CAPITULO
8
Fantasmas
y Secretos
Como siempre al día siguiente Terry salió al teatro a
ensayar, si el carácter de aquel joven era difícil ahora seria mas, su mirada
se torno amarga, su voz fría, luego se dirigió con Susana para llevarla a sus
terapias, después salió de nuevo al teatro donde se encerró en su camerino
durante el resto del día.
Durante los ensayos Terry se transformaba, era la manera
de escapar de la realidad, durante los días siguientes a su decisión permanecía
de mal humor con su mirada vacía y con un semblante rígido, Susana noto el
cambio de Terry y se atrevió a preguntar la razón por su cambio de humor una
tarde después de terminar sus ejercicios.
-
Terry
¿te quedas a cenar?
-
No -
respondió secamente
-
Hace
días que te noto diferente, ¿te pasa algo? - pregunto con curiosidad
-
Susana
con el respeto que me mereces ese no es asunto tuyo - dijo secamente
-
Está
bien, no tienes por qué ser tan grosero al contestar - replico
-
Entonces
te pido mantenerte al margen de mis asuntos - la miro desafiante
-
Pero se
supone que soy tu prometida - replico la joven
-
Si lo
eres, pero no por mi voluntad sino porque te di mi palabra - dijo friamente
-
Pero
nos casaremos pronto
-
Lo sé
no necesitas recordármelo, así se hará y si no se te ofrece algo más me retiro -
Terry se había vuelto más frio, camino
hacia la puerta y antes de salir se dirigió a Susana - el que me case contigo
no significa que cumpliré mis deberes conyugales ni que un día llegue a amarte,
ten eso muy claro Susana- cerró la puerta y salió de ese lugar dejando a Susana
con un nudo en la garganta, la joven rompió en llanto no podía ser más cruel la
realidad a la que se enfrentaba, pensó que después de tanto esfuerzo y de haber
pasado tanto tiempo juntos jamás podría llegar a amarla como ella lo deseaba.
-
Hija se
fue tan rápido tu prometido - pregunto
la Sra. Marlow al entrar en la sala
-
Si se
fue - dijo con la voz entrecortada
-
¿Qué
pasa Susana estabas llorando? ¿Te duele algo, necesitas algo? - preguntó
angustiada
-
No
mama, lo que me pasa no se alivia con pastillas ni con dinero ni siquiera con
la compañía de Terry.- grito Susana
-
Hija,
¿discutieron, le molesto algo? - continuo preguntando
-
No, es
solo que no me quiere nunca me querrá, está conmigo por obligación y por
lastima - dijo amargamente
-
Vamos
hija no te abandonara se va a casar contigo, ¿que mas quieres? - trato de
consolarla
-
¿Que
mas madre?, estos años han sido vacios para mi aun si viene a verme no lo hace
con gusto, si así va a ser el resto de mi vida prefiero no casarme - Susana
seguía llorando
-
No hija
que sería de nosotras-dijo angustiada
-
Solo te
importa eso, ¿no piensas un poco en mi? - grito la joven
-
Susana
por favor entra en razón no vuelvas a pensar en esas locuras
-
Madre
déjame sola por favor - dijo llorando
-
Está
bien pero no pienses mas hija
Susana se quedo sola pensando seriamente en lo que quería
hacer de su vida y en cómo podrían cambiar las cosas si ella comenzara a tomar
sus propias decisiones, pero no era muy alentador su futuro, en que podría
trabajar si lo único que podía hacer era actuar y en su estado no había muchas
posibilidades de conseguir un papel aunque fuera secundario, necesitaba apoyo
pero su madre estaba empecinada en ese compromiso lo que la ponía en una
situación muy difícil para tomar decisiones, pensó que después de la operación
podrían cambiar las cosas así que decidió esperar hasta entonces.
Al llegar el viernes Terry se dirigió a casa de su mama
como de costumbre, si con alguien podía desahogarse era con ella y aunque se
esforzó en ocultar su amargura su madre percibió el estado de ánimo de su hijo.
-
Emily
buenas noches ¿y mi madre?
