CAPITULO 12
Una carta, una
boda y Nueva York
En Escocia el Conde Rosell abría una carta proveniente de
Nueva York, después de leerla tomo asiento frente al majestuoso escritorio de
caoba tallada, en ese momento entro su esposa y miro el papel que tenía en las
manos, ella lo miro como queriendo adivinar lo que ahí estaba escrito
-
Edward..
¿es de Laila verdad? - pregunto ansiosa
-
Así es
querida, ven lee tu misma - le invito
Ella tomo la carta y la leyó con mucha ansiedad, luego la
llevo a su pecho en señal de alivio- Sabía que ella iba a poder, entonces ira a
Chicago, ¿crees que ella viva ahí, crees que la encuentre? - dijo excitada
-
No lo
sabemos - la tomo de la mano - debemos ser objetivos ha pasado mucho tiempo y
no sabemos lo que vaya a suceder, quiero pedirte por favor que pase lo que pase
no vas a caer nuevamente en depresión
-
Porque
lo dices así - lo miro algo desconcertada - acaso crees que no la encuentre ya
ha llegado muy lejos, no puedes decirme esto no me niego - la condesa comenzó a
sollozar
-
Victoria
- la tomo de los hombros - han pasado ya 19 años no podemos hacernos ilusiones
sobre algo que no es seguro
-
Es que
no me quiero resignar no puedo - dijo llorando – no cuando siento aquí en mi
corazón que ella mi hija nuestra hija vive y que pronto la veré
-
Pero
querida - dijo mientras la abrazaba - no
quiero que sufras no soporto verte así
Ella lo miro a los ojos y le dijo - Edward, pensaras que
estoy loca, pero hay algo que me dice que pronto la veremos y seguiré confiando
en eso me entiendes
-
Está
bien solo procura mantener la calma ante cualquier noticia que nos den.
-
Si así
lo hare…- antes de salir de la biblioteca dijo - comeremos en un momento les
avisare a los chicos
-
Si
gracias.
El Conde Rosell se quedo muy preocupado por su esposa temía
que si no encontraban a su hija podría caer en un estado depresivo del que sería
difícil sacarla, deseaba creer que por fin encontrarían a su hija pero sabía
que cualquier cosa podría pasar.
En otra parte de Escocia en una lujosa Villa un hombre
mayor se encontraba perdido en sus pensamientos mirando por la ventana, la
mucama lo saco de su embeleso – Duque O’Connel su hija Dixon está aquí
-
Gracias
Ursula - el hombre salió hacia la sala de estar donde su hija lo esperaba
-
Papá
¿cómo estás? - Saludo cariñosamente
-
Muy
bien ¿y tú? ¿por qué no habías venido? te esperaba hace una semana – le dice
sentándose a su lado
-
Perona,
pero fui a visitar a Esther para planear la cena de fin de año
-
Y bien
que es lo que planearon conociéndolas bien se que será excelente – dice
sonriendo pero con un destello de tristeza
-
Papá
¿qué te pasa? Te siento algo distraído – le dice tomando su mano
-
Pasa
que me gustaría que también Fred estuviera aquí – le dice sin rodeos
-
Sabes
que es imposible, por su trabajo y por…. Bueno tu sabes porque
-
Si este
sacrificio que nos separo hace años – dijo lamentándose
-
No te
sientas mal todos lo entendemos, además Frank es la prueba de que todo valió el
sacrificio
-
Si es
verdad, Frank mi nieto – dice con orgullo
-
Ven te
platicare todo lo que planeamos, Lucille llegara desde Polonia con su esposo,
no puedo creer que seré abuela en unos meses papá – dice emocionada la dama
-
Y una
abuela muy joven y bella – agrega
-
Gracias
papá, desearía que Sara y Frank estuvieran se alegrarían mucho de ver a
Lucille.
-
Algún
día estaremos juntos como la familia que somos
-
Claro
que sí – contesta con anhelo
Así estuvieron platicando padre e hija durante horas,
disfrutando de la compañía de su hija, también recibía con frecuencia la visita
de Esther su hija mayor que aunque se rumoraba que no llevaban buena relación
todo era solo por apariencias en parte para proteger a la familia ya que en
Conde Giraldi buscaba siempre blancos débiles para atacar cuando lo necesitaba.
