura y se ha convertido en un verdadero Curtis, aun si estas lejos y
si la gente piensa que nuestra relación no es la mejor es preferible así – paso
el costado de su mano por la frente – cuantas cosas han pasado logré que Sofia
Pater huyera a América con la hija de Rosell pero fue también para salvarla ese
maldito de Giraldi la hubiera matado si la encontraba, aun si no se su paradero
se que ella pudo vivir, pero no dejo de arrepentirme de lo que paso con Elroy –
sus ojos se perdieron en algún punto de la pared se recargo en el respaldo de
su silla con los codos doblados y sus manos entrelazadas recargando su barbilla
– Elroy – repitió para sí – un día podre pedirte perdón, no quería secuestrarte
pero estaban en juego tantas cosas no tuve opción, Giraldi me tenía en sus
manos, si pudiera encontrarte y decirte que tu hijo no murió que tu hijo tuvo
la desgracia de vivir a lado de un monstruo pero aun así logro convertirse en
un hombre cabal y de buen corazón aunque mucha gente no lo mira así – el anciano
seguía lamentándose como si estuviera en el final del camino – debo buscar la
manera de encontrarte y pedirte perdón por tanto daño – el ruido de voces en la
estancia lo hizo volver a la realidad era ni más ni menos que el Conde Giraldi
padre de Lissandro Giraldi, la mucama anuncio al hombre con el Duque quien lo
hizo pasar de inmediato.
-
O’Connel
querido amigo – saluda cínicamente el anciano
-
Que
quieres Giraldi, no recuerdo que tuviéramos una cita – dice con sequedad
-
Pero qué
te pasa amigo que no puedo pasar a saludar a los viejos amigos
-
Te
conozco bien y sinceramente prefiero no tener amistades contigo – dice sin
rodeos
El Conde Giraldi menea la cabeza y sonríe caminando de un
lado a otro – solo vine a saludar es todo, como está tu hijo Frederik
-
Bien,
tu mejor que nadie sabe que nuestra relación es fría y distante
-
Si
claro, y Rosell ustedes son amigos también ¿no?- pregunta con curiosidad
-
Somos
conocidos casi no le frecuento ¿a que
vienen tus preguntas?
-
Nada
solo querÍa saber de los viejos amigos – dice con una media sonrisa
-
Bien si
no tienes nada mÁs que decir, yo tengo muchos asuntos por arreglar
-
Perdon
O’Connel, no quise quitarte de tus ocupaciones pero no olvides que gracias a mi
tienes todo esto – dice contoneándose por el estudio y alzando la mano
-
No es
gracias a ti lo sabes – dice molesto – tú hiciste que cayera en tus trampas
-
Oh si
claro yo te obligue a jugar y apostar y poner en riesgo tu patrimonio, pero
como es que pudo suceder, que no sabes que la familia es lo primero
-
Basta –
le grita molesto y poniéndose de pie – he pagado muy caro por mis errores así
que te pido que no vuelvas a traer el tema a colación
-
Solo
quiero que te quede claro que yo te saque del hoyo en que estabas
-
Si a
costa de que de desgraciarle la vida a una pobre joven – dice indignado
-
No –
dice mirándolo de frente – ella era impura cuando la tuve no le desgracie la
vida le di la oportunidad de ser madre – dice desvergonzadamente – lástima que
su hijo nació muerto
-
Eres un
maldito sabes bien que Lissandro …- en ese momento lo interrumpe el Conde
Giraldi
-
Lissandro
es hijo de Cassandra que te quede claro – le dice enojado – todo Londres y
Escocia lo sabe y es mejor que no abras la boca o te costara muy caro
-
Largo
vete de aquí Giraldi tu presencia me enferma – le grita
-
Me voy
- toma su capa del perchero y su sombrero – fue un placer charlar contigo
El Duque toma asiento en su escritorio nuevamente y se
tranquiliza un poco – que te propones Giraldi que estas tramando ahora – dice
para sí, y se queda nuevamente ocupado en sus asuntos pero con la inquietud de
que algo se traía entre manos el Conde Giraldi.
En Nueva York a la mañana siguiente una elegante dama iba
un tanto apresurada por los pasillos del hospital, mientras que una joven
caminaba por el corredor del hospital llevando consigo una charola con algunos
medicamentos, sin darse cuenta al dar vuelta en un pasillo choca con aquella
dama cayendo todo al piso.
-
Ho
perdón es mi culpa, enseguida limpio todo esto - dijo la joven
-
Disculpe
señorita no la vi venir- se excuso la mujer mientras la joven permanecía con la
mirada en el piso levantando aquel desorden
-
Oh no
se disculpe señora - dijo la chica amablemente poniéndose de pie hasta quedar
de frente con la dama
-
Candy-
dijo sorprendida - eres tu hija, pero…- dijo aun con una gran interrogante -
¿Qué haces aquí? - pregunto
-
Aquí
trabajo - contesto tímidamente
-
¿Cuánto
tiempo hace que estas aquí? - pregunto desconcertada
-
Ho Sra.