-
Se
encuentra en la salita de estar joven lo está esperando - le indico el ama de
llaves
Terry fue a buscar a su mama la encontró muy concentrada
leyendo un libro, se acerco sigilosamente para sorprenderla - ¡Ay! – lanzo un
fuerte grito Elenor, Terry estaba a carcajadas por el susto que le había dado a
su madre
-
Terry
como te atreves, soy tu mama debes de respetarme - dijo tratando de parecer
molesta
-
Perdón
mama pero es que sentí un impulso por divertirme un poco – dijo aun riendose
-
Si pero
no a mis costillas hijo, me diste tremendo susto - lo reprendió
-
Jajajja
- Terry continuaba riéndose - vamos mama ríete te viste muy graciosa
-
Jajaja
– también reía su madre, pero percibió su tristeza - hijo ¿sigues triste?
-
Eleonor
¿acaso eres bruja? Porque siempre sabes lo que estoy pasando
-
No soy
bruja soy tu madre eso es suficiente, dime ahora ¿qué es lo que te pasa con
Candy ahora?
-
¿Cómo
sabes que se trata de ella?
-
Quien
más hijo, o ¿acaso es Susana?
-
No, no,
Susana es lo de menos en este momento
-
Entonces
cuéntame, te escucho
-
Hace ya
algunos días vi una foto de Candy con Albert, estaba tan bella y no parecía que
fueran solo amigos
-
Ho,
pensé que no la verías - dijo lamentandose
-
¿Cómo?-
Terry pregunto sorprendido - tu viste la foto ¿y no pensabas decírmelo?
-
Hijo no
te pongas asi, vi la foto siempre leo los diarios, y no quería decirte nada
precisamente por eso.
-
Pero
¿por que? tengo derecho a saber, pero bueno dime entonces si no tengo motivos para
sentir esta rabia y estos celos - dijo empuñando las manos
-
No lo
sé, tú mejor que nadie sabe que esos fotógrafos se valen de artimañas para
inventar chismes y poner las fotos de manera que parezcan cosas que no son.
-
Pero
viste la foto no se ve que este movida ni mucho menos, le está tomando el
rostro y yo los vi en Chicago ella estaba feliz bailaba con el.
-
Terry
tu foto con Susana también salió en todos los diarios, acaso pensaste en que
Candy la vería y sufriría al verla
-
Es
diferente ella sabe que no amo a Susana - se excuso
-
Pero
aun así te vas a casar es un hecho la noticia circula en todas partes del país
-
No, es
diferente ella sabe que lo de Susana es una obligación, además las fotos son
diferentes.
-
En
verdad - dijo irónicamente Eleonor
-
yo no
iba a besar a Susana, y ellos tal vez se besaron
-
Vamos
Terry, si la hubiera besado crees que no hubieran publicado mejor una foto asi,
si algo se es que los periodistas son amarillistas, cuantos amantes me han
inventado, cuantas relaciones con hombres, son chismes además con lo de la
guerra es mejor leer estas noticias que las de muertos y mutilados
-
No
madre se veían muy felices, creo que ella disfrutaba estar a su lado, también
en la fiesta donde la vi estaban felices y se decía mi amigo, claro en cuanto
la vio sufrir no dudo en consolarla, se aprovecha porque Candy es generosa y
noble, lo que no entiendo es cómo es que acepto estar con él.
-
No te
llenes la cabeza de cosas hijo, no piensas que es una mentira, que tal que
estas equivocado, la estas juzgando sin razón y al Sr. Albert también
-
No
además ya tome una decisión, voy a olvidarla, si ellos son felices también
buscare mi felicidad-dijo determinadamente
-
Claro
¿con Susana? Creo que te estás volviendo loco entonces.
-
No con
Susana no, pero buscare una mujer que me ame
-
Hijo se
te olvida algo importante y es que ames tu,
no que te ame solamente
-
Madre -
la miro lleno de tristeza - como podre amar a alguien que no sea Candy - su
madre se acerco y lo abrazo tratando de consolarlo
-
Hijo se
que sufres, pero recuerda que ya estas comprometido, ella lo sabe ya, ¿porque
la sigues culpando solo a ella?