El año
estaba por terminar, el invierno había cubierto tanto Nueva York como Chicago
de nieve, Candy seguía con su rutina diaria aparentemente con sus pensamientos
en calma, y Terry continuaba con su vida un poco más tranquilo había encontrado
una amiga con quien platicar y con quien se sentía libre de hablar de sus
sentimientos.
Candy se reunió
con su familia en Lakewood para las fiestas de fin de año, al día siguiente
visito el Hogar de Pony y paso un fin de semana muy contenta, había trabajado arduamente
para poder disfrutar unos días junto a los seres que más quería, ayudo a la
Hermana María ,a la Srita. Pony y a Paty con los niños, después de esos días
regreso nuevamente a sus labores en el Hospital, los días pasaban rápidamente,
la Guerra seguía aun más dura con la entrada de Estados Unidos a la contienda
el número de soldados heridos se elevo rápidamente, seguían mandando doctores,
enfermeras y voluntarios a las principales ciudades portuarias para atender a
los Buques que llegaban cargados con heridos, sin embargo una enfermedad
contagiosa pronto empezó a causar la muerte sorpresiva de personas, era una
situación alarmante pero no había suficiente conocimiento de la enfermedad por
lo que nadie daba información de cómo prevenirla o curarla.
En Nueva York Laila empezaba a hacer maletas para viajar
a Chicago, preguntando en el puerto dio con una mujer que llevaba más de 20
años vendiendo su mercancía en ese lugar, le conto que hacía ya alrededor de 19
años conoció a una mujer de color llamada Sofía, que llevaba consigo una bebe
de pocos meses, le dio posada en su casa ya que no conocía a nadie y le conto
como había encontrado a la niña, después de unas semanas se comunico con su
hermana en que vivía en Chicago, ella se fue con su hermana quien la recibiría
para cuidar a la niña, después de eso no volvió a saber de la mujer.
Terry se encontraba inquieto sabiendo que Laila se iba de
la Ciudad, pero también sentía nostalgia por regresar a Chicago, quería ver a
Candy pero se detenía al recordar la imagen de ella junto a Albert. Había quedado de llevar a Laila a la estación
de tren luego de dejarla fue como siempre a casa de Susana y después a comer
con su madre.
-
Buenas
tardes Emily, ¿la señora?
-
Se
encuentra en la salita de estar joven- indico
Terry entro en la sala y encontró a Eleanor muy pensativa
-
Madre,
¿pasa algo?- pregunto el ingles
-
No nada
en absoluto - sonrió
-
No me
puedes mentir Eleanor, se que algo te pasa
-
Terruce,
solo pensaba en el Duque, en su repentino cambio de carácter
-
Tal vez
la vida le enseño que no se puede vivir manejando a los demás
-
Si tal
vez, la vida le enseño - dijo pensativa
-
A veces
me escribe y si he sentido ese cambio en su carácter – agrego el inglés
Eleonor lo miro -
espero que este bien
-
Mamá -
se sentó a su lado - sabes que cuando supe la historia del Conde Rosell me
sentí algo angustiado por su perdida
-
Pero
¿por qué?, ¿acaso trataste al Conde o a su familia?
-
No -
indico el inglés - sucede que hace 19 años perdió a su hija, ella debe tener 20
ahora no es así
-
Si pero
a donde quieres llegar con eso porque no entiendo - dijo confundida
-
Candy
es rubia y pronto cumplirá 20 años y…. es huérfana también
-
No te
confundas hijo, porque no será la única chica de esa edad, rubia y huérfana en
todo América, puede estar en cualquier parte
-
Y si
los padres de Candy la estuvieran buscando también, si ella pudo tener la
oportunidad de vivir otra vida
-
Hijo,
creo entender lo que sientes, la amas demasiado y quisieras dar lo que fuera
para llenar esa parte de su vida que no tuvo, ¿no es así?
