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Bienvenidos a esta ventana en donde quiero mostrar algunas cosas que elaboramos, esperando puedan servir un poco en algunos de sus proyectos, y compartir ideas, consejos y experiencias, espero lo disfruten.







martes, 5 de abril de 2016

CAMINOS DEL DESTINO CAPITULO 4


CAPITULO 4

Por Shelsy

Candy conoce a alguien que le recuerda a Anthony

El sábado por la mañana  Candy despertó muy temprano, algo inusual en la pequeña perezosa.

-          Buenos días Candy que temprano te has levantado hoy – le dice Doroty al verla

 

-          Buenos días Doroty, es que voy al Hogar de Pony a hacer maletas y despedirme.

Doroty llevaba una charola con la correspondencia se dirigía al estudio a lo que Candy se ofreció el llevarle la charola a Albert.

-           Si quieres yo la puedo llevar quiero saludar a Albert.

Candy observo un telegrama que llamo su atención ya que conocía bien esa letra, T.G. tomo el sobre pero no pudo indagar mucho sobre su contenido, toco la puerta y la voz de Albert indicaba que podía pasar.

-          Buenos días Albert ¿cómo amaneciste?, te traje la correspondencia- le dice poniendo la charola sobre su escritorio

 

-          Buenos días estoy muy bien,  te despertaste temprano – dice el rubio

 

 

-          Si quiero regresar por la tarde del Hogar de Pony para mañana buscar un departamento cerca del hospital. ¿No vas a revisar tus cartas?- pregunto impaciente

 

-          Si claro pero quería platicar contigo, mientras platicamos voy viendo de qué se trata.

Candy había dejado intencionalmente el telegrama encima de todas las cartas, al verlo Albert mostro un poco de sorpresa al ver el remitente.

-          ¿Pasa algo?, ¿son buenas o malas noticias? - pregunto bastante ansiosa

Albert abrió el sobre que decía.

¿Candy y Neil se casan? Si o no, desesperado.

T.G.

 

A lo que Albert solo sonrió y doblo de nuevo el papel dejándolo en el sobre.

-          No, no pasa nada Candy, eres muy curiosa señorita Andley.

Candy un poco sonrojada- perdón pero es que reconocí su letra y no pude evitar querer saber si algo pasaba.

-           Pasa que las fotos tuyas con Neil si se publicaron y un hombre desesperado que aun te ama al leer la nota ha de ver sentido que su vida se acababa – le dice mirándola fijamente

 

-          Terry leyó la nota, pero el debe estar ca…..

 

 

-          Si fuera un hombre casado no hubiera escrito recuerda que es un caballero - la interrumpió

 

-          ¿Y vas a contestarle, que le vas contestar?

 

-          Jajaja, tranquila Candy no te impacientes solo le diré que no es lo único que le diré.

 

 

-          Está bien Albert siento ser tan entrometida a veces.

Albert escribió el telegrama y lo dio a George para que lo recibiera Terry cuanto antes, sabía lo que su amigo estaría sintiendo en esos momentos.

-          Bueno Albert me retiro iré al Hogar de Pony, regresare por la tarde, nos vemos.

 

-          Hasta pronto pequeña saludos a la Srita Pony y a la Hermana Maria.

 

 

-          Ah… Albert, gracias por lo de Neil - sonrió

 

-          No es nada, mantener alejada a esa familia es lo mejor

Candy salió de la mansión la esperaba un coche para llevarla a su destino, después de un rato ya se veía el humilde hogar, Candy le pidió al chofer que la dejara en el camino quería llegar caminando para disfrutar de la hermosa mañana y los bellos paisajes que se levantaban ante su mirada, de pronto vio venir a su encuentro a su gran amigo y confidente Klin, dando brincos y volteretas, en señal de gusto por ver  la rubia

-           Klin, que gusto verte, ven cuéntame que has hecho todo este tiempo- en eso brinco zafándose de los brazos de Candy, haciendo piruetas y sonidos queriendo que lo siguiera, Candy corrió tras él y subió a lo alto de un árbol

-           – Klin ¿a dónde vas?- grito la rubia al tiempo que subía, al subir se sorprendió de ver que Klin estaba acompañado de una coati rodeada de pequeñas crías, la rubia rio de alegría- pero mira nomas eres papa!, me da tanto gusto Klin- Candy lo abrazo- me alegra saber que tienes una hermosa familia, ahora debes de ser muy responsable Klin nada de andar haciendo travesuras- dijo firmemente, Klin hacia piruetas y emitía sonidos contento de ver a su amiga. La rubia bajo del árbol y continuó su camino.