-
Porque
no supo luchar por nuestro amor, se marcho sin escucharme - dijo lleno de dolor
-
Y
porque no la alcanzaste tu en la estación del tren, tuviste suficiente tiempo -
le replico
-
Tenía
que esperar, Susana estaba decidida a cometer una locura , no podía dejarla
sola
-
Pero
entonces dejaste sola a Candy, tal vez ella pensó que era lo mejor, ya que no
la buscaste
-
Como la
iba a buscar necesitaba ordenar mis pensamientos - dijo desesperado
-
Hijo
para que pensar en lo que hubiera pasado, ya son 2 años, ella tiene derecho a
ser feliz, tu le pediste que fuera feliz
-
¿Pero
con Albert?, era mi amigo y se atrevió a poner sus ojos en ella - dijo
apretando los puños
-
Eres
tan terco, tú mismo te estás llenando la cabeza de ideas
-
Ya tome
la decisión voy a comenzar de nuevo la olvidare mamá, por favor te pido que no
volvamos a mencionar mas su nombre.
-
Pero
Terry
-
Nada de
peros, te lo pido por favor
-
Está
bien eres igual de testarudo que tu padre, no hablare de Candy frente a ti,
pero no significa que la tendré en el olvido yo también.
-
Gracias
es suficiente para mi
-
Bien
entonces pasemos al comedor
Terry y su madre cenaron silenciosamente, Eleonor no entendía porque Terry
tomaba decisiones tan drásticas y apresuradas, tal vez ya estaba cansado de
esperar y ver que las cosas no cambiaban, tal vez Candy también había decidido
comenzar de nuevo, lo único que ella podía constatar es que su hijo seguía
amando a esa chica, le dolía el sufrimiento de su hijo y lo mejor que podía
hacer era apoyarlo en sus decisiones.
En Chicago también los diarios publicaron la tan polémica foto de Candy y
Albert, los chismes no se hicieron esperar, por el Hospital todos comentaban
sobre la publicación, Candy era blanco de habladurías y eso la aturdía sentía
las mirados por donde quiera que ella caminaba, su amiga Sara le llevo el
periódico sorprendida de la noticia.
-
Candy,
ya leíste todo lo que dicen, ¿acaso es verdad?- pregunta divertida
-
No Sara
por supuesto que no lo es, no entiendo como inventan historias y la gente todo
lo cree-dice en un gesto de enfado
-
Si me
lo supuse, perdón pero es que la foto es tan obvia, cuando la vi no supe que
pensar
-
Todo
eso es una mentira, Albert es para mí como mi hermano mayor y no me interesa lo
que la gente diga, lo que me preocupa es que él es muy conocido en Chicago-
dice angustiada
-
Si y se
ve muy buen mozo me sorprende que no te llame la atención un poco-dijo
pensativa
-
¿Cómo
Sara que estás diciendo? – se dibujo una mueca en su rostro
-
Pues se
ve que es muy interesante es lo que percibo de la foto, ha claro y a ti
jajajaj- se burlaba de su amiga
-
No es
nada divertido esto, solo espero que con los días se pase
-
Tómalo
por el lado bueno, la gente no habla de la guerra por el momento
-
Bueno
si eso es un consuelo- dijo un poco apesarada
-
El que
no se creyó nada fue Frank, estaba conmigo cuando vimos el periódico, y
simplemente lo tomo y dijo que los periodistas no hallaban que publicar
-
De
verdad eso dijo
-
Sí,
creo que te está conociendo bien Candy
-
Vaya alguien
que cree en mi
-
No seas
negativa yo también creí además pronto se pasara no te preocupes
Ambas chicas continuaron con sus labores, Candy opto por no tomar mucha
importancia a los comentarios que se hacían, sin embargo le preocupaba que
Albert anduviera envuelto en habladurias, así que decidió ir a visitarlo para
platicar al respecto. También pensaba en Frank y el gesto de no haber creído lo
de los diarios, quería verlo pero durante ese día no tuvo oportunidad de
buscarlo ni habían coincidido en el Hospital, al terminar su turno fue a la
mansión para buscar a Albert. Candy toco la puerta y Doroty le abrió.