Becker yo he..pues casi un mes - dijo tímidamente
-
Entonces
Terry no..- preguntó - ¿no sabe que estas aquí?
-
Ho no
señora - dijo asustada la joven - por favor le pido que no le diga que estoy
aquí
-
Candy
se va a enterar de alguna manera - dijo tomándola de los hombros - si un día se
encuentran y se da cuenta que lo sabia no me va a perdonar el no habérselo
dicho.
-
Pero es
que no tiene porque saberlo en unas semanas más partiré a Francia y todo esto
quedara atrás
-
Pero ¿cómo?-
dijo Eleonor sintiendo una punzada en el pecho - ir a Francia es como un
suicidio hija.
-
No
tiene porque serlo, me se cuidar además allá necesitan mucha ayuda - le dijo un
poco angustiada
-
Por
Dios, creo que necesito sentarme - dijo mientras se tomaba la cabeza
-
¿Se
siente bien Señora Becker?- pregunto Candy llevándola a una sala que estaba
cerca
-
Si me
siento bien bastante bien pero… esto es algo que no me esperaba
-
Perdón
es mi culpa - trato de reconfortarla
-
No
claro que no hija, es que venía a ver a Susana y me topo contigo, que por
supuesto me da mucho gusto verte - la tomo de las manos - ¿me permites darte un
abrazo?
A Candy le sorprendió mucho su petición - Claro que si Sra.
Becker - ambas mujeres se abrazaron un momento
-
No
tienes idea cuanto te ama Terry - dijo mientras se separaba de Candy
-
No me
diga eso por favor es tan difícil - Candy estaba a punto de romper en llanto
-
Hija-
le tomo su rostro - necesitan verse y hablar, aclarar muchas cosas porque Terry
tiene la cabeza llena de tonterías
-
¿Pero
porque?
-
Los
diarios, tu y el Sr. Andley
-
¿Cómo?
Pero el también creyó lo de los diarios – dijo molesta
-
Si ya
lo conoces es tan celoso, pero yo le insistí y le dije que eran tonterías
-
Pues si
él lo cree, yo no tengo nada que aclararle - dijo Candy contundentemente
-
No
Candy por la deseperación el mismo no sabe ni que pensar
-
Lo
siento Sra Becker pero no por el momento es algo que no puedo prometerle
-
Está
bien hija como gustes - dijo algo triste - me tengo que ir Terry me pidió que
visitara a Susana y pues le prometí que lo haría
-
Si
adelante ella amaneció mucho mejor - asintió la joven
-
Entonces
¿si conoces su caso?
-
Si de
hecho yo asistí en la operación
-
¿Cómo?
- dijo incrédula Eleonor llevándose la mano a la boca
-
No supe
que era ella hasta que la vi en el quirófano, la vi tan débil e indefensa, hice
lo mejor que pude para que ella saliera bien
-
Candy -
dijo bajando la cabeza - es que esta es una mala broma del destino verdad, no
es posible que cargues con tanto tu sola hija no, no es justo - la mujer tomo
asiento de nuevo y rodaron lagrimas por su mejilla
-
Pero
Señora. No llore estoy bien es mi trabajo y lo hago con gusto
-
Tienes
un gran corazón, ahora entiendo porque te ama tanto mi hijo
-
Solo
hago mi trabajo y lo hago con gusto
-
Lo sé,
Candy eres una chica admirable
-
Gracias
Sra. Becker – dijo la chica
-
Hija –
le tomo su mano – quisiera pedirte algo
-
Claro
lo que sea – dijo al instante
-
Sabes
el sábado hare una pequeña fiesta para festejar mi cumpleaños
-
De
verdad felicidades – se alegro la joven
-
Me
gustaría que me acompañes, Terry no va a estar y ahora que te veo quisiera
hacerme acompañar de una mujer que se que conoce muy bien a mi hijo y así me
sentiría como si él estuviera presente
-
Pero
señora si el llega…
Eleonor la interrumpe - el esta de jira no va a estar
hija te lo aseguro
-
Está
bien la acompañare
-
Dame tu
dirección y hare que el chofer vaya por ti
-
Estoy
quedándome aquí mismo en los dormitorios - indico la joven
-
Hay
algo más si es que puedes, me gustaría si tienes tiempo por la mañana que me
acompañes de compras
-
Como
¿yo con usted? - pregunto con sorpresa Candy
-
Bueno
es que nunca tuve una hija y para mi seria como un regalo convivir contigo ese
día
-
Ho
pues, me halaga verdaderamente, y si es posible que la pueda acompañar
-
Perfecto
- dijo la dama sonriendo - entonces a las 11 mando a mi chofer por ti
-
Está
bien - ambas mujeres se despidieron
Durante el trayecto a la habitación de Susana, Eleonor
pensaba en lo que acababa de pasar, por fin el destino estaba jugando a favor
de los jóvenes, sería posible que se encontraran y pudieran arreglar sus
asuntos no lo sabría pero ella ya estaba haciendo su parte para que esto
pasara, sabía bien que Terry no la dejaría sola en su cumpleaños así que ese día
podría verse con Candy.
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