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martes, 5 de abril de 2016

CAMINOS DEL DESTINO CAPITULO 3


CAPITULO 3

Por Shelsy

Candy encuentra trabajo

Al día siguiente de la fiesta Albert salió muy temprano a las oficinas generales de la familia Andley, ahí se reuniría con varios empresarios y socios para dar a conocer la manera en cómo se trabajaría.

-          Buenos días Señores quiero darles las gracias por asistir a esta junta tan importante, me pongo a sus órdenes para cualquier asunto y estén seguros que estoy abierto a recibir opiniones todo será tomado en cuenta – les dijo Albert a todos los miembros del consejo.

Así pues se dispuso a tratar los asuntos pendientes y adentrarse en el mundo de los negocios.

Candy despertó y salió también a arreglar sus asuntos, había recibido cartas de los hospitales donde le habían negado trabajo invitándola a formar parte del personal. Sin embargo ella no dejaba de agradecer al Dr. Martin quien le tendió la mano cuando nadie lo hizo, se dispuso a ir a la Clínica Feliz.

-           Buenos días Dr. Martin- saluda amenamente la rubia

 

-           Candy que sorpresa ¿cómo has estado?

 

 

-          Muy bien gracias, Doctor quisiera hablar con usted – le dice tomando asiento frente a su escritorio

 

-           Claro Candy que es lo que ocurre cuéntame ¿acaso Albert se ha sentido mal? – pregunta con preocupación

 

 

-          Oh no no, el está muy bien es otro asunto, sabe que quisiera trabajar con usted me gustaría que con mis ahorros, sus conocimientos y algún préstamo de Albert pudiéramos levantar una clínica. Le podríamos pagar a Albert conforme la clínica vaya creciendo – dijo la rubia sin rodeos

 

-           Candy muchas gracias me halagas al tomarme en cuenta, pero hija debo decirte que ya no soy el mismo de antes, no me siento capaz de tener una responsabilidad tan grande ya que por mi alcoholismo no sería posible ni operar ni tener pacientes a mi cargo, yo solo me dedico a hacer algunas curaciones.

 

 

-           Pero doctor usted curo a Albert le he visto atender muchos pacientes como puede sentirse incapaz, no diga eso por favor.

 

-           Candy también como doctores debemos saber retirarnos cuando sentimos que es tiempo y yo hace mucho lo hice, además tú tienes un futuro brillante puedes especializarte y ser una gran doctora, puedes trabajar en grandes Hospitales y ser reconocida, así salvaras más vidas, no tengas miedo de salir y buscar tu destino, tu eres más que una enfermera tu curas el corazón de las personas y ese don no cualquiera lo tiene así que ve y conquista al mundo.

Con estas palabras Candy se sintió fuerte y optimista, se despidió del Dr. Martin y salió hacia la mansión, selecciono un par de Hospitales que le habían ofrecido trabajo y fue a entrevistas, finalmente escogió el Medical School de Chicago, consiguió entrevista con el director para el próximo Viernes, así tuvo un par de días para prepararse.

En otra parte de Nueva York Terry que se había convertido en un hombre apático y solitario, permanecía en su camerino del teatro la mayor parte del día, por la tarde iría a visitar a su prometida la Srita. Susana Marlow que más que una visita era una imposición de la madre de ella, siempre le recordaba el sacrificio que había hecho Susana para salvarle la vida y eso lo obligaba a visitarla y aparentar una relación entre ambos.

 

-          Buenas tardes- saludo Terry secamente al llegar a casa de su prometida

 

-          Buenas tardes Terry pensé que no vendrías – dijo Susana un poco sorprendida

 

-          Terry buenas tardes,  los dejo un momento – dijo la Sra. Marlow dejándolos solos

 

-          ¿cómo te has sentido Susy?

 

-          Siento un poco entumidas las piernas y algo de dolor – dice sobándose las piernas

 

-          Susana eso puede ser delicado, deberías aceptar realizar los ejercicios para que tus músculos tengan movilidad, es por tu salud – dice preocupado el actor

 

-          Pero Terry como voy a ir a un lugar así lleno de gente lisiada como yo, para que ir para que se burlen de mí y me compadezcan, nunca nunca iré-dijo frunciendo el ceño.

 

-          Vamos Susy no te auto compadezcas hay gente que sufre mas y aun así hace lo posible por salir adelante, han pasado ya dos años y no has hecho nada por ti – le dice con seriedad

El inglés caminaba por la habitación de un lado a otro.