-
Candy
que sorpresa no te esperábamos, pasa adelante- le invito el ama de llaves
-
Hola
Doroty, ¿se encuentra Albert?-pregunto la rubia
-
No,
ayer salió de viaje, volverá pronto fue a Miami a ver lo del Hotel con el Sr.
Legan
-
Pero no
aviso que saldría de viaje- dijo pensativa
-
Ya lo
conoces Candy, pero el viernes está de regreso.
-
Y la
tía abuela ¿está en casa?
-
Si se
sitio un poco cansada y se fue a recostar, Archie también se encuentra, está en
la biblioteca
-
Iré con
Archie, luego subiré con la tía abuela-indico la rubia
Candy se dirigió a la biblioteca, Archie estaba muy
adentrado revisando algunos documentos y a un lado el tan mencionado periódico.
-
Hola Archie-
saludo la rubia-¿interrumpo algo?
-
No por
supuesto que no, pasa siéntate, jamás interrumpes- dijo gratamente
Candy tomo asiento y observo el periódico que estaba a
lado, se sentía un poco aturdida y preparada para un buen regaño de la tía
abuela Elroy.
-
¿Porqué
no avisaste que vendrías? hubiera pasado por ti
-
Es que
ni siquiera tenía planeado venir, pero es que … - miro el periódico y lo tomo
en sus manos- con los rumores que circulan sentí que necesitaba venir a dar una
explicación
-
No
digas eso, tú no tienes porque dar explicaciones, son los periodistas que no
hallan que publicar- le dijo tranquilizadoramente
-
La tía
abuela ¿ya lo sabe?- pregunto un poco perturbada
-
Si
desde ayer por la mañana cuando leyó la nota
-
Oh por
Dios debe estar furiosa, tal vez por eso se sintió indispuesta- dijo bastante
preocupada
-
No te
niego que se molesto bastante, pero afortunadamente entro en razón, nada de
esto es culpa tuya o de Albert, solo es un escándalo más para que la burguesía
de Chicago se entretenga.
-
Me
siento tan mal Archie, quisiera hacer algo para enmendar un poco este asunto-
dijo preocupada
-
No te
sientas así, pude ser yo o cualquiera, así pasa a veces- trato de reconfortarla
-
Iré a
verla espero que no me expulse una vez mas de la familia- dijo con una
expresión de culpa
-
Veras
que no ella está tranquila ahora
Candy respiro hondo y subió a ver a la matriarca de la
familia, toco a la puerta y una voz dentro indico que pasara.
-
Tía
abuela, ¿cómo se siente?- pregunto un poco temerosa la rubia
-
Eres
tú- dijo un tanto apesarada- me siento bien, pero pasa niña no te quedes ahí
parada.
-
Si, -
Candy tomo asiento a un lado de la anciana- tía abuela ya se imaginara a que
vengo
-
Así es
Candy cuando te vi lo supuse, no tengo nada que decir al respecto
-
Pero es
que necesito explicarle, nunca hubiera imaginado que pasaría algo así
-
Hija,
entre mas creces son más complicadas las cosas, antes cuando eras aun niña tal
vez tus actos no tenían consecuencias o eran mínimas, pero entre mas creces hay
cosas que toman más importancia, es necesario ser más cuidadosos con lo que
hacemos o tal vez nos encuentren en situaciones un tanto incomodas, pero no te
preocupes esto se pasara.
-
Y
Albert lo sabe tal vez se sienta mortificado siendo un hombre de negocios
-
Albert
es muy parecido a ti, no le interesa lo que la gente diga, así que no tienes
porque mortificarte por él.
-
¿Está
segura que se siente bien tía abuela?, la puedo revisar- pregunto Candy
preocupada
-
Si
estoy bien me sentí un poco cansada eso es todo
Candy le tomo la frente para sentir su temperatura- Pero
tía abuela tiene un poco de fiebre, le pediré a Doroty agua y unas toallas, me
quedare esta noche para cuidarla
-
Pero
Candy no te molestes, Doroty puede cuidarme
-
Nada de
peros, no dijo que quería que fuera la mejor doctora de Chicago entonces deje
que esta doctora se haga cargo.