Los niños que jugaban en el jardín al ver a Candy caminando corrieron a su encuentro entre risas y brincos  todos en una gran algarabía felices de ver a su jefe.

Niños: Candy qué bueno que volviste vamos a la colina, vamos Candy

-          No niños necesito ver a la Srita. Pony, la Hermana María y a Paty, pero en cuanto me desocupe los alcanzo, porque no se adelantan.

Jimmy noto algo diferente en Candy y algo le decía que no se quedaría mucho tiempo, sin embargo corrió con los demás a la colina en espera de Candy.

Candy entro en la casa donde se encontraba la Srita Pony.

-          Candy pasa, como te sentiste estos días que estuviste fuera.

 

-          Muy bien Srita. Pony, sabe pasaron demasiadas cosas que no se por donde comenzar, pero ¿donde está la Hermana María y Paty?

 

 

-           Tom vino por ellas para llevarlas a comprar provisiones no tardan en volver.

 

-           Me gustaría mucho platicar con todas pero bueno iré adelantando un poco.

Candy puso al tanto a la Srita Pony sobre la presentación de Albert en sociedad y sobre su misma presentación, luego le platico que ella y la Tía Abuela Elroy habían hecho las paces aunque la Matriarca de la familia seguía con el mismo carácter duro y frio ante los demás, finalmente llego a la parte donde ella consiguió trabajo, en ese momento llegaba la carreta donde venían la Hermana María, Paty y  Tom. Ambas mujeres salieron a recibirlos, saludaron con gran entusiasmo a Candy.

-          Bueno me dio gusto verte Candy, yo me retiro hay mucho trabajo en la granja – les dijo Tom

 

-          Gracias Tom es una gran bendición que vengas a ayudarnos- le dicen las religiosas

 

 

-           Adiós Tom también me dio gusto verte- Candy lo despide alzando su mano

 

-          Gracias , nos vemos- dijo Paty

Todas entraron y Candy continuó con su relato sobre las aventuras vividas en la semana que paso con los Andley.

-          Bueno quiero decirles que encontré trabajo y comienzo el próximo Lunes, es un hospital muy grande y tendré la oportunidad de especializarme quisiera ser cirujana así que es para mí una muy buena oportunidad, y pues he venido a recoger mis cosas y despedirme, se que volveré porque este siempre será mi Hogar y jamás podaría olvidarme de ustedes, pero por este momento me separare de ustedes, espero que me comprendan.

 

-          Claro que te comprendemos Candy y te apoyaremos en cualquier cosa si esto te da felicidad – le dice la Srita. Pony muy contenta

 

 

-          Muchas felicidades Candy, veras que te va ir muy bien- dijo Paty

 

-          Candy sabemos que has hecho todo por ayudarnos pero también sabemos que tú debes buscar tu propio destino – le dice la Hermana Maria

Afuera Jimmy no evito escuchar por debajo de la ventana, un poco molesto regreso con los demás, no entendía porque nuevamente tenía que marcharse Candy.

Finalmente Candy corrió con los niños quería pasar con ellos el mayor tiempo porque sabía que los iba a dejar de ver por un buen tiempo, pero Jimmy estaba muy triste de saber que se iba, ya una vez había aceptado que Candy se fuera pero cuando regreso pensó que esta vez se quedaría para siempre y aunque Jimmy vivía con el Sr. Carthrigth siempre visitaba el Hogar de Pony, Candy noto la actitud de su amigo y no dudo en llevarlo con ella a la colina para platicar con él.

-          Haber Jimmy ¿porque estás tan serio conmigo?

 

-          Jefe es que pensé que esta vez te quedarías para siempre con nosotros.

 

 

-          Ya una vez lo habíamos platicado cuando me fui al Hospital Santa Juana te acuerdas, y aunque cuando regrese creí que pasaría más tiempo aquí sabía que no sería para siempre, todos debemos buscar nuestro destino, la vida no espera Jimmy si me entiendes verdad.