-
No debí
dejarla nunca, después de todo lo que sufrió yo fui su peor verdugo, no tuve el
valor de defenderla y darle el lugar que tenía como mi novia.
-
Hijo
hiciste lo que pensaste que era mejor, tú la conocías y sabías que otra acción
de tu parte tal vez hubiera sido peor ante ella.
-
Si tan
solo hubiéramos hablado antes, las cosas hubieran sido tan diferentes, si tan
solo ella hubiera pensado en que la decisión que tomaba era solo de ella y no
mía, si hubiera pensado un poco en mi y no solo en ella.
-
No
sigas torturándote, el destino los unió una vez quien dice que se ha dicho la última
palabra
-
Las
evidencias lo dicen, ella y Albert…. - apretó los puños - ya está todo dicho
madre
-
Te
equivocas sabes, pero no voy a discutir tu me pediste que no la mencionara y tú
fuiste quien la menciono primero así que…. Pasemos a comer mejor
-
Si es
mejor
En Chicago, Albert y la tía abuela platicaban sobre sus
intereses sobre Sara - Tía sé que esto no es lo que esperabas pero me interesa
seriamente y deseo llegar a convertirla en mi esposa en un tiempo razonable -
dijo temeroso de la reacción de la anciana
-
Albert
no sé qué decirte - contesta angustiada - pero es que estar tan cerca de ellos
es un riesgo muy grande como podrías evitar conocer a ese hombre es un hecho
que si te casas con ella seremos familia y entonces se enterara que tu ….. – no
terminaba la oración cuando Albert la interrumpe
-
He
pensado en hablar con ella del tema será lo mejor enterarla de todo - dice
tratando de encontrar una solución - porque no estoy dispuesto a renunciar a
ella
La anciana frunció el ceño - ¿será seguro que ella lo
sepa?
-
No veo
otra manera, es lo mejor además es discreta si se lo pido no creo que diga
nada.
-
Entonces
lo dejo a tu criterio - se encamino a la puerta del estudio - hijo nunca te
pediría que renunciaras a ella, te mereces ser feliz, además ella no tiene por
qué pagar por los errores de su abuelo.
-
Gracias
tía, te veré en la comida trabajare todo la mañana
La mujer asintió y salió del lugar.
El mes de Enero paso rápidamente, Laila había estado preguntando en la
estación sobre la mujer pero nadie supo darle razón, se sentía agobiada y
triste al no obtener información, pero no desistía de su objetivo.
En la mansión Andley todo estaba previsto para la boda de Archie y Annie, se
casarían en La Catedral del Santo Nombre y oficiaría el Rev. James Timothy
O’Meara, para el vestido se mando traer de Francia ( aun en medio de la Guerra
) telas como charmeau, dupion de seda, guipure, seda, para elegir la más
adecuada para el vestido, se consiguieron flores como tulipanes, lilis, nube y
lirios para adornar la iglesia, el salón y para el ramo de la novia.
La casa estaba llena de flores en cada rincón, en el jardín había mesas
cubiertas con elegantes manteles blancos,
finos vinos y bocadillos se ofrecían a los invitados, champange y cognac
para los paladares más exigentes, la torta blanca con delicadas flores de
azúcar, meseros iban y venían con charolas, atendiendo a los invitados que no
perdían oportunidad de saciar su apetito degustando todo el banquete que se
ofrecía.
En su habitación Candy permanecía sentada frente al tocador, su mirada
estaba perdida en su reflejo, sin duda la boda de su mejor amiga había removido
sus sentimientos, sus recuerdos y sus sueños, Paty abrió la puerta y entro sin
anunciarse mirando a su amiga con una expresión de tristeza – Candy ¿Qué es lo
que pasa? – pregunta preocupada
-
No es
nada Paty solo recordaba cuando éramos niñas Annie y yo – dice tratando de
excusarse
-
No me
engañas – dice la joven – ¿acaso no me tienes confianza?