-           Aceptare solo si de una vez por todas fijamos la fecha de la boda – dice la joven retandolo

 

-          ¿Solo así aceptaras las terapias? – pregunta desconcertado

 

 

-           Podría ser si no que caso tendría ser tu prometida el resto de mi vida.

 

-           Está bien Susy – asintió el inglés sin remedio

 

-           Quiero que anunciemos el compromiso lo antes posible- dijo Susana después de pensarlo un poco

 

-          ¿Pero qué dices?- dijo Terry visiblemente sorprendido - estrenaremos la obra en breve no puedo anunciar el compromiso

 

-          Claro que puedes, recuerda que diste la palabra - dijo la chica sabiendo que lo podía manejar

Terry respiro hondo y se contuvo - está bien, en una semana haremos el anuncio, ¿te parece?

-          Está bien- asintió la joven sintiendo que lograba su propósito

Terry sin decir nada camino hacia la puerta solo se despidió secamente de Susana

Susana se quedo mirando como su prometido no tenía ningún gesto de amabilidad hacia ella, había conocido un día a otro Terry lleno de sueños, con sus ojos brillantes al ver a la mujer que amaba y pensaba que un día ella iba a lograr que ese amor fuera para ella, sin embargo el Terry que estaba a su lado no podía ser más frio que el mismo invierno.

-          Susana ya se fue Terry y ni siquiera se despidió ¿algo le hiciste?- pregunto la Sra. Marlow un tanto molesta.

 

-           Madre basta quiero estar sola por favor

La Sra. Marlow salió dejando sola a Susana de nuevo, Terry manejaba a toda velocidad pensando en la promesa que le había hecho a Susana y entre sus pensamientos la imagen de Candy vino a su mente – Candy Candy si fueras tu quien estuviera a mi lado te amo tanto mi pequeña pecosa - Terry llego a la casa de su madre para cenar se le notaba molesto y un poco triste.

-          Hijo ¿como estas? ¿pasa algo?- pregunto la dama al verlo distraído

 

-          Madre me pasa todo- se sentó con sus codos en las rodillas y sus manos en el cuello -  Susana y yo nos comprometeremos en una semana

 

 

-          Hijo pero es que como pues dejar que te maneje de esa manera - dijo molesta

 

-          Me recordó que le di mi palabra y debo cumplir si no fuera por ella yo...

 

 

-           No no Terry ni lo digas - lo interrumpe Eleanor - fue un accidente no tuviste la culpa, bastante has pagado ya no crees, debiera ir a hablar con ellas y ponerles un hasta aquí, ese sentido del honor  te está matando en vida hijo y eso no es justo – dijo  bastante molesta

 

-           No sabes cómo me arrepiento de no haber actuado de otra manera con…. Pero ya es muy tarde seguro ella ya me olvido – dijo con tristeza

 

 

-          ¿Candy? , hay hijo quisiera decir que te lo mereces pero ambos fueron inmaduros en esos momentos además no creo que te haya olvidado si su amor era puro y fuerte aun sigue vivo solo necesita la chispa necesaria para arder de nuevo.

 

-          A veces quisiera ir a buscarla pero cuando fui a Chicago la vi tan recuperada, además Albert me hizo ver que las decisiones ya estaban tomadas y que ella estaba cumpliendo con su parte y yo debía hacer lo mismo, tal vez Albert también este haciendo también su deber con ella – esto último diciéndolo lleno de celos.

 

 

-          Vamos Terry no te atormentes con esos pensamientos ella es pura, deberías luchar por ella no te des por vencido antes de la batalla

 

-          En estos momentos no, Susana ha sentido malestar en las piernas.

 

 

-           Como no, si solo esta tendida en la cama no pone de su parte- exclamo molesta

 

-          Madre eres un poco dura, su situación no es nada fácil.

 

 

-           Si en verdad lo deseara hubiera aceptado rehabilitación desde hace mucho, pero al parecer lo único que ella quiere es ser la mártir tal vez para amarrarte más a ella.

 

-          No digas eso, si no hubiera sido por mí, ella estaría sana

 

-           Terry ya basta de culpas, de compasión, de lastimas eso es todo lo que hay entre ustedes hijo no lo entiendes ella está enferma pero del corazón y te está arrastrando a ti también-grito su madre molesta

 

 

-           Madre basta por favor, hasta no visitar al médico necesito un poco de tranquilidad entiéndeme – dice desesperado

 

-           Está bien hijo no te diré nada más pero sabes cuál es mi opinión.