-
Está
bien veo que eres un poco terca
-
Entonces
voy por todo lo que necesito para atenderla, descanse hare que le suban un
caldo de verduras para que cene.
-
Gracias
Candy
La chica se levanto y se dirigía a la puerta, pero
escucho nuevamente la voz de la anciana
-
Candy
-
Que
pasa tía abuela - la chica se regreso acercándose a la mujer
-
Nunca
te he pedido perdón por lo injusta que fui contigo, hablamos de lo sucedido
pero realmente nunca te pedí perdón.
-
Por
favor no tiene porque hacerlo - la chica se sentó sobre la cama tomando su mano
-
Pero yo
necesito escuchar que me perdonas solo así me sentiré mucho mejor-insistio
-
Tía
abuela si eso la hace sentir mejor entonces la perdono, pero hace mucho tiempo
que lo hice - le sonrió
-
Gracias,
necesitaba escucharlo de ti hija
-
Bueno
entonces en un momento más regreso
La chica salió de la habitación sintiendo su alma mucho mas aliviada, la
conversación con la anciana la reconforto, saber que era aceptada y querida por
el único miembro Andley que siempre le había mostrado frialdad y rechazo, al
fin había logrado ablandar su corazón, poco tiempo después Candy volvió con una
palangana con agua y toallas.
-
Veo que
se termino su caldo, es una paciente muy obediente
-
Vamos
Candy no me trates como una niña, solo que me quiero recuperar pronto
Luego remojo una toalla y la coloco en la frente de la
mujer
-
Hija
¿quiero preguntarte algo? – le dice mirándola fijamente
-
Claro
que si dígame
-
¿Qué
paso con el joven de Londres?, lo conociste en el colegio ¿no es así?
Candy palideció un poco y tomo aire para contestar, nunca
imagino que la tía abuela tocaría ese tema con ella – pues nos dejamos de ver
tía- lo dijo con un gesto de tristeza.
-
Y lo
amaste mucho verdad - lo dijo mirando a la chica
Candy no pudo ocultar su dolor sus ojos se vidriaron y
volvió a tomar aire – pero tía ¿por qué me dice eso?
-
Porque
soy vieja no ciega y aun lo amas
-
¡Tía! –
un tanto sorprendida con las palabras de la anciana
-
Candy
te voy a dar un consejo y quiero que no lo eches en saco roto, lucha por lo que
amas mírate en un espejo no esperes a envejecer sola y amargada por no haber
hecho el intento.
-
¿Por
qué dice eso?, ¿Usted también amo a alguien tía? - se atrevió a preguntar
-
Te voy
a platicar algo pero no quiero que lo cuentes a nadie entiendes
La chica asintió con la cabeza y la anciana comenzó con
su relato
-
Tenía
unos 17 años, siempre acompañaba a mi papa a la ciudad, en ese entonces
vivíamos en Lakewood en la mansión, mientras él hacia negocios yo prefería ir
al mercado, un día mire a un joven muy buen mozo, cabello castaño, moreno claro
y ojos grises, bajando rejas con hortalizas de una carreta, las acomodaba en un
pequeño puesto donde vendía toda clase productos del campo, desde ese día supe
que jamás podría sacarlo de mis pensamientos, el también me miro pero trate de
esquivarlo, cada vez que iba mi papa a la ciudad yo iba sin falta, inclusive si
mi padre no iba yo misma salía claro acompañada de una dama de compañía- sonrió
la anciana- me acercaba a buscar algunas provisiones siempre rozaba mis dedos
con los suyos cuando le pagaba, era algo indescriptible tocar su piel aunque
sea unos instantes, un día se decidió él y cuando le pagaba coloco un pedazo de
papel en la mano, sentía que todo mundo se daría cuenta pero tan pronto llegue
a casa lo leí en mi habitación, me pidió que fuera al lago por la tarde, estaba
tan nerviosa ese día.