-
Disculpa
Paty, solo recordaba a…. - no podía ni mencionar su nombre
-
A Terry
– dice su amiga mirándola fijamente
La rubia asiente con la cabeza – un día soñé con una boda
así caminando rumbo al altar y justo al final él esperándome – una lagrima rodo
por su mejilla
-
Y quien
te dice que tu sueño no se hará realidad – dice tratando de confortarla
-
Ha
pasado tanto tiempo – toma un pañuelo y limpia sus mejillas – ya esta
comprometido lo recuerdas
-
Candy
no sé qué decirte solo que tengas mucha fé – le toma su mano – ahora vayamos
George nos espera
-
Y
Albert ya se fue – pregunta cambiando el tema
-
Si fue
por Sara parece que esto va en serio
-
Me da
tanto gusto – dice sonriendo
-
También
Frank ira ¿verdad? – pregunta Paty con curiosidad
-
Si mi
querida amiga y John por si tenías alguna duda – dice guiñándole el ojo
-
Pero
que insinúas Candy – pregunta con sorpresa
-
Nada
Srita. O’Brien – sonríe y salen de la habitacion
En medio de la fiesta los novios partieron a su luna de miel no saldrían
del país dada la situación que se vivía por la Guerra que se libraba en Europa,
viajaron a Miami donde pasarían un mes, se despidieron de los amigos de la
rubia ya que no la verían a su regreso. Durante la fiesta Frank no perdió
oportunidad para estar cerca de Candy lo mismo que John con Paty y Albert con
Sara a quién no dejo sola ni un minuto
motivo por el que los murmullos se escuchaban por cada rincón.
Los días pasaron rápidamente, Candy se preparaba para viajar a Nueva York
cada vez que lo pensaba se le revolvía el estomago no sabía cómo iba a soportar
la llegada a esa gran Ciudad llena de recuerdos amargos, pero sabía que no podía
negarse, antes que otra cosa deseaba ser Doctora y salvar vidas así que poco a
poco se fue haciendo a la idea. Por fin se llego la fecha, Candy hizo su maleta
un día antes de partir, Frank constantemente le daba indicaciones sobre cómo
iban a trabajar, Sara por su parte estaba muy contenta de ver a sus padres y
pasar un tiempo junto a ellos, al día siguiente muy temprano Albert fué por
Candy para llevarla a la estación, Sara y Frank ya estaban esperando, Candy se
abrazo cariñosamente a Albert, también estaba
Paty a quien también abrazo, no podía evitar llorar no sabía cuándo
volvería a verlos, pero sabía que regresaría
-
Pequeña,
por favor cuídate, escribe cada semana y si sucede cualquier cosa ve a Escocia
a la villa ahí podrás hospedarte si lo necesitas
-
Si te
prometo que me cuidare y que estaré de regreso
Albert se acerco a Frank para despedirse luego a Sara,
todos los demás se apartaron para dejarlos solos
-
Sara,
no quisiera que te fueras, hace tan poco tiempo que te conozco pero me e
identificado muy bien contigo, te has convertido en alguien muy especial para
mi
-
Albert,
gracias - la chica estaba nerviosa y titubeante - el tiempo vuela y antes de lo
que imaginas estaremos de vuelta
-
Quisiera
pedirte algo antes de irte - el rubio se mostro serio- se que suena a locura
pero nunca antes había sentido algo más que amistad hacia nadie, pero……- Albert
la toma de la mano y le dice mirándola a los ojos - desearía tener una relación
formal y seria, claro si estás de acuerdo y quieres.
-
Ho….- Sara estaba muy nerviosa - jamás nadie me había pedido algo así al menos
no se lo había permitido a nadie, pero… - la chica agacho la cabeza
-
Pero -
dijo el rubio buscando su mirada - no te sientes atraída hacia mí, ¿no es
cierto?
-
No
digas eso, lo que pasa es que porque me lo dices ahora que me voy, ¿tenias que
esperar tanto?- dijo la chica en un gesto entre confusión y alegría
-
¿De
verdad querías que pasara esto? - dijo
Albert con gran alegría
-
Desde
el mismo día que te conocí, pero era demasiado impropio de dos personas que
recién se conocen
Albert tomo sus manos y las beso, sus ojos brillaban -
entonces no deseo esperar tanto tiempo, programare un viaje lo más pronto para
ir a Nueva York - dijo mirándola a los ojos
-
Está
bien nada me daría más gusto que verte pronto.