Ambos pasaron al elegante comedor ninguno hablaba permanecieron en silencio durante la cena, pasaron a la gran sala a tomar el té y Terry se sentó a un lado de su madre ella le tomo la mano y él se recostó en su hombro, así permanecieron algunos minutos sabían que el silencio era mejor que cualquier palabra en esos momentos.

-           Madre me retiro mañana será un día largo para mi necesito descansar.

 

-           Descansa hijo y recuerda que te amo y solo quiero verte feliz.

 

 

-          Gracias también te amo.

Terry manejo hasta su departamento, bajo de su auto pero se dirigió a un parque que estaba justo enfrente del edificio donde vivía, agobiado por lo sucedido ese día se dejo caer en la hierba mirando hacia el cielo que estaba decorado con múltiples estrellas y la luna más grande y hermosa, el otoño estaba por terminar y la fresca brisa nocturna soplaba en su rostro, cerro sus ojos y recordó aquella noche en Escocia junto a Candy, - Esa noche quería besarte, quería decirte todo lo que sentía y sé que también sentías lo mismo mi pequeña pecosa, por eso te pedí que te quedaras a esperar el amanecer a mi lado, te veías tan hermosa con la bata de Eleonor te quedaba grande pero estabas tan bella, nunca volverán esos días son solo hermosos recuerdos- gruesas lagrimas rodaban por su rostro al recordar aquellos momentos, finalmente se levanto y subió a su departamento, se sirvió un trago de whisky y lo tomo de un solo sorbo, después se tiro en su cama y pensando en Candy se fue quedando dormido.

El viernes en Chicago una chica de rubios cabellos se dirigía al  Medical School de Chicago a su entrevista de trabajo, al entrar al hospital aspiro aquel aroma que le trajo recuerdos del Hospital Santa Juana, la sala de espera estaba llena y por los pasillos iban y venían pacientes en camillas y en sillas de ruedas, se sintió tan emocionada que sus ojos brillaban y sentía un impulso por comenzar de inmediato a trabajar, llego hasta la oficina del Director toco la puerta y amablemente una voz adentro le indicaba que pasara.

-          Buenos días vengo con el Dr. Lewis tengo una entrevista – dijo Candy

 

-          Buenos días ¿Es Ud. La Srita. Candy White Andley? – pregunto el Dr. Lewis

 

 

-          Así es yo soy.

 

-          Pase por favor mucho gusto soy el Dr. Richard Lewis tome asiento.

Candy se sentó frente al gran escritorio color caoba admirando de lado un librero lleno de todo tipo de libros de medicina, era una oficina muy cálida y en una de las paredes estaban colgados gran cantidad de reconocimientos y diplomas del doctor, el Dr. Lewis era un hombre de mediana estatura, con cabello cano, grandes ojos azules y con un semblante de mucha serenidad lo que le dio mucha confianza a Candy.

-           Así que Ud. Señorita desea formar parte de nuestro equipo de trabajo y leo aquí entre su expediente que me mandaron del Hospital Santa Juana que su trabajo ahí fue muy destacado pero ¿por qué no continuo en ese Hospital?

 

-           Bueno vera Doctor, una persona hizo echarme de ahí y no pude volver a conseguir trabajo en ningún otro hospital, pero seguí trabajando en una pequeña clínica.

 

 

-           Vaya eso habla bien de usted ya que no se dio por vencida, el Dr. Lenard me mando una carta con muy buenos comentarios de usted, dice que es una de las mejores enfermeras que tuvo a su cargo y que lamento mucho el que haya sido retirada de su puesto pero que está seguro que llegara a donde usted lo desee.

 

-           ¡El Dr. Lenard! – dijo con asombro - me imagino que no tuvo muchas opciones en ese momento y siempre agradeceré tanta paciencia que tuvo hacia mí.

 

 

-          Bueno Señorita no me queda más que darle la bienvenida, aquí la esperamos el próximo lunes en punto de las 7 de la mañana para incorporarse a nuestro personal- el Doctor se puso de pie dándole la mano a Candy.

 

-          Gracias Dr. Lewis y llámeme Candy aquí estaré temprano-dijo emocionada

Candy salió del hospital tan contenta que daba pequeños brincos de emoción que las personas la miraban con asombro de ver que una señorita se comportara como una niña, Candy  un poco sonrojada apresuro su paso, tomo un carruaje dirigiéndose a la mansión de los Andley quería dar a Albert la grata noticia.

-           Buenos días Doroty se encuentra Albert – saluda entusiasmada

 

-           No Candy salió muy temprano a la oficina parece que tenían muchos pendientes porque aviso que no regresarían hasta anochecer él y George

 

 

-           Entiendo y ¿quien se encuentra en casa? - preguntó

 

-           La Señora Elroy está en el jardín junto con Archie – indico la mucama

 

-           Entonces iré a saludarlos.