-
Y que
paso tía abuela
-
Comenzó
una hermosa amistad que pronto se convirtió en un noviazgo en secreto, si mi
padre se enteraba me hubiera obligado a olvidarlo o me mandaría fuera del país
no sabía lo que podría hacer, finalmente no sé ni cómo pero mi padre se entero,
recuerdo que un día cuando volvía de verlo se
hizo más tarde de lo acostumbrado, al entrar en la casa ya me esperaba,
se acerco y me abofeteo y ordeno que me quedara en mi habitación durante una
semana, me encerró bajo llave, un día escuche ruidos fuera de mi habitación me
asome por la ventana y ahí estaba el, como pude abrí la ventana necesitaba
verlo y hablar con él, me conto que mi padre había mandado quemar su casa y
destruir su cosecha, lo amenazo de muerte si no se iba de la ciudad, yo lloraba
por él no era justo, me pidió que huyéramos juntos a California yo era tan
joven que no supe que hacer, quedamos de vernos la noche siguiente en el lago y
tomar el tren nocturno, me dijo que si no llegaba el de cualquier manera se
marcharía, al día siguiente mi padre fue y hablo conmigo, me hizo ver que no
tendría ningún futuro junto a él, que yo estaba acostumbrada a vivir una vida
lujosa, a gastar en mis caprichos y asistir a fiestas elegantes, lo pensé
durante ese día una y otra vez que era más importante para mí, mi posición o el
amor de ese joven, finalmente llego la noche y permanecí en mi habitación hasta
el siguiente día- la anciana no pudo evitar que sus ojos se inundaran de
lagrimas- así fue como elegí quedarme viviendo cómodamente y renunciar al amor.
Conmovida por la historia Candy no pudo evitar llorar-
pero ¿por qué hizo eso tía abuela?
-
Por mi
inmadurez, por miedo, por creer que podía olvidar, es por eso Candy que quiero
que me prometas que lucharas por tu felicidad.
Sus palabras resonaron en su cabeza – está bien tía
abuela prometo que lo intentare
-
¿Lo
intentaras? Vaya eso ya es ganancia para mi
-
Tía
abuela, ¿nunca volvió a saber de él?
-
Algunos
años después me entere que se estableció en California, comenzó su negocio
nuevamente haciendo lo que el sabia, su negocio creció y se convirtió en un
importante distribuidor de productos del campo, se caso y formo una familia –
concluyo la anciana fijando su mirada en la pared.
-
Lo
siento mucho tía abuela, debió ser muy difícil para usted, y usted ¿porque
nunca se caso?
-
En la
vida te enamoras una sola vez, cuando una persona toca tu alma deja una huella
imborrable en ti, yo perdí el interés y poco a poco me volví solitaria y
amargada, cuando nació Albert se convirtió en mi mayor tesoro luego llegaron
Anthony, Archie y Stear y mi vida tubo sentido de nuevo.
-
Ahora
la entiendo y le pido perdón si alguna vez juzgue su manera de ser, quien
imaginaria que cargaba con un dolor tan grande en su alma
-
Candy
no seas dura contigo no tengo nada que perdonarte además, te voy a decir algo y
espero no te enojes, con tu llegada volví a tener más vida, tus travesuras y
pleitos con los Legan me entretenían mucho aunque pareciera que estaba
demasiado enfadada reía por dentro - la anciana sonrió
-
Pero
tía abuela, creo que usted es mejor actriz que cualquier famoso de Broadway
-
Jajaja
Candy hay tantas cosas que tienes que aprender, la vida es la mejor maestra
-
Bueno
creo que ya es suficiente por ahora, basta de charlas y a dormir, bajo la
fiebre un poco, me quedare un rato mas poniendo las toallas húmedas, luego me
quedare en el sofá para descansar un poco.
-
Gracias,
entonces hasta mañana y espero que mi consejo te sirva hija
-
Claro
que si buenas noches y hasta mañana.
Candy se quedo un buen rato atendiendo a la anciana,
cuando hubo bajado la temperatura de la mujer se recostó en el sofá, sin
embargo no podía conciliar el sueño la historia de la tía abuela la dejo muy
pensativa – luchar por mi felicidad- se repetía – como podre hacerlo ahora que
se va a casar mientras yo estoy aquí intentando vivir, tal vez si lo busco
cuando vaya a Nueva York, oh no debo le prometí a Susana que no lo buscaría,
Dios dame una señal porque no se qué hacer - pensaba la rubia sintiendo
oprimido su corazón.
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