 

-          Si jefe te entiendo, aunque quisiera que no te vayas se que vas a volver, y no quiero que te vuelvas a ir sin que nos despidamos.

 

 

-          De acuerdo Jimmy entonces volvamos con los demás quiero aprovechar todo el tiempo, por la tarde regresare.

Esa tarde los niños jugaron con Candy, subieron al padre árbol y corrieron por la pradera, Candy se sentía tan feliz recordando los días en que pasaba con Annie. Cuando todos los niños regresaron al Hogar Candy subió al padre árbol para despedirse, sentada en lo más alto de una rama recordó a Terry, esos últimos días había pensado mucho en él como si presintiera algo que ella misma no entendía, cerro sus ojos y pensó para sí – Terry que estarás haciendo en estos momentos, acaso lograste ser feliz, porque yo aun no consigo olvidarte- de sus ojos rodaban lagrimas y su alma se encogía del dolor que sentía, - Han pasado casi dos años desde entonces, ¿donde estas?.

Candy bajo y fue a recoger sus pertenencias, el coche la esperaba ya, se despedía de todos, los abrazaba y a los mayores les encargaba que cuidaran a los menores, abrazo a sus madres que con lagrimas en los ojos le pedían que se cuidara y que escribiera seguido, luego abrazo a su amiga Paty quien prometió estar en contacto constante con ella, así pues partió llena de esperanzas a una nueva vida.

El Domingo por la mañana Archie llevo a Candy a ver al Sr. Thomas para rentar el mismo departamento donde había vivido con Albert, para buena suerte de la rubia estaba disponible, un gran árbol estaba frente a la ventana, lo cual alegro mucho a Candy ya que podía ejercitarse trepando a el de vez en cuando.  Esa misma tarde se mudo, limpio el departamento y se instalo.

El Lunes Candy se levanto muy temprano, se puso un sencillo vestido, arreglo su cabello y puso un poco de brillo en los labios, era una chica muy bella aunque ella nunca fue demasiado vanidosa ni le interesaba lucir atractiva para nadie, entre más cómoda mejor. Al llegar al Hospital el Dr. Lewis la llevo con la jefa de enfermeras para recibir sus primeras tareas.

-          Dra. Esther Morris ella es Candy White Andley de quien le había hablado, desde ahora estará bajo sus órdenes – le indica el galeno

 

-          mucho gusto Doctora Morris estoy muy emocionada y ansiosa por comenzar a trabajar – dice la rubia entusiasmada

 

 

-          Bienvenida y qué bueno que está ansiosa Srita. White porque hay mucho trabajo – dice la mujer en tono autoritario

 

-          Bueno las dejo y mucha suerte Candy – se retiro el Galeno dejándolas solas

La Doctora Esther Morris era una mujer alta, un poco embarnecida, madura de cabello negro y ojos cafés, su semblante era de seriedad, era una de las mejores Doctoras del hospital era cirujana y asistía en la mayoría de ellas, era una persona muy estricta en su trabajo y tenía fama de ser muy dura.

-          Srita. White quiero que sepa que me gusta la gente responsable, puntual y sobre todo comprometida con el trabajo, no quiero que por ningún motivo llegue tarde o falte a menos que sea una causa de fuerza mayor, cualquier duda que tenga me la pregunta no se sienta capaz de resolver asuntos en los que dude, es mejor preguntar qué cometer un error aunque en este trabajo los errores no deben existir.

 

-          Entendido Dra. Morris y llámeme Candy si le parece, estoy lista para comenzar de inmediato.

 

 

-          Ven acompáñame a la sala de urgencias, toma esta bitácora debes anotar todos los datos del paciente, Nombre, Edad, Dirección, si viene algún familiar con ellos, antecedentes médicos como alergias a medicamentos o sustancias, debes de tomar la presión, temperatura, etc. Todo viene en la Bitácora y debe firmar el ingreso algún familiar o el mismo paciente si puede.

Ambas mujeres ingresaron a la sala que se encontraba llena acababan de recibir varios heridos de una construcción que se había venido abajo uno de los andamios y varios obreros resultaron con serias heridas, Candy rápidamente atendió a un par de obreros curando sus heridas, había otro hombre que había sido herido con una varilla se le había clavado en un costado y necesitaba cirugía urgentemente, la Dra. Morris se preparaba para la cirugía y Candy estaría presente, sería su primer cirugía en su primer día lo cual la hizo sentir un tanto nerviosa pero recupero la calma no podía dudar ni un minuto.

Mientras en la Cd. De Nueva York Terry no recuperaba la calma después de leer el anuncio del periódico, salió de su departamento rumbo al Teatro para ensayar ya que era lo único que lo calmaba, por la tarde fue a visitar a su madre para que le diera un poco de ánimos.

-          Buenas tardes Eleonor, ¿como estas?

 

-           Hola hijo muy bien y ¿tu como sigues?

 

 

-           Me siento muy desesperado madre no se qué pensar

 

-          Hijo no seas negativo, seguro es un mal entendido sobre todo si dices que Candy no soporta a ese chico.

 

 

-          Si, algo no anda bien estoy casi seguro.

 

-           Ven vamos a tomar una taza de chocolate.

 

 

-          Claro, vamos, te platique que el Dr. Curtis es el mismo amigo de mi padre en Londres

 

-          De veras es Frederik , que coincidencias, bueno entonces debes estar tranquilo Susana será atendida a cuerpo de reina

 

 

-          Pues sí, y sabes otra cosa sus hijos trabajan en Chicago, esa es más coincidencia ¿no? – dice con entusiasmo

 

-          Pues mucha qué raro que no trabajen con su padre

 

-          Decidieron abrirse camino por sí mismos, tal vez conozcan a Candy- dijo pensativo

 

 

-          Chicago tiene muchos Hospitales y no todo mundo se conoce - agrego su madre

 

-          Pero albergare esa esperanza

 

 

-          Claro que si hijo vamos a la sala ven- indico Eleanor

Terry acompaño a su madre, charlaron un poco sobre la jira que estaba por comenzar, no sería muy larga visitarían solo algunas ciudades duraría solo 4 meses, suficientes para que Terry se olvidara un poco de su relación don Susana, Eleonor le daba consejos de expresión escénica, Terry disfrutaba mucho esos momentos en que veía como su madre le enseñaba sobre actuación.

En esa semana el Jueves acompañaría a Susana con el médico para que les diera el diagnostico.

En Chicago Candy termino su turno muy cansada, había asistido a la Dra. Morris y todo había salido muy bien, conoció una enfermera con quien se llevo muy bien su nombre era Sara, era una chica que vivía con su hermano era tres años mayor que Candy era una mujer muy hermosa, de largo cabello negro, ojos azules, alta y de tez blanca.

 Candy se sintió muy satisfecha de los logros en su primer día, se dispuso a descansar un poco y luego salió a caminar al parque.

Esa semana Candy observo a un doctor el cual se parecía demasiado a Anthony, mismos ojos azules, rubio ella pensaba que así hubiera sido Anthony, el joven Doctor también había observado a la pequeña pecosa sin embargo aguardaba el momento oportuno de cruzar palabra con la rubia.

El miércoles por la mañana Candy salió a las afueras del hospital a caminar un poco en su hora de descanso, el doctor a su vez llegaba por la parte de los jardines no usaba su bata blanca y se detuvo un momento a acariciar las rosas, Candy que cruzaba por ese lugar quedo paralizada al verle y más aun al escuchar lo que decía.

-          Que bellas amanecieron este día, dejaran de florecer pero el próximo año se vestirán de colores.

 

-          Athony ¿eres tú? – pregunto Candy casi paralizada

El joven Doctor giro para encontrarse con la mirada atónita de la rubia, - Perdón señorita tal vez me confunde.

Candy un poco avergonzada le dice – Lo siento pero es que al escucharlo y de espaldas pensé que era otra persona.

-          Lamento no ser la persona que esperaba, pero mucho gusto soy el Dr. Frank Curtis espero que la próxima vez que nos veamos no me confunda – le sonríe

 

-          Ho mucho gusto soy Candy White y le pido disculpas Doctor por mi entromisión.

 

 

-           Dígame Frank por favor somos colegas, pero no se disculpe señorita tal vez tenga muchas ganas de ver a su amigo y por eso es que me confundió.

 

-           Dígame Candy y si tal vez sea eso.

 

 

-          Bueno pues me retiro me dio gusto conocerla nos vemos luego.