 

 

-          Candy ¿te llevo algo de tomar?

 

-          Si, té está bien,  Doroty.

Candy se dirigía al gran jardín por un amplio corredor, al llegar Archie platicaba con la Tía Abuela sobre Anthony y lo mucho que cuidaba a sus rosas ya que estas pronto dejarían de florecer, Candy se detuvo para escuchar esa plática aunque no acostumbraba husmear no pudo evitar escuchar la plática sobre Anthony

-          Abuela aun extrañas a Anthony ¿no es así? – le pregunta Archie algo melancólico

 

-          Archibald, Anthony tenía un corazón muy noble era tan sensible que es imposible olvidarse de él,  sé que vive en cada una de las rosas cada año que florecen es como si el mismo Anthony nos mirara y nos sonriera, aunque siempre he tratado de mantener una postura de fortaleza no puedo negarte que una parte de mi corazón se fue con él.

 

-          Abuela porque siempre estabas molesta con Candy ella y Anthony se querían mucho en ese tiempo y no podía entender porque te resultaba intolerable la presencia de Candy.

 

-          Hijo lo hice por el bien de los dos, deseaba que Candy se convirtiera en una dama y que un día si ella y Anthony lo deseaban formaran una familia, por eso era mi afán de que ella se comportara y no te lo voy a negar siempre me ha importado la posición de la familia ante la sociedad, los Andley no solo son reconocidos en este país sino en Europa, era necesario mantener una imagen intachable y aun lo es.

 

-          Pero siempre estabas de lado de los Legan nunca le diste la razón a ella, incluso creíste lo del robo.

 

-          Sí y lo lamento mucho es una de las cosas de las que más me arrepiento, pero en ese tiempo los Legan tenían gran poder en la familia aparentemente su riqueza iba en aumento, además mantener separados a Liza y Neil de Candy era preferible que verlos siempre peleando.

 

-          Trato de entender pero no te cuestionare, mereces todo mi respeto, además agradezco que ahora las cosas sean diferentes.

Candy finalmente salió al jardín saludando alegremente con una encantadora sonrisa.

-          Buenos días Abuela, buenos días Archie, ¿como están?

 

-           Buenos días Candy acompáñanos estamos tomando el té – le indica la abuela Elroy

 

 

-           Hola Candy te ves muy contenta – le dice Archie

Candy tomo asiento a un lado de Archie y por un momento miro las rosas.

-           Que hermosas están las rosas – suspiro y por un momento se perdió en sus pensamientos

 

-           Pero dinos ¿cómo has estado y por qué no habías venido a visitarnos? – dijo Archie regresándola a la realidad

 

 

-           Oh perdón es que he tenido algunos asuntos que arreglar y precisamente  vengo a darles una muy buena noticia – les dijo entusiasmada

 

-           Bueno niña dinos de que se trata-dijo la tía abuela

 

 

-          Bien pues el próximo lunes comienzo a trabajar en el Medical School de Chicago hoy fui a una entrevista con el Director y me contrato.

 

-          Felicidades me da mucho gusto que vuelvas a hacer lo que tanto te apasiona – le dice Archie bastante emocionado

 

 

-          Pero Candy como una Andley trabajando aun no puedo asimilar tus decisiones – dice la tía abuela frunciendo el ceño

 

-           Es lo que me gusta hacer, salvar vidas es para mí lo mejor así como lo hizo Stear al enlistarse yo hago lo mismo de la manera en que se hacerlo, le pido que me entienda abuela.

 

 

-           Está bien Candy con la condición que seas una reconocida Doctora- le dice la matriarca con un aire de autoridad

Candy y Archie sonrieron y pasaron la mañana tomando el té y platicando amenamente, Candy paso el resto del día en la mansión quería esperar a Albert para platicar con él.

En Nueva York, Terry, Susana y la Sra. Marlow esperaban en el consultorio del Dr. Curtis reconocido cirujano en el Bellevue Hospital Center.

Enfermera: Señorita Susana Marlow pueden pasar – les indico la enfermera

-           Buenas tardes pasen por favor tomen asiento – les indico el Dr. Curtis quien los esperaba - perdón joven pero ¿de casualidad su padre es Richard Granchester?

 

-          Así es- dijo Terry intrigado- ¿a qué viene su pregunta?