Albert nuevamente beso sus manos y se despidió, no la
beso en la boca ya que era un caballero aunque muriera de deseos, esperaría
hasta formalizar la relación frente a sus padres. Sara y Albert se abrazaron y
todos subieron al vagón que los llevaría a su destino en la Cd. De Nueva York.
A la mañana siguiente, se escucho un silbato seguida de
la voz de una persona que anunciaba la llegada a la Cd. De Nueva York, el
corazón de Candy parecía salirse del pecho, Frank se percato que algo le pasaba
a la rubia por lo que se atrevió a preguntarle - ¿Te sientes bien?, de pronto
te pusiste muy pálida.
-
Si,
debe ser tanto tiempo sentada que de pronto me sentí mareada
-
¿Estás
segura?
-
Si
segura- dijo la chica
La gente empezó a ponerse de pie y bajar su equipaje,
Candy miraba enderedor como queriendo encontrar una salida, se sentía mareada,
con el estomago revuelto y muy agitada, Frank le ofreció su brazo ya que sabía
que la chica no se sentía nada bien.
-
Vamos
bajemos de una vez - dijo sonriendo
-
Claro
vamos - Candy lo siguió junto con Sara
-
Bien ya
estamos aquí, busquemos un carruaje - indico Sara
Frank hizo la parada a un cochero, todos subieron y
después de una larga travesía estaban llegando al Bellevue Hospital Center, era más grande de
lo que Candy hubiera imaginado, en la entrada había médicos de todo tipo que
habían llegado también como apoyo a ese hospital, todos esperaban en recepción
para ser pasados a un salón donde se les darían las indicaciones de cómo, dónde
y bajo las ordenes de quien iban a trabajar, Candy había logrado recobrar la
tranquilidad, se sentía a salvo dentro del Hospital, Frank fue en busca de su
padre mientras tanto Sara y Candy prefirieron salir a los jardines para esperar
lejos de la algarabía de toda esa gente.
-
¿Te
sientes mejor Candy?
-
Si
mucho mejor, si quieres puedes alcanzar a Frank se que te mueres por ver a tu
papá
-
Me
quedare contigo hasta que regrese Frank además tendré mucho tiempo para estar
con él.
-
Pero
Sara en verdad estoy mucho mejor el aire fresco me ha servido mucho – dice
tratando de convencerla
-
Negativo
me quedaré aquí y no insistas mas – dice su amiga sonriendo
-
Está
bien
-
Sabes
Candy aquí hay muchas obras de teatro sería maravilloso si vamos un día, es una
Ciudad muy hermosa
-
Claro –
dijo nerviosa la rubia – si el trabajo nos lo permite Sara
-
¿Así
recuerdas Nueva York? – pregunta interesada
-
¿Cómo?
– contesta nerviosa
-
Dijiste
que habías venido a una vez ¿no?
-
Oh yo
emm… aquella vez fue muy breve y no conocí mucho por aquí – dice titubeante
-
Pues
esta vez aprovecharemos el tiempo hay un actor que está causando revuelo
esperemos que podamos ir a verlo – dice la joven
Candy sabiendo de quien se trataba cambió el rumbo de la
conversación – ¿Cuándo es que vendrá Albert? – pregunta a su amiga
-
Pues no
me lo dijo pero será lo más pronto posible
-
Así que
te llamo la atención desde que viste la foto en el periódico – dice la rubia
divertida
-
No lo
voy a negar es muy buen mozo – sonríe
-
Me da
gusto por ti y por él
Sara por un momento sintió una angustia que hacía mucho
no sentía, oscuros recuerdos nublaban su felicidad pero estaba dispuesta a
luchar para vencer sus miedos y temores, no podía decirle a nadie aquel secreto
que guardaba y que tanto le pesaba, ni siquiera sus padres lo sabían.
Así permanecieron ambas jóvenes platicando, nadie podría
imaginar lo que estaba sucediendo, mucho menos Candy que se sentía más segura
dentro del Hospital.
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