 

-           Hasta luego.

Candy se quedo sola y no pudo evitar mirarle hasta que entro al hospital, jamás hubo alguien capaz de acelerar su corazón después de Terry, y pensaba para sí - Por dios que te pasa Candy, como es posible que hayas confundido al Doctor eres una tonta, Anthony ya no está hace mucho que se fue, ¿que habrá pensado de mi ?

Al terminar su descanso entro al hospital y la abordo su amiga Sara.

-          Hola Candy no estabas en la cafetería fui a buscarte.

 

-          Salí a pasear por los jardines un momento.

 

 

-          Te pareces a mi hermano prefiere el aire puro a los tumultos de la gente.

 

-          ¿Tienes un hermano? No me lo habías dicho – preguntó con curiosidad

 

 

-          Bueno es que no había salido a la plática, pero si lo tengo y es muy tranquilo y soñador.

 

-           Espero conocerlo pronto y ¿vive en tu casa con tus padres?

 

 

-          No mis padres viven en Nueva York mi hermano y yo decidimos venir a trabajar a Chicago para abrirnos camino por nuestro trabajo y no por el apellido de mi padre.

 

-          En Nueva York – lo dijo con algo de sorpresa

 

 

-          Si Candy ¿tienes algún conocido en esa ciudad?- pregunto con curiosidad

 

-           No no , es que me sorprendí porque pues viven lejos de sus padres – trato de excusarse

 

 

-          Bueno si batallaron para asimilar la noticia pero logramos convencerlos y gratamente les hemos demostrado que podemos llegar lejos - sonrió

 

-          Me da mucho gusto por ustedes, ¿y visitan seguido a sus padres? - continuo preguntando

 

 

-          Cada vez que tenemos vacaciones o días libres procuramos visitarlos, no con la frecuencia que quisiéramos pero tenemos mucha comunicación con ellos.

 

-          Entonces ¿tus padres son doctores?

 

 

-          Bueno solo mi padre es director de un hospital en Nueva York y es muy reconocido cirujano.

 

-          Entonces lo traen en la sangre, que gusto me da por ustedes.

 

 

-          Gracias Candy, si me gusta mucho esta profesión y mi hermano también ama salvar vidas, es por eso que te digo que se te parece creo que le caerás muy bien cuando se conozcan, le gustan los días de campo, los lugares apacibles y es muy sensible.

 

-          Pues si no te lo niego me agrada más un lugar tranquilo que un lugar ruidoso, y claro también me gusta atender a mis pacientes y precisamente voy a ver a mi paciente del 201.

 

 

-           El empleado de la construcción no es así, escuche que asististe a la Dra. Morris y que fue una operación muy larga.

 

-           Así es  y muy delicada

 

 

-          Pues tienes mucha suerte creo que te llamare Doctora más rápido de lo esperado, la Dra. Morris nunca había dejado a una estudiante asistirla en una operación.

 

-          Entonces si tengo mucha suerte tal vez le caí bien.

 

 

-          A la Dra Morris bueno serás la excepción porque no tiene muchas preferidas en el hospital, es una Doctora muy estricta y no tiene preferencias con las enfermeras o Doctores.

 

-          Bueno de cualquier manera me siento afortunada.

 

 

-          Bueno te acompaño, y bien dime Candy ¿tienes novio?

Candy respondió un poco triste un simple No.

-          Lo siento Candy no era mi intención traerte malos recuerdos.

 

-          No es eso, hace mucho que tuve uno y desde entonces no he conocido a nadie que me interese, aunque – dijo un poco pensativa recordando a Frank a quien había conocido hacia unas horas.

 

 

-          Que pasa entonces ¿ya conociste a alguien?

 

-          Bueno es que no lo sé, conocí a alguien en el jardín, es todo.

 

 

-          Bueno no te atocigare con preguntas les daré tiempo para que me cuentes todo.

Por fin llegaron al cuarto 201 ahí se despidieron y Candy se dispuso a curar a su paciente. Por la tarde continuo sus labores y al llegar a su departamento se recostó en su cama, recordando cada detalle del encuentro con Frank, aun no podía creer que lo hubiera confundido, a sus pensamientos vino la imagen de Anthony y así cayó en un apacible sueño hasta la mañana siguiente.

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