 

 

-          Soy Frederik Curtis ¿no me recuerdas?, tu padre y yo fuimos buenos amigos en Londres

 

-          Oh perdón Sr. Curtis pero es que ha pasado tanto tiempo que apenas recuerdo, que gusto saludarlo,¿Frank y Sara trabajan aquí?- pregunto el inglés con gusto

 

 

-          No, no ellos están en Chicago prefirieron huir de papa, y por lo que veo tu también – dijo sonriendo

 

Terry hizo una pequeña mueca- bueno por decirlo de alguna manera, así que en Chicago- dijo con nostalgia

 

-          Bueno pero pasemos a otras cosas, luego platicamos - dijo sacándolo de sus pensamientos

 

-           Por supuesto entonces ¿ha revisado el caso de mi prometida?- pregunto el inglés

 

-           Así es Terry, y les diré que es una situación muy delicada, el entumecimiento de las piernas no es nada normal ya que no quedo invalida debió seguir una rehabilitación, es necesario realizarle algunos exámenes para poder dar un diagnostico, si ustedes lo desean podemos empezar ahora mismo – los miro expectante

 

-          Es tu decisión Susy - dice el inglés mirándola fijamente

 

-           Está bien hare lo necesario para recuperarme que hay que hacer- dice Susana

 

-          Llamare a una enfermera para que la lleve a sacar unas radiografías y que le tomen muestras de sangre, y en una semana los espero – les indico el Doctor

Una enfermera paso para llevar a Susana al área de rayos x, Terry y la Sra. Marlow le siguieron, esperaban en una pequeña salita, Terry tomo uno de los periódicos y abrió en la sección de sociales, palideció al ver una foto de Candy junto Neil, donde se anunciaba el próximo matrimonio de una de las familias más renombradas en Chicago, Terry no podía creer lo que sus ojos leían – No no es imposible Candy no tolera a Neil esto es una broma- reviso la fecha del periódico era de 2 meses atrás por lo que Terry se sintió aun más desesperado por el tiempo transcurrido, pensó en poner un telegrama par Albert pero no sabía si le contestaría, sin embargo no dudo en hacerlo, la Sra. Marlow noto el disgusto en Terry pero no quiso preguntar nada.

Enfermera: listo es todo los esperamos el próximo jueves a las 10 de la mañana – les dice la joven

Se despidieron y salieron del hospital, Terry se veía muy molesto, impaciente quería volar y dejar a ambas mujeres para escribirle a Albert, por fin llego al departamento de Susana, le ayudo a bajar y la dejo en su recamara.

-           Gracias ¿Terry te quedaras a comer? -  pregunto Susana esperando que aceptara

 

-          No, tengo asuntos pendientes si me disculpan me retiro.

Terry salió a toda prisa, llegando a su departamento pronto escribió el telegrama para Albert, sentía que el alma se le partía de pensar que Candy estuviera comprometida y se repetía una y otra vez que era imposible.

En Chicago ya muy tarde Albert terminaba los últimos pendientes, se dirigió a la mansión Andley donde Candy impaciente lo esperaba al llegar lo saluda emocionadamente.

-           Albert por fin llegas necesito platicar contigo muchas cosas

 

-          Pero pequeña que pasa parece que quisieras correr.

 

 

-          Perdón pero es que me siento muy contenta y quiero compartir contigo este momento.

 

-          Claro pasemos al estudio para que me cuentes

 

 

-           Bueno es que el lunes ya comienzo en el hospital a trabajar lo puedes creer.

 

-          Pues no me queda más felicitarte y desearte la mejor de las suertes, me imagino que te mudaras a la mansión ya no podrás permanecer en el Hogar de Pony.

 

 

-          Albert agradezco que me quieras tener con ustedes pero prefiero tener mi departamento tengo algunos ahorros y creo que podre pagar algo sencillo.

 

-          No Candy de ninguna manera no podría permitir que vivas sola, sería peligroso no me lo perdonaría si algo te pasara.

 

 

-          Olvidaste que ya viví sola una vez además puedo  buscar algo cerca del hospital, no debes preocuparte y puedes visitarme cuantas veces desees.

 

-           Candy – la mira resignado -  se que no podre hacerte cambiar de opinión pero si algo sucediera prométeme que vendrás a vivir aquí.

 

 

-          Si lo prometo- asintió la rubia

Candy y Albert permanecieron platicando de los planes que ella tenía y la intención de especializarse quería ser cirujana y en el hospital tenía grandes posibilidades de aprender lo necesario. Esa noche Candy durmió en la mansión y temprano saldría al Hogar de Pony a despedirse de sus dos madres